«Dramatismo excesivo». Así, con dos palabras, define Santi Cazorla todo lo que se está viviendo alrededor del Oviedo, exigido por tierra, mar, aire, desde dentro de la casa azul y desde fuera. La sensación es que no vale casi nada y que se confunde el elevar el nivel de exigencia tras lograr enterrar el cantar de los 50 puntos que se impuso en su momento con el tener que hacer lo que nadie ha logrado todavía: subir como campeón en abril y, encima, dando espectáculo (del bueno). En frío, el punto sumado ante el Elche es aceptable ya que permitirá a los carbayones seguir una jornada más en play-off pase lo que pase en los partidos que restan. También debería darse por bueno si se analiza lo sucedido, ya que los ilicitanos hicieron MVP a Escandell. Y eso que el Oviedo pudo llevarse los tres puntos si el palo no escupe un tiro de Alemão, enfrentado últimamente con la puntería y la buena suerte. Pero, lo dicho, la exigencia es máxima y ya no vale con vivir en promoción: se quiere más, más y más.
El día en el estadio azul empezó y terminó con Cazorla como protagonista. El de Llanera ya tiene el palco de honor a su nombre y su primer gol en el Tartiere con la camiseta de su vida. Por cierto, gracias a un penalti que si se pita en contra habría provocado más de un cabreo y algún que otro intento de bombardear con drones los domicilios del equipo arbitral. Las risas y las lágrimas con los arbitrajes se suelen equilibrar a final de curso. Lo importante es que los azules lo tienen todo en su mano en los once partidos que les restan. El próximo sábado, visita al Nuevo Los Cármenes. Espera el Granada, que es uno de los perseguidores del Oviedín. Los pesimistas apuestan a que los de Calleja saldrán esa jornada del play-off. Los optimistas creen que hay posibilidades de darles un susto a los andaluces y poner tierra de por medio con ellos. Se verá si lo que ocurre convence a alguien.
Mientras, en la otra orilla del Potomac la familia orlegiana ya mueve sus hilos para renovar a Albés. Todo ello a pesar de los resultados reguleros. En este mundo todo es posible. Tanto como ver una entrevista a Jorge «Ilegal» Martínez a doble página en un conocidísimo diario deportivo nacional. Vamos, lo que viene siendo que el rock ha muerto y ya no quedan punkis en Londres. Pero con lo que hay tampoco nos vamos a poner muy exigentes, ¿oyisti, güey? n
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