Las cifras son claras: el pasado otoño –coincidiendo con las elecciones de Estados Unidos ganadas por Donald Trump– el número de solicitudes remitidas por ciudadanos estadounidenses con el fin de obtener el pasaporte británico aumentó un 40% en relación al mismo periodo del año anterior.
En total, y según han informado las autoridades británicas, fueron 1.700 los estadounidenses que, a lo largo del último trimestre del 2024, rellenaron los formularios pertinentes para obtener la nacionalidad de las islas. En todo el año pasado el número de solicitantes ascendió hasta los 6.100; un 23% más que en todo el 2023 y la mayor cifra desde que hace dos décadas comenzaran a llevarse este tipo de registros.
La pregunta surge sola: ¿a qué se debe tal aumento? Según Elena Hinchin, socia del prestigioso bufete de abogados Farrer & Co, uno de los más antiguos del Reino Unido, el panorama político de Estados Unidos es un “factor muy importante” a la hora de explicar la tendencia. “Ahora hay mucho más interés que antes, cuando gobernaba la administración anterior, en obtener la nacionalidad”, le explicaba a la periodista Amy Borrett, del Financial Times.
No obstante, la elección de Trump no sería el único factor a tener en cuenta. Los abogados especializados en estas cuestiones aseguran que la abolición del estatus fiscal de no domiciliado en el Reino Unido también ha jugado su papel y habría invitado a varios millonarios norteamericanos que ya residían en las islas a obtener su ciudadanía.
Con todo, y según explicaba al mismo diario el director de un bufete de abogados especializado en cuestiones migratorias llamado Immigration Advice Service, el día después de conocerse el resultado de las elecciones estadounidenses se registró “un enorme aumento” en las búsquedas cibernéticas sobre cómo obtener el pasaporte británico. Este mismo abogado, Ono Okeregha, dice que se ha dado otro pico en las búsquedas desde el regreso de Trump a la Casa Blanca.
El pasaporte irlandés también cotiza al alza
Al otro lado del Canal de San Jorge –el trozo de mar que separa Gales de Irlanda– se está dando un fenómeno parecido. Según informaba este lunes el Irish Independent, desde el pasado mes de enero han sido 8.580 los estadounidenses de ascendencia irlandesa que han solicitado la nacionalidad de este país y, por extensión, la ciudadanía europea. Una cifra que, según el rotativo irlandés, “certifica” un aumento sustancial si se la compara con las solicitudes recibidas en los dos primeros meses de los años anteriores.
“Muchos estadounidenses están explorando la posibilidad de convertirse en ciudadanos irlandeses a medida que se sienten cada vez más inseguros al pensar en cómo será la vida en Estados Unidos bajo el mandato de Trump”, declaraba el pasado mes de febrero Okeregha. “Cada vez más personas están considerando tener una opción en caso de que necesiten establecerse rápidamente en otro lugar”.
Al hilo de esto último cabe recordar que, atendiendo al Índice Henley, un ranking de países en función de la libertad de movimiento que otorga su pasaporte, el documento nacional irlandés es el tercero (junto al español, el italiano, el alemán, el francés, el finés y el danés) que más fronteras internacionales abre sin necesidad de visado. Por delante solo se encontrarían los pasaportes de Corea del Sur y Japón, en el segundo puesto, y el de Singapur.
En cualquier caso, y a pesar de lo que cuentan expertos como Okeregha o Hinchin, otras voces piden prudencia a la hora de trazar líneas rectas entre causas y consecuencias. “Para las personas que se mueven de países seguros la política tiende a ser un factor de tercer o cuarto orden”, le explicaba hace unos días a varios periodistas Madeleine Sumption, la directora del Observatorio de Migraciones de la Universidad de Oxford. “No suele ser la razón clave”.
El contencioso entre Elon Musk y Canadá
En ese mismo frente, el de la nacionalidad y el origen del pasaporte, Canadá protagonizó unos cuantos titulares hace tres semanas. Fue cuando se puso en marcha una petición pidiendo la revocación de la ciudadanía canadiense de Elon Musk; el multimillonario de origen sudafricano que lleva desde la victoria electoral de Trump ejerciendo de su número dos (porque también tiene el pasaporte de Estados Unidos).
En apenas cinco días, dicha petición alcanzó las 250.000 firmas. Aunque como se mantendrá abierta hasta el 20 de junio es posible que, para entonces, haya cosechado millones.
Sus impulsores alegan que Musk “ha utilizado su riqueza y poder para influir en nuestras elecciones” y “ahora se ha convertido en miembro de un gobierno extranjero que está intentando borrar la soberanía canadiense”. Una referencia a las declaraciones que Trump ha dedicado a su vecino del norte –al que ha dicho querer convertir en “el estado 51 de la unión”– y a la guerra comercial que ha iniciado contra él.
Musk tiene la ciudadanía canadiense porque su madre nació en Saskatchewan, una región inmensa del centro del país y eminentemente rural. Con todo, hoy por hoy es poco probable que las autoridades canadienses le retiren el privilegio porque éste solo se le puede revocar a quien ha cometido fraude, tergiversado su identidad u ocultado información en su solicitud de ciudadanía.
Al conocer la propuesta, Musk dio a entender en sus redes sociales que le daba bastante igual porque Canadá “no es un país real”. El mensaje, no obstante, fue borrado poco después.