A la luz de la reciente investigación abierta sobre un presunto caso de abusos sexuales a dos menores del Hogar San Mateo, un centro de acogida gestionado por la Comunidad de Madrid, este medio ha hablado con las presuntas víctimas para conocer su versión de los supuestos hechos ocurridos en la centro durante años y que, sus responsables habrían tratado de silenciar.
Con la intención de salvaguardar la identidad de ambas menores, se utilizarán dos nombres ficticios para referirse a las presuntas víctimas de violaciones y abusos por parte de hasta cinco residentes distintos.
Las menores narran los hechos investigados
La primera de ellas, Marta (16) -nombre ficticio- narra a ElPlural.com su llegada al Hogar San Mateo en el año 2020 a la edad de 11 años, momento en el que oye hablar por primera vez de un grupo de residentes que presuntamente ya se encontraban abusando de la segunda menor que también denunció junto a los trabajadores sociales en la comisaría de Usera el pasado mes de diciembre. Por su parte, Marta comparte que su caso comenzó «unos meses después de llegar», comenzó presuntamente a recibir los mismos acosos que su compañera, quién ingresa en el hogar en 2016.
Ella es Alba (17) -nombre ficticio-, quien, tal y como constató en su denuncia ante la Policía así como a la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAN), empezó a recibir los presuntos acosos y abusos sexuales en el mismo año 2016, cuando la menor tenía 8 años. Ambas supuestas víctimas coinciden en señalar a cinco residentes del centro en aquel momento, los cuales están siendo investigados por la UFAM para esclarecer los hechos. Según las menores, tres de ellos habrían cometido presuntos delitos de violación y abusos sexuales, mientras que los cinco en conjunto habrían acosado de manera continuada a ambas durante años.
Marta comparte que sus supuestos abusos sexuales comienzan a volverse cada vez más graves a manos de uno de los menores. «Dejé de dormir porque soñaba con él, casi no comía», recalca la menor acerca del trauma. Es tres años más tarde de su llegada al Hogar San Mateo, en 2023, cuando la joven decide hablar con su compañera Alba para poner en común todo lo que les ocurre a ambas. «Voy a hablar con ella para decirle que le voy a contar lo que pasa al director, y ella me dice de hacerlo juntas», comparte.
«Solo se lo contamos al director»
De esta manera, tal y como ambas denunciaron, en el mes de septiembre de 2023 ambas piden ayuda al responsable del centro narrándole conjuntamente los supuestos abusos y violaciones que llevan sufriendo desde los años 2016 y 2020, respectivamente. «Solo se lo contamos a él. Nos dijo que no nos preocupáramos, que se lo diría al resto de educadores y que todo iba a parar, pero que no se lo dijéramos a nadie más«, cuenta Marta sobre la reacción del director. A la pregunta de si el responsable del centro, al conocer los presuntos hechos, intentó indagar en ellos haciendo preguntas a las jóvenes, ambas menores responden que no. «No quería que lo denunciáramos», asegura Marta.
Es en esa charla cuando Marta asegura haberle solicitado al director trasladar a su presunto agresor, el único de los cinco que continuaba residiendo en el hogar por ser menor de edad. «Me dijo que no se podía hacer nada con eso», insiste la menor. Alba coincide en las palabras que el superior del centro les habría dicho a ambas, destacando que el director les garantizó «que esa situación va a cambiar y que él se iba a poner en contacto con los educadores», algo que como los mismos trabajadores destacan, no ocurrió.
Tal y como los denunciantes explicaron en sus respectivas declaraciones ante la UFAN, en las fechas del 23 y 26 de diciembre, el director del centro únicamente habría comunicado una pequeña parte de los supuestos hechos, omitiendo los presuntos abusos y violaciones e informando de un único incidente de acoso a una de las menores. «Solo me mencionó a mí», reitera Marta. Según los trabajadores que han hablado con este medio, todo ello ocurre en una reunión entre el personal del Hogar San Mateo a fecha del 16 de septiembre de 2023. «En esa misma reunión se nos indicó que no se hablara con las menores al respecto, ya que habían confiado en él, y para no agobiarlas más, algunas educadoras preguntamos por las medidas a tomar, como informar a la Comunidad de Madrid y denunciar los hechos, pero se nos contestó que no valía la pena», sostiene el grupo de trabajadores denunciantes.
Además de ello, también recalcan que durante el proceso legal que llegaría en diciembre de 2024, cuando las menores revelan a los educadores los presuntos hechos ocurridos, estos solicitan el acta de aquella reunión de septiembre de 2023, algo que desde el centro no se les proporcionó. «Nos dijeron que ese acta no estaba», defienden los educadores sociales.
«Me decían que estaba loca»
De la misma forma, ambas menores coinciden en lo que describen a este medio como un «ambiente tenso» en el Hogar San Mateo tras haber formalizado su denuncia. «Me ha empezado a tratar peor, me siento muy juzgada», resalta Marta. Es entonces cuando esta menor decide solicitar el traslado a otro centro de la Comunidad de Madrid, algo que finalmente ocurrió hace dos semanas. «No podía más», agrega la menor. Por su parte, Alba continúa residiendo en el centro a la espera de que le conceda el traslado que también ha solicitado. La menor destaca sobre su estancia actual en el hogar lo pendientes que se encuentran el personal y la coordinación con los menores residentes: «Están muy alerta, muy encima de nosotros. Abren las puertas para escuchar nuestras conversaciones. Transcriben diálogos enteros, miran mucho cuánto hablamos por teléfono».
En este sentido, Marta asegura haber sido víctima de «chantajes emocionales», así como de intentos del director del Hogar San Mateo de inhabilitarla tras la denuncia, aprovechándose, tal y como ella misma expone, de que la menor hubiera tenido problemas de salud mental. «Me decían que era cosa mía y que exageraba, que estaba loca», comparte la joven con este medio.