No ha dejado escapar ninguno de los ocho sets disputados. Un bagaje inmejorable para el doble campeón, que suma dieciséis victorias seguidas en el Masters 1000 ATP de Indian Wells. Sin embargo, cada día es una historia nueva y no siempre la inspiración acompaña o el rival flaquea.
Carlos Alcaraz demostró estar preparado para pasar por el tormento hacia el éxtasis que en las rondas anteriores fue una constante de principio a fin.
Más intranquilo comenzó una cita de cuartos que enderezó con mucha fe en sus posibilidades. El desierto californiano es su casa, nunca deja de creer en que hallará la puerta de la mejoría, el camino a la victoria.
Así fue. Con mucho empeño Carlos Alcaraz, 21 años y nº 3 mundial, doblegó la resistencia del competitivo argentino Francisco Cerúndolo, 26 años y nº 26. El español se impuso por 6-3 y 7-6 (4) en 1h.43′, clasificándose para su tercera semifinal consecutiva en Indian Wells, donde el siguiente paso en la búsqueda del ‘hat trick’ tendrá que darlo el viernes, contra el zurdo británico Jack Draper, 23 años y nº 14, vencedor del también zurdo Ben Shelton por 6-4 y 7-5.
Draper, que debutará en unas ‘semis’ de Masters 1000, ha sido el terror del tenis estadounidense, ya que antes se deshizo del campeón del torneo en 2022, Taylor Fritz. Cuando no está lesionado, un peligro. Se ha impuesto en 8 de sus 9 últimos encuentros, siendo finalista en Doha. De los cuatro partidos con Alcaraz ha perdido tres, retirándose en dos de los mismos, el último en octavos del Open de Australia y el anterior en Indian Wells, en 2023.
Le conoce bien Alcaraz, que espera la dureza en la que se rodó contra Cerúndolo, cuya virtud principal es no amedrentarse ante nadie. No le intimidan los top-10. Confía en su solidez, como en una derecha que corre mucho. Y, especialmente, que presenta batalla hasta la última gota de sudor, lo que incomoda a las figuras.
Alcaraz no pudo volar como contra Halys, Shapovalov y Dimitrov. Entró en pista sin la chispa de rondas anteriores, más molesto que nunca por el intenso viento, que otros días había convertido en aliado. Abrió el choque con doble falta, un 0-40. Remontó las tres bolas de break, fueron seis durante una manga inicial que salvó con un parcial de 3-0.
El sexto sentido de los mejores, capaces de hallar el golpe que no entraba en el punto clave, solventar los problemas hasta cazar la mínima oportunidad a favor. El box de Alcaraz se tuvo que emplear a fondo animándole porque no se sentía a gusto en la cancha.
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Con el 6-3 en 45′, paz para Alcaraz. Momentánea. Cerúndolo, sin la presión del favorito, se divirtió haciendo padecer a su ilustre adversario. Dice mucho del bonaerense que ha ganado en seis de ocho ocasiones a adversarios del top-10 en Masters 1000. Sin responsabilidad funciona mejor.
Y aprovechó una vuelta a las andadas de Alcaraz con el saque para adelantarse 1-3 en el segundo set. El murciano claudicó a la novena bola de rotura en contra, y volvió a enfundarse el mono de trabajo Alcaraz, que enseguida recuperó (4-4). Sin desconexiones todo es posible con tanto talento y recursos. Supo aguantar en una jornada de las feas. Y halló premio en el ‘tiebreak’.
Fue un camino tormentoso hacia el éxtasis del objetivo cumplido.