Una nueva investigación desvela una fuerte relación entre la infertilidad masculina y el riesgo de mortalidad, lo que sugiere que la calidad del semen puede servir como un biomarcador universal para los resultados de salud a largo plazo. Las conclusiones se basan en el seguimiento de casi 80 mil hombres a lo largo de 50 años.
Un trabajo científico realizado por investigadores daneses, publicado recientemente en la revista Human Reproduction, concluye que existe una relación significativa entre la calidad del semen y la esperanza de vida en los hombres. El estudio analizó datos de 78.284 hombres en Dinamarca entre 1965 y 2015, quienes se sometieron a evaluaciones de calidad del semen debido a problemas de infertilidad en la pareja.
Según una nota de prensa de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE), los resultados indican que los hombres con una mayor cantidad de espermatozoides móviles por eyaculación tienden a vivir más tiempo, en comparación con quienes presentan una menor cantidad.
Casi tres años más de esperanza de vida
En concreto, el estudio muestra que los hombres que producían más de 120 millones de espermatozoides móviles por eyaculación tenían una esperanza de vida promedio de 80,3 años, mientras que aquellos con menos de 5 millones de espermatozoides móviles vivían aproximadamente 77,6 años. Esta diferencia de casi tres años sugiere que la calidad del semen podría ser un indicador de la salud general masculina.
La doctora Lærke Priskorn, de la Universitario de Copenhague, en Dinamarca, destacó en el comunicado que, aunque la investigación no establece una relación causal directa entre la calidad del semen y la longevidad, sí muestra una fuerte asociación. «Esto implica que factores subyacentes, posiblemente relacionados con la salud general o condiciones durante el desarrollo fetal, podrían influir tanto en la calidad del semen como en la expectativa de vida», expresó.
Es importante señalar que la calidad del semen está influenciada por diversos factores. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los parámetros para considerar que un hombre produce semen de buena calidad incluyen un volumen de eyaculación de entre 1,5 y 6 mililitros, una concentración de al menos 15 millones de espermatozoides por mililitro y una movilidad progresiva superior al 32%.
Factores influyentes
Por oro lado, diversos factores pueden afectar negativamente la calidad del semen. Por ejemplo, el tabaquismo se ha asociado con una disminución en la concentración y movilidad de los espermatozoides, así como con un aumento en las anomalías morfológicas.
Además, el consumo excesivo de alcohol y una dieta poco saludable también pueden reducir la calidad seminal. Al mismo tiempo, una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras y pescado, se ha relacionado con una mejor calidad del semen en investigaciones previas.
La edad es otro factor determinante: la calidad del esperma suele ser óptima alrededor de los 20 años y disminuye entre los 40 y 50 años de edad. Además, alteraciones en la función tiroidea pueden afectar negativamente la calidad del semen, entre otros factores.
Referencia
Semen quality and lifespan: a study of 78 284 men followed for up to 50 years. L Priskorn et al. Human Reproduction (2025). DOI:https://doi.org/10.1093/humrep/deaf023
Enfermedades relacionadas
Según informa News Medical, no hubo diferencias en los resultados de los pacientes después de considerar el estado educativo y las condiciones de enfermedad preexistentes. En consecuencia, se necesitan estudios adicionales para validar estos hallazgos e identificar exactamente qué enfermedades están asociadas con una menor calidad del semen.
El estudio danés sugiere que una baja calidad seminal podría ser un marcador de problemas de salud subyacentes que también afectan la esperanza de vida. Frente a esto, los hombres con problemas de fertilidad deben considerar realizarse chequeos médicos más exhaustivos, para detectar y tratar posibles condiciones de salud que puedan influir en su esperanza de vida. También será importante identificar poblaciones en riesgo con mayor especificidad, para apoyar el desarrollo de programas preventivos.
