El descubrimiento del fósil conocido como ‘Pink’ en la Sima del Elefante, Burgos, ha sacudido las bases de la paleoantropología europea. Este fragmento facial humano, datado en más de un millón de años, no solo amplía la cronología del poblamiento europeo, sino que plantea nuevas preguntas sobre la evolución y adaptación temprana en el continente.
En el corazón de la sierra de Atapuerca, en la provincia de Burgos, España, un hallazgo publicado en Nature ha sacudido los cimientos de nuestro entendimiento sobre los primeros pobladores de Europa. El descubrimiento de «Pink», un fragmento facial humano de una antigüedad asombrosa, no solo ha cautivado a la comunidad científica, sino que ha obligado a reescribir los libros de historia sobre la evolución humana en el continente europeo.
En julio de 2022, durante las excavaciones en la Sima del Elefante, uno de los yacimientos más importantes del complejo arqueológico de Atapuerca, los investigadores desenterraron un tesoro inesperado. Un fragmento óseo, que inicialmente podría haber pasado desapercibido, resultó ser una pieza clave en el rompecabezas de nuestros orígenes. Este fósil, cariñosamente apodado «Pink» por el equipo de investigación, representa aproximadamente el 80% de la parte media izquierda de la cara de un individuo adulto, incluyendo secciones del hueso del pómulo, la mandíbula superior y la estructura nasal.
La datación del fósil, realizada mediante técnicas avanzadas de paleomagnetismo y series de uranio, sitúa a Pink en un rango de edad entre 1,1 y 1,4 millones de años. Esta antigüedad lo convierte en el rostro humano más antiguo conocido en Europa occidental, superando por varios cientos de miles de años a los fósiles de Homo antecessor, que hasta ahora ostentaban ese título.
Significado evolutivo
El análisis detallado de Pink ha revelado características fascinantes que lo distinguen de otros fósiles humanos conocidos. En comparación con Homo antecessor, que data de hace unos 850.000 años, Pink exhibe una cara media más prominente y robusta. Estas características lo acercan en ciertos aspectos a Homo erectus, una especie que se creía confinada principalmente a África y Asia.
Sin embargo, Pink también presenta rasgos únicos que no encajan perfectamente en ninguna categoría conocida. Esta combinación de características ha llevado a los investigadores a proponer, de manera provisional, una nueva clasificación: Homo ‘affinis’ erectus. Esta denominación reconoce las similitudes con Homo erectus, pero también subraya la singularidad de Pink en el panorama evolutivo.
El descubrimiento de Pink no se produjo de forma aislada. En el mismo nivel estratigráfico, los arqueólogos descubrieron herramientas de piedra y huesos de animales con marcas de corte. Estas evidencias sugieren que los primeros humanos que habitaron la región no solo poseían una anatomía avanzada, sino que también habían desarrollado habilidades cognitivas y tecnológicas significativas.
La presencia de herramientas líticas indica una capacidad para la fabricación y uso de instrumentos, mientras que las marcas de corte en los huesos de animales apuntan a prácticas de procesamiento de alimentos. Estos hallazgos ofrecen una ventana única a la vida cotidiana y las capacidades de nuestros ancestros más remotos en Europa.
El descubrimiento de Pink ha obligado a los científicos a reconsiderar las teorías existentes sobre el poblamiento de Europa. Hasta ahora, se creía que la primera oleada significativa de homininos en el continente había ocurrido hace alrededor de 800.000 años. Pink empuja esta fecha varios cientos de miles de años atrás, sugiriendo que la presencia humana en Europa es mucho más antigua y posiblemente más diversa de lo que se pensaba.
Este hallazgo plantea nuevas preguntas sobre las rutas migratorias y las adaptaciones de los primeros humanos. ¿Cómo lograron estos antiguos pobladores sobrevivir en el clima europeo? ¿Qué factores impulsaron su migración desde África? ¿Existieron múltiples oleadas de migración temprana hacia Europa?
La importancia de Atapuerca
El yacimiento de Atapuerca continúa demostrando su importancia crucial para la paleoantropología. Con cada nueva temporada de excavación, este sitio revela más secretos sobre nuestro pasado evolutivo. Pink se une a otros descubrimientos significativos realizados en Atapuerca, como los fósiles de Homo antecessor y la mandíbula encontrada en 2007, que data de entre 1,2 y 1,1 millones de años.
La riqueza y diversidad de los hallazgos en Atapuerca sugieren que esta región fue un punto estratégico para la migración y evolución de especies humanas durante el Pleistoceno inferior. La continuidad de los descubrimientos refuerza la importancia de este sitio para nuestra comprensión de la evolución humana en Europa.
Referencia
Systematic bone tool production at 1.5 million years ago. Ignacio de la Torre et al. Nature (2025). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-025-08652-5
El descubrimiento de Pink abre numerosas vías para futuras investigaciones. Los científicos esperan que análisis adicionales del fósil, incluyendo estudios de ADN antiguo si es posible, puedan arrojar más luz sobre las relaciones evolutivas de esta antigua población.
Además, este hallazgo incentiva la búsqueda de más evidencias de presencia humana temprana en otros sitios europeos. ¿Existen otros fósiles similares esperando ser descubiertos? ¿Cómo se relaciona Pink con otros fósiles humanos antiguos encontrados en Georgia o China?
El descubrimiento de Pink en Atapuerca no solo llena un vacío importante en nuestro conocimiento sobre la evolución humana en Europa, sino que también abre un nuevo capítulo en la historia de nuestros orígenes. Nos recuerda que nuestra comprensión del pasado está en constante evolución, y que cada descubrimiento tiene el potencial de reescribir nuestra historia.