No es que Vox esté anclado en el franquismo, es que quiere retrotraernos al liberalismo burgués propio del siglo XIX, ese de levita y chistera de la restauración borbónica, o anterior, que hizo del caciquismo y del sufragio censitario su modelo de participación política. Sí, aquel sufragio en el que solo los adinerados con un alto nivel de rentas o propiedades integraban el censo de electores y personas elegibles, un puñado de privilegiados que apenas llegaba al 5% de la población.
Digo esto, Fernando, a cuento de la moción debatida en el pleno de la Asamblea Regional a iniciativa de Vox que proponía la eliminación de las subvenciones que el Estado concede a los partidos políticos para el desempeño de las funciones que la Constitución Española les atribuye.
Recordemos que el artículo 9.2 de la Constitución confiere a los poderes públicos la responsabilidad de «promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas». En este caso hablamos del ejercicio del derecho a la participación política consagrado en el artículo 23 y que se ejerce a través de los partidos políticos, tal y como se reconoce en el artículo 6: «Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política».
Precisamente, que sea el Estado quien promueva, a través de la dotación de recursos a los partidos, las condiciones para que el derecho de participación política se pueda ejercer con cierta equidad y libertad y, sobre todo, por parte de las minorías, evita que sea una casta influyente -que suele atender a intereses económicos particulares- la que termine monopolizando el conjunto de las decisiones políticas que afectan a todas/os. El modelo de la tecno-casta que capitaliza el gobierno de Trump, al que rinde pleitesía Abascal, es un claro ejemplo del modelo político que Vox añora. En ese modelo estorbamos la mayoría.
En definitiva, a Vox le viene grande la Constitución Española. Su objetivo no es sacar a Sánchez de la Moncloa, como dicen, sino acabar con el modelo constitucional, y en este marco hay que entender todas sus iniciativas. ¡Tomen nota aquellos/as que se encandilan con su demagogia pueril sin entender lo que supone el papel del Estado en la garantía del ejercicio real de nuestros derechos!
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