Jorge Dezcallar ocupó puestos diplomáticos y vinculados a la inteligencia, entre ellos los de embajador ante Marruecos, el Vaticano y los Estados Unidos, y el de director del CNI. El también articulista de Prensa Ibérica participa en un debate en A Coruña con el vicepresidente económico de Portugal y ministro de Exteriores, Paulo Portas.
En la charla hablará del impacto de Donald Trump en Europa.
Si algo define a Trump es la imprevisibilidad. Quizás lo más grave es que ha roto la confianza entre EEUU y Europa. Hemos puesto la seguridad en manos de EEUU, la energía en manos de Rusia y el comercio en China. Ninguno de los tres es fiable, y nos ha caído de golpe todo encima. Trump no es un fenómeno aislado, sino producto de una época de populistas: Netanyahu, Modi, Xi, Bolsonaro, Milei… Y su vicepresidente es como él.
¿Qué debe hacer Europa?
Ser capaz de hablar con una sola voz en política exterior y tener un respaldo militar creíble. Eso no se puede improvisar de un día para otro, exige tiempo y el desarrollo de una industria. Gastamos mucho en Defensa, pero mal, y no tenemos una estructura de mando. La única potencia nuclear de la UE es Francia, con 280 cabezas, muy pocas comparadas con las 1.600 de Rusia.
Recientemente se detuvo e impidió presentarse a Georgescu, el candidato populista rumano al que se acusa de ser agente ruso.
Rusia es una amenaza territorial para sus países vecinos. El objetivo de Putin es devolver a Rusia la esfera de influencia que tuvo la URSS y proteger a los rusoparlantes fuera de sus fronteras. Eso pone los pelos de punta a Estonia, Lituania, Rumanía, Moldavia… Y realiza ciberataques, desinformación y asesinato de disidentes en nuestro territorio como el piloto que mataron en Alicante. Rusia ha decidido que la estructura de seguridad europea no le convenía, y por razones de seguridad nacional invadió Ucrania. Esta filosofía la comparten Xi, en China, y Trump, que cree que lo justificaría a anexionarse Canadá y Groenlandia.
Algunos interpretaban las declaraciones de Trump para anexionarse Canadá o Groenlandia como figuras retóricas.
A Trump hay que tomarlo bastante en serio y bastante literalmente. El primer ministro de Canadá dijo que estaba convencido de que Trump iba en serio. Hasta este momento eran China, Rusia y otros países como Indonesia o Sudáfrica los que decían que el orden legado de la Segunda Guerra Mundial no les convenía, respondía a los intereses de los ganadores. El orden estaba basado en reglas, comunes para todos, pero muy occidentales. China dice que yo no creo que la democracia sea mejor que la meritocracia. Los musulmanes, que la igualdad de género no la dice el Corán, o que por qué la religión tiene que ir al ámbito privado. Hay otras civilizaciones y países que dicen que utilizamos las normas para meterles el dedo en el ojo por razones de derechos humanos y coartarles tener el poder que les corresponde y que los occidentales no queremos darles.
Pero el beneficiario de todo esto era EEUU, y cambia de criterio.
Pues eso es lo grave. Se ha beneficiado de ese orden y ahora es su principal disruptor. Trump dice que la UE se creó para dañar a Estados Unidos o que el orden mundial va contra sus intereses. Es absolutamente falso, pero él lo dice, lo piensa y lo pone en práctica.
Ha puesto en marcha una guerra arancelaria y las bolsas han caído. ¿Considera que los Estados Unidos pueden entrar en recesión?
Es lo que dicen los expertos. Los aranceles no ayudan al crecimiento, pero la economía también se está resintiendo por la incertidumbre. Los pongo, los quito, no se sabe cuánto van a estar… Trump está obsesionado con el déficit comercial de su país. Quiere reducir las importaciones con tarifas, pero estas refuerzan el dólar. Con un dólar reforzado y una inflación del 3%, la FED [que hace el papel de Banco Central en EEUU] no será capaz de bajar los tipos de interés. Con tipos de interés altos se producirán flujos económicos en dirección a EEUU, reforzarán el dólar, el efecto de los aranceles no funcionará y habrá más inflación.
Se acusa a Trump de intentar lesionar la separación de poderes.
Es una tendencia que se ha producido en una serie de países: India, Israel, Estados Unidos… Robert Kaplan ha escrito que hay un camino hacia las dictaduras, y Estados Unidos ese camino se está acortando cada día. Esta política vindicativa con jueces, periodistas, haciendo limpiezas del FBI, expulsando funcionarios a mansalva, está deteriorando mucho la calidad democrática de Estados Unidos y su imagen. La tendencia a cumular poder, a diluir los checks and balances [controles y equilibrios], que son tan importantes en una democracia como votar, desgraciadamente se está extendiendo por el mundo.
En el debate hablará de la inteligencia artificial.
El mundo está viviendo varias revoluciones, y esta es la que tiene más impacto. Kai Fu-Lee, el gran gurú chino de la inteligencia artificial, dice que esta va añadir 15 billones al PIB mundial, que ahora suma 80, y que mas de la mitad se lo va a quedar China. La IA es la mayor revolución de nuestras vidas, y es importante regularla sin interferir en la innovación. Es muy difícil porque se desarrolla muy deprisa y los gobiernos no se ponen de acuerdo sobre cómo actuar. Hay serios desacuerdos entre Europa y EEUU sobre cómo regular la privacidad de los datos o el contenido de las grandes plataformas. Los grandes problemas globales no pueden resolverse con soluciones locales.
Hay quien apuesta por una postura aislacionista para España.
Es como decir que no tenemos que gastar en tanques sino en mantequilla. Pero no puede haber sociedad del bienestar sin seguridad. Hasta ahora la teníamos garantizada por los americanos, pero ahora tenemos que ocuparnos de ella. No hacerlo es suicida. A lo mejor las tropas rusas nunca llegan a los Pirineos, pero nos está afectando con desinformación. España está muy atrasada en sus deberes, y tiene que hacer más. Cuando no estás presente en los centros de decisión, cuando no estás sentado en la mesa, acabas siendo parte del menú.
Además de la inversión, se habla de desplegar tropas en Ucrania.
Es absolutamente prematuro. ¿Se trata de gastar más? Sí, un poco, pero sobre todo de gastar mejor. No habrá educación y sanidad si Europa se va al garete. Tenemos el 6% de la población mundial, el 17% del PIB y el 50% del gasto social. No se puede mantener en un ambiente de inseguridad estratégica. Si esa inseguridad se mantiene, nuestro nivel de vida se va a ir al garete. Invertir en seguridad es invertir en el mantenimiento del nivel de vida en Europa.
Tiene experiencia de décadas en la diplomacia y la inteligencia. ¿Había vivido una situación internacional con tantos peligros?
Estamos en un punto de inflexión, que marca el fin de una era geopolítica y el inicio de otra, que no sabemos lo que va a ser. No, no he vivido nunca nada parecido. He tenido la suerte de vivir bajo la economía de mercado, en democracia, tras la muerte de Franco, y con la protección que nos daba EEUU. Todo eso se ha acabado, y tenemos que sacarnos las castañas del fuego. En ese sentido es más grave que todo lo que hemos vivido. Tenemos un guerra abierta en el centro de Europa, como las que hacía Napoleón en el siglo XIX, pero de qué estamos hablando.