No es que Luis Enrique no lo hubiera visto venir. Anfield es mucho Anfield. Se podía llegar a hacer una idea del ciclón que esperaba al París Saint-Germain con los brazos bien abiertos. Si el Liverpool se empequeñeció y creó 0,00 de expected goals hasta el tanto de Harvey Elliot en el 87′, tuvo un 30% de posesión, Alisson recibió 18 disparos entre los tres palos o Mohamed Salah pasó completamente desaparecido en el Parque de los Príncipes… la historia sería bien distinta en Anfield.
Arne Slot lo tenía claro: el equipo saldría a todo gas para sentenciar la eliminatoria. Esa era la intención. Presión alta, asfixiante. Personalidad con balón. Un planteamiento completamente opuesto al de la ida. ¿Que Salah registró cero disparos, cero regates y cero ocasiones creadas en 86 minutos en París? Pues en el minuto cinco de encuentro protagonizaría una ocasión clarísima de gol. Mac Allister se coló en el área con un control orientado delicioso para dejar solo al egipcio con un pase de la muerte. Solo tenía que empujarla. Pero su disparo, que buscaba la escuadra, se estrelló en el muslo del su particular ‘verdugo’, Nuno Mendes.
Y, tan solo un minuto más tarde, rompió al luso para sacar un disparo que buscaba el palo largo de Donnarumma. Ajustó demasiado y su lanzamiento se abrió en exceso. Estaba sufriendo de lo lindo el PSG, que no rifaba el balón cuando lo tenía en su poder, pero apenas pisaba campo rival.
EL ‘MOSQUITO’ PICÓ EN ANFIELD
Cuando peor estaba el cuadro de Luis Enrique, apareció el de siempre, un Ousmane Dembélé que nos ha (mal)acostumbrado a presenciar exhibiciones que dejan a boquiabierto a cualquiera. 29 tantos en 36 partidos. 21 en lo que va de 2025. Una locura que, por ahora, parece no tener fin. Ha ‘mojado’ en 11 de sus últimos 14 encuentros.
Gracias a él, el París Saint-Germain logró venirse arriba y contrarrestar el bombardeo del Liverpool, que en esta ocasión vivió la otra cara de la moneda, pues no aprovechó sus ocasiones y perdió la ventaja que tenía en la eliminatoria. Como falso ‘9’, un ‘experimento’ de Luis Enrique que tanto éxito le está reportando, se descolgó y recibió a campo abierto. Condujo el balón y se lo cedió a Barcola y, con algo de fortuna, aprovechó el blando rechace de Konaté en la pared para introducir el balón dentro de la red de un Alisson ya batido.
Dembélé sigue a lo suyo: gol en Anfield para revivir al PSG / @ChampionsLeague
Cambio de ‘chip’ descomunal, el suyo. Incluso dispuso de otra ocasión clara para poner el 1-2, pero se tiró el balón demasiado largo y se quedó con las ganas de volver a batir a Alisson. O de lanzamiento lejano que pasó llorando por el palo largo. Quedaba muchísima eliminatoria. No lo dejó de intentar, siendo una amenaza constante para la zaga red. Al final, el duelo se marchó a la tanda de penaltis, donde el galo sería decisivo para el PSG. Fue el tercer futbolista parisino en lanzar, y no falló.
Engañó a Alisson. Parecía que iba a ejecutarlo con la zurda, pero cambió de idea durante su carrera. Derechazo inapelable directo a la escuadra derecha, a la izquierda del guardameta brasileño. El PSG está en los cuartos de final de la Champions League y Ousmane Dembélé está en el mejor momento de su carrera.