La inacción frente al cambio climático nos acerca a un futuro sombrío: un aumento de las temperaturas globales en 3 °C podría provocar hambrunas, migraciones masivas y el colapso social, acabando con casi la mitad de la población mundial a mediados de siglo. La solución, según los expertos, pasa por adoptar el enfoque empresarial de «solvencia planetaria», capaz de mantener intactos los servicios ecosistémicos esenciales para sostener la vida humana.
Si las temperaturas globales aumentan hasta 3 °C por encima de los niveles preindustriales, la humanidad enfrentará una crisis sin precedentes que podría derivar en la pérdida de hasta el 40% de la población mundial hacia el año 2050. Esta es la dramática advertencia que lanza el reciente informe Planetary Solvency: Finding Our Balance with Nature, elaborado por expertos de la Universidad de Exeter y el Instituto y Facultad de Actuarios (IFoA).
El estudio señala que nuestra civilización depende directamente del sistema terrestre, un complejo entramado natural que proporciona recursos esenciales como agua potable, alimentos, energía y materias primas. Sin embargo, esta estabilidad está gravemente amenazada por la actividad humana, especialmente por las emisiones descontroladas de gases de efecto invernadero y la destrucción acelerada de ecosistemas clave.
Según los autores, superar el umbral crítico de 3 °C desencadenaría múltiples puntos críticos o «tipping points» climáticos. Estos puntos críticos son eventos irreversibles en los que sistemas naturales fundamentales cambian abruptamente, como el derretimiento acelerado del hielo en Groenlandia y la Antártida Occidental, el colapso masivo de arrecifes coralinos o la transformación irreversible del Amazonas en una sabana seca.
La activación simultánea o sucesiva de estos puntos críticos provocaría una cascada devastadora de impactos ambientales, sociales y económicos. La producción global de alimentos sufriría un colapso dramático debido a condiciones climáticas extremas e impredecibles, sequías prolongadas e inundaciones recurrentes. Esto conduciría a hambrunas masivas en diversas regiones del planeta, afectando especialmente a las poblaciones más vulnerables.
Migraciones y catástrofe económica
A nivel social, esta crisis alimentaria se traduciría en migraciones masivas y conflictos violentos por recursos básicos como agua potable y tierras cultivables. El informe advierte explícitamente que un calentamiento superior a 3 °C podría provocar una fragmentación socio-política significativa e incluso el colapso total de numerosos Estados incapaces de gestionar estas crisis simultáneas.
El impacto económico también sería catastrófico. Bajo este escenario extremo, las economías mundiales podrían experimentar contracciones superiores al 50% del Producto Interno Bruto global hacia finales del siglo XXI. La combinación explosiva entre crisis alimentarias, migratorias y económicas generaría condiciones propicias para enfermedades infecciosas generalizadas y graves problemas sanitarios globales.
El informe critica duramente las actuales políticas internacionales para gestionar estos riesgos climáticos. Según los expertos, los acuerdos internacionales vigentes —como el Acuerdo de París— se basan en evaluaciones incompletas y subestiman significativamente estos escenarios extremos. Por ejemplo, los presupuestos actuales para limitar el calentamiento a 1.5 °C ofrecen apenas un 50% de probabilidad de éxito, lo cual implica asumir riesgos inaceptablemente altos.
Solvencia planetaria
Para evitar esta situación crítica, los investigadores proponen adoptar urgentemente un nuevo enfoque denominado «solvencia planetaria». Así como una empresa solvente puede cumplir con sus compromisos financieros futuros, un planeta solvente es aquel capaz de mantener intactos sus servicios ecosistémicos esenciales para sostener la vida humana. En contraste, una «insolvencia planetaria» significaría la incapacidad del planeta para proporcionar estos servicios vitales, lo que podría resultar en crisis alimentarias globales, escasez severa de agua potable y condiciones climáticas incompatibles con la vida tal como la conocemos.
La solvencia planetaria implica gestionar nuestros recursos naturales con criterios similares a los utilizados para mantener la solvencia financiera en empresas e instituciones económicas.
Referencia
Planetary Solvency – finding our balance with nature Global risk management for human prosperity. Sandy Trust et al. Institute and Faculty of Actuaries (IFoA) and Exeter Universit, January 2025.
Resiliencia
Para conseguirlo, los investigadores proponen un nuevo marco denominado principios RESILIENCE (resiliencia), diseñado para mejorar radicalmente cómo evaluamos y gestionamos estos riesgos globales. Entre sus recomendaciones destacan priorizar siempre la salud del sistema terrestre sobre intereses económicos a corto plazo, considerar escenarios imaginativos que incluyan eventos extremos poco probables pero altamente dañinos, e integrar constantemente los avances científicos más recientes en las evaluaciones.
Asimismo, sugieren fortalecer urgentemente la gobernanza global mediante estructuras independientes capaces de evaluar e informar sobre estos riesgos sistémicos con transparencia total. También llaman a educar ampliamente a líderes políticos y sociales sobre conceptos ecológicos fundamentales y sobre cómo gestionar eficazmente estos desafíos.
Finalmente, el informe concluye con un mensaje claro: aún estamos a tiempo para evitar escenarios catastróficos si actuamos con decisión inmediata. Esto implica acelerar drásticamente nuestra transición energética hacia fuentes renovables, restaurar ecosistemas dañados e implementar políticas basadas en principios precautorios que reconozcan plenamente nuestra dependencia vital del sistema terrestre.