La exeurodiputada de Podemos Lola Sánchez Caldentey (Valencia, 1978) abrió la caja de los truenos el pasado fin de semana, al desvelar el presunto acoso sexual que sufrió por parte de Juan Carlos Monedero. Desde entonces, se han sucedido los testimonios que denuncian situaciones similares.
Lola Sánchez disfruta de una vida tranquila en El Bierzo. Hace más de cuatro años que cambió los pasillos del Parlamento Europeo por el campo y la apicultura en Tombrio, un pequeño municipio del Bierzo en donde desarrolló La Prohibida, una pequeña empresa para comercializar miel y castañas.
Desde su colmena vive estos días el estallido del caso Monedero. La politóloga atiende por teléfono la llamada de EL ESPAÑOL y relata en el pódcast En la Sabana sus días como compañera de Juan Carlos Monedero, fundador y figura relevante en los inicios del partido morado.
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La diputada narra la difícil situación que vivió con Monedero en 2014, en una celebración tras el cierre de campaña de las elecciones europeas. Lo hace para que las mujeres no sigan callando lo que «todo el mundo sabía».
¿Cuál fue su experiencia personal con Juan Carlos Monedero?
Fue la noche del cierre de campaña de las europeas, en mayo de 2014. Tuvimos un acto muy bonito en el [Museo] Reina Sofía. Muchísima gente de todos los círculos de Podemos de España estaban por allí. Había un ambiente muy bueno, pero yo esa noche sufrí la pesadez y el acoso constante de Monedero. No me quedé hasta el final de la fiesta, porque me sentí realmente agobiada y me marché a casa.
¿Por qué te hizo sentir incómoda?
Ya antes del acto, habíamos quedado en un bar. Desde que lo conocí es así. Es una persona que toca mucho. Cada vez que se te acerca, te coge de la cintura, te toca, te manosea, se te acerca mucho para hablar, invade tu espacio personal. Te mira con miradas lascivas. Quiero decir que él no disimula. Entonces, llega un momento en que te hace sentir muy incómoda.
No es algo para ir a la Guardia Civil a denunciarlo, pero es una situación muy incómoda que yo sufrí. Cuando lo comenté a mi entorno de Podemos, te dicen: eso ya se sabe, chica, eso se lo hace a todas. En la universidad hay muchos rumores… Yo no lo sabía porque no soy de Madrid, ni soy de la [Universidad] Complutense, ni pertenezco a este círculo.
Hablamos de 2014. ¿Estaban entonces algunas de las cabezas visibles del partido, como Irene Montero o Ione Belarra?
En esa época estas chicas no estaban, pero yo sí. La gente de Izquierda Unida entró después. En ese entorno había personas de la Complutense, chicas de otros círculos. Porque Monedero se dedicaba mucho a ir por los círculos, a hacer campaña. Y después de estos actos, lo típico que hacíamos siempre era ir a tomar unas cervezas con los militantes. Se funcionaba así al principio, y era en esos momentos cuando él se dedicaba a estas cosas.
Lo hizo conmigo la noche del Reina Sofía, antes del acto y después. Luego, con dos copas en el cuerpo, estamos todos más contentos y es más agobiante la situación. A partir de ahí, tienes más cuidado. Nunca te quedas a solas con él. Estableces un espacio mayor cuando te lo cruzas. A mí no me volvió a decir nada. No es una persona que insista, creo. Es más un picoteo. Pica a todas, a ver quién cae.
En las redes sociales dijiste que te «empotró contra la pared».
Sí, claro. Esas tácticas que utiliza este señor son muy viejunas. Son de viejo verde, como también se le llamaba dentro de Podemos. Él no te seduce, te arrincona. Se mete en tu espacio personal, te toca, te toquetea. Primero te pone la mano en el hombro, pero luego va bajando y entonces la tiene en el brazo, que casi te está tocando la teta. Son esas situaciones que son tan delicadas que casi no puedes pegar un grito y decir basta. Porque te va a decir: chica, no te pongas así, que no es para tanto.
¿Tú no llegaste a decirle: ‘Oye, me estás molestando’?
No, no llegué a decirle eso. Yo era en ese momento una mindundi en Podemos. Tenía muy poca experiencia en política. A mí estas personas me parecían unos maestros. Y, bueno, no quise enfrentarme a él. Lo que decidí fue escabullirme e irme. Hice bomba de humo, y ya está.
Y después, la relación con él, ¿cómo fue a partir de esa noche en el Reina Sofía?
Yo me centré en mi trabajo en Bruselas y he tenido muy poca relación con él. Tampoco he pertenecido al Consejo Ciudadano estatal ni a ningún órgano interno de Podemos. Así que nos cruzábamos poco, la verdad. Alguna vez coincidíamos en algún acto que hacíamos por España, y en algunas charlas estaba él. Y bueno, pues un trato cordial y normal, ya sabiendo como es. Para mí perdió toda la autoridad ese día.
Estos días, ¿qué se te ha pasado por la cabeza, cuando has leído otros testimonios de mujeres, como los publicados por nuestros compañeros de ABC?
Es una muestra más del sistema patriarcal en el que vivimos inmersas, especialmente las mujeres, en el que un hombre se puede comportar así durante años. Toda una organización lo conoce, toda la universidad lo conoce. Pero bueno, como, al final, son tonterías… Porque, ¿qué ha hecho? Sólo te ha tocado el culo. O te ha tocado una teta, o te ha cogido de la cintura… O te habla muy cerca… Son cosas tan sutiles… Pero es increíble que se permita.
La exeurodiputada de Podemos Lola Sánchez Caldentey.
Yo estoy dando mi nombre y mis apellidos y me gustaría mucho que salieran todas las mujeres, con nombres y apellidos, a las que les ha puesto una mano encima. Creo que nos íbamos a quedar flipados de la cantidad. Lo grave es que tiene una forma de actuar con las mujeres que se ha permitido durante muchísimo tiempo. En ese entorno nadie le ha frenado. Y las mujeres son las víctimas y calladitas en su casa. Y unas lo habrán pasado peor que otras. A mí esto no me crea un trauma, ni mucho menos, pero a lo mejor hay otras mujeres que les ha podido crear un trauma o un problema en la universidad o con los estudios, si es su profesor.
Has sido una persona muy importante dentro de Podemos, si ha tratado así a empleadas… Hay una relación de poder ahí.
¿Es el único que actuaba así en Podemos? Como has dicho, algunos tenían el carisma de ser los maestros, los fundadores del partido.
Yo no se lo veía nadie más. En junio fui a Bruselas y ya me centré mucho en el trabajo parlamentario. Venía muy poco por Madrid y estaba muy lejos del núcleo irradiador y de toda esta gente. Entonces, no, no conozco más casos. A mí lo de Errejón me sorprendió. Yo no lo sabía.
¿Te sorprendió?
Mira, yo de reojo no lo sabía. Bueno, ha sido tapado también, lógicamente. Pero yo no estaba en el núcleo duro de Podemos, seguro que ellos sí sabían más cosas. Pero lo de Monedero lo sabía todo el mundo, porque ha sido así durante todos estos años. Ha seguido siendo así.
¿Ha fallado el protocolo del partido? Podemos lo sabía, lo apartó y no hizo más. En un partido que aboga por los derechos de las mujeres y la igualdad.
Es lo que a mí más me sorprende. Lo que está haciendo Podemos ahora, que además está liderado por mujeres, es intentar negar lo que ha ocurrido o quitarle importancia. Es lo que han hecho todo el rato, quitarle hierro a esto. Pero durante los cinco años que yo pasé en Bruselas se hacían comentarios de que un día nos iba a meter en un lío, con este comportamiento que tiene. Nos va a meter en un lío gordo, porque lo que hace repercute en el partido. Esta frase la he oído muchas veces. Date cuenta de si la gente lo sabía, para llegar a decir algo así.
Si esto lleva así desde 2014, ¿cómo es posible que las actuales dirigentes de Podemos no lo supieran?
Es que sí lo saben, claro que lo saben. Seguro que lo han visto con sus ojos. Es su forma de actuar, cuando estás liberado, tomando una cerveza, cuando se ha terminado el acto y estás de relax… Es su forma de actuar, siempre está tocando a alguien.
Esta mañana me he quedado alucinada viendo las imágenes de cómo cogió a Soraya Sáenz de Santamaría en la puerta del Congreso. Fíjate, con las cámaras delante, con gente delante, cómo coge y toca a la mujer, cómo la agarra, eso es lo que hace.
Lola Sánchez en la actualidad, en la aldea del Bierzo en la que reside, junto a sus perros Otto y Tina.
Eso fue lo que me hizo a mí, cuando estábamos hablando. Cada vez se te acerca más. Tú te vas echando para atrás, hasta que chocas con la pared. Entonces te pone una mano en un lado, o en el otro, te acerca a la cara, te dice: «Vente, vámonos a mi casa». Yo me escabullí y salí corriendo. No me despedí de nadie y me fui a casa de mis amigos. Eso es lo que yo hice.
Fuiste eurodiputada, pero ahora alejada del mundo de la política y te dedicas a la apicultura. Supongo que lo ves todo con otra perspectiva. Tu vida ahora es muy diferente.
Completamente. Vivo en un pueblo, una aldea rodeada de naturaleza. Con mis perros, con mis gatos, mis árboles, mis plantas, mi huerta y yo. Soy plenamente feliz del sitio donde estoy ahora.