Dividida en seis secciones temáticas, la muestra permite descubrir al público a una artista poco conocida en Europa, dentro de la primera exposición en Bilbao, y de las pocas realizadas en España, de una creadora original y evocadora, cuya obra se basó tanto en el imaginario indígena y popular como en las dinámicas modernizadoras de un país en plena transformación.
Una exposición que abre un año con protagonismo femenino en la programación de la pinacoteca bilbaína, según destaca Juan Ignacio Vidarte, director general del Museo Guggenheim Bilbao.
Tarsila do Amaral nos adentra en la modernidad brasileña que ella contribuyó a forjar, revelando la complejidad de un concepto que suscita cuestiones identitarias y sociales aún hoy de gran actualidad, tanto en Brasil como en Europa.
En los años 1920, mientras advierte la fascinación exótica que Brasil ejerce sobre su círculo de amigos parisinos, encuentra en el Cubismo un método de análisis y una lógica formal para adueñarse de su paisaje físico y mental, dejando a un lado convenciones y prejuicios.
ENTRE SAO PAULO Y PARIS
Moviéndose entre São Paulo y París, Tarsila actúa como puente entre las vanguardias de estas dos capitales culturales y acompaña las profundas transformaciones de su entorno cultural y social. La muestra del Museo Guggenheim engloba 147 obras, de ellas 50 pinturas, un número muy importante, y más si tenemos en cuenta que la artista brasileña no pintó mucho, tal y como recuerda Cecilia Braschi, comisaria principal de esta exposición.
Exposición Tarsila do Amaral
Otro de los detalles importantes de esta exposición es que es la primera que llega hasta el final de la obra de Tarsila, y que pone en valor la parte final de su trayectoria artística.
A lo largo de las décadas, la obra de Tarsila está en sintonía con su tiempo y siempre dispuesta a renovarse, a pesar de las inestables condiciones que debió afrontar en diferentes épocas y contextos una artista emancipada e independiente.