El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón. / / EP
«Él sí que lleva un peso encima». «Vivirá toda la vida con eso». «Ya veremos… ahora toca reconstruir con éxito». Estas son algunas de las respuestas-tipo que ofrecen relevantes dirigentes del PP cuando se les pregunta si Carlos Mazón, presidente de la Generalitat valenciana, se ha convertido en un lastre para los objetivos de los populares después de su cuestionadísima gestión de la DANA. Los hay incluso que alegan que Mazón ha sido elegido por los ciudadanos para esquivar los interrogantes sobre si debiera o no ser empujado a apartarse, como si el hecho de haber estado integrado o encabezando una lista votada por los españoles hubiera impedido en algún momento, a lo largo de nuestra historia reciente, que se pudiera reclamar la dimisión por otros partidos. O fuera un freno para que dejara de ocupar el cargo que ocupa… repasen ustedes la lista de presidentes autonómicos que en las últimas décadas fueron sustituidos en el ámbito autonómico para pasar a ser ministros, por ejemplo.
El caso es que Alberto Núñez Feijóo, el jefe del PP, ha decidido aguantar a Mazón mientras pueda. Mientras pueda y le convenga, mejor dicho. Los diputados populares de las Cortes valencianas han votado en consecuencia cuando se han visto obligados a ello porque Compromís les ha puesto en ese brete. ¿Debe dimitir Mazón?, era la cuestión a la que tenían que responder los parlamentarios al final de un rifirrafe duro sobre la gestión de la catástrofe en Valencia que se cobró la vida de 227 personas. El president ha salvado la situación porque Vox se ha sumado al «no» del grupo del PP. Y sigue. Al menos, mientras dura la “reconstrucción”.
Hay pocos dirigentes del partido que tengan dudas de que además de reconstruir lo importante, que es Valencia, deben reconstruir su organización en el territorio con toda la discreción de la que sean capaces. Y que no pueden impulsar ahora un cambio de liderazgo porque a quien asumiera ahora esa responsabilidad –casi todos mencionan a la alcaldesa de Valencia como principal candidata- le caería en las espaldas parte del desgaste y la crisis política que arrastra Mazón.
Un desgaste que no va a mejorar, por cierto, una vez que se ha abierto con fuerza la línea de la investigación judicial en torno a la DANA y que las horas en las que estuvo almorzando con una periodista, así como su intervención o falta de ella en las decisiones en torno a la alerta pública sobre lo que sucedía el 29 de octubre, recobran foco. Las primeras preguntas lanzadas por la jueza que lleva el caso han agitado de nuevo a los conservadores.
Con el mantra interno en el PP nacional de Mazón te apoyamos… de momento, el presidente valenciano llega a Madrid la última semana de febrero a un desayuno público. Es un acto relevante en la capital. Un escaparate al que estarán muchos ojos mirando y muchos oídos escuchando y se contarán los que están y, sobre todo en esta ocasión, los que faltan. Bien. Pues hay una figura relevante que ya ha argumentado razones de agenda para saltarse el evento: Núñez Feijóo. La relación entre el gallego y el alicantino sigue moviéndose en el terreno de las apariencias, porque ser, lo que se dice ser, nunca fue… y es probable que nunca sea. Apariencias. Mientras convenga.