Un día después de ser declarado culpable de agresión sexual por la Audiencia Nacional, Luis Rubiales ha recibido otro mazazo. El Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) ha rechazado el recurso que presentó el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por la inhabilitación que le impuso la FIFA durante tres años. En otras palabras, Rubiales sigue incapacitado para trabajar en el mundo del deporte.
El castigo de la FIFA se produjo, precisamente, como consecuencia de lo ocurrido tras la final del Mundial femenino de 2023, ganado por España. Por su beso no consentido a Jenni Hermoso en la entrega de medallas y también por sus gestos obscenos en el palco del estado de Sídney, agarrándose los genitales como gesto de celebración hacia el entonces seleccionador, Jorge Vilda.
Castigo de tres años
Seis días después de los hechos, un día después de la famosa asamblea del quíntuple «¡no voy a dimitir», la FIFA suspendió cautelarmente a Rubiales, forzando su salida temporal de la presidencia de la RFEF. Ese castigo cautelar se convirtió en firme unos meses después, en diciembre de 2023, cuando la FIFA le impuso una inhabilitación de tres años para ejercer cualquier actividad vinculada al fútbol.
Rubiales recurrió esa decisión ante el Comité de Apelación de la propia FIFA, que confirmó el castigo en enero de 2024. El expresidente de la RFEF recurrió entonces al TAS para buscar la nulidad del castigo. El organismo de arbitraje, sin embargo, ha desestimado su recurso.
«Múltiples y graves infracciones»
«La Formación Arbitral del TAS determinó que el comportamiento del Sr. Rubiales durante la final de la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023 constituyó múltiples y graves infracciones al Código Disciplinario de la FIFA (art.13) y consideró que no existía motivo alguno para considerar la sanción desproporcional», señala la nota hecha pública por el TAS. El laudo todavía no es público, dado que las partes pueden negarse a ello en los próximos días si así lo solicitan.
Tras la resolución del TAS, Rubiales solo podría recurrir a la Justicia ordinaria para intentar que la sanción de la FIFA quedara sin efecto.