«Alberto Genovese reconoció sus responsabilidades y comprendió la inutilidad de sus acciones. El camino que está tomando va en esta línea», afirma en la prensa italiana el abogado Luigi Liguori, que asistió a la joven de 18 años que, con su denuncia, llevó a la detención en noviembre de 2020 del ‘rey de las startups’ por abusos sexuales en sus residencias de Ibiza y Milán.
Tras casi cuatro años en prisión y en tratamiento para superar su adicción a las drogas, el Tribunal de Vigilancia ha permitido a Alberto Genovese, en contra de la opinión del juez, trabajar como voluntario al aire libre cuatro días a la semana. Tres en la Casa della Carità, que se ocupa de las personas sin hogar, mientras que un día a la semana lo dedica a la asociación Wall of Dolls que lucha por las mujeres víctimas de violencia de género y feminicidio, trabajando en la oficina (no en contacto con las víctimas) como parte de un proceso de recuperación que también tiene como finalidad la justicia restaurativa, detalla el Tribunal de Vigilancia.
La asociación Mujeres en la red contra la violencia (Donne in rete contro la violenza, DiRe) se muestra cautelosa, temiendo malentendidos sobre la cuestión de la reparación en casos de feminicidio y abusos.
«Como ocurre con cada persona condenada, también a Genovese hay que garantizarle la posibilidad de rehabilitarse«, explica el abogado de una de las jóvenes violadas. Un concepto con el que en general coincide la vicepresidenta de DiRe, la abogada Elena Biaggioni, aunque invita a no confundir la recuperación del condenado con la justicia restaurativa. Por ello, el abogado explica que «en la justicia restaurativa, el autor del delito debe asumir el dolor de las víctimas para darse cuenta del daño que ha causado a través de un proceso muy largo que rara vez termina con éxito». De lo contrario, el riesgo que prevé el abogado es el de un «desprestigio del proceso y una explotación de las mujeres víctimas al difundir el mensaje de que trabajar en una oficina es suficiente para reparar el daño causado».
Drogas y violaciones en Ibiza
En marzo de 2021 el millonario italiano fue acusado de violar a dos mujeres y desde ese momento estuvo en prisión provisional. La acusación por abusos sexuales de una joven de 23 años, modelo e italiana, en Ibiza se fundamentó en los hechos que tuvieron lugar el 10 de julio de 2020 en Casa Lolita. Allí, denuncia, fue drogada, golpeada y violada por Genovese y en la agresión él habría sido ayudado por la que por aquel entonces era su novia, Sarah Borruso, quien también fue acusada de participar en las dos violaciones cometidas por el empresario y para la que el fiscal pide 2 años y ocho meses de prisión.
En septiembre de 2022 el empresario Alberto Genovese fue condenado a seis años y once meses de prisión por dos episodios de violencia sexual, incluida violación en grupo. Sarah Borruso, coacusada por los abusos ocurridos en Ibiza en el verano de 2019, fue condenada en cambio a dos años y cinco meses de cárcel.
A pesar de solo estas dos condenas, fueron varias las jóvenes que le acusaron de violaciones tanto en Milán como en Ibiza, aunque algunos de esos casos se han desestimado por falta de pruebas.
Durante el juicio, salieron a la luz el tipo de fiestas que el millonario organizaba en su villa de Ibiza. Explicó que la vivienda estaba dividida en dos por una escalera: a un lado de ella se concentraban los invitados que consumían drogas y, al otro, los que no. Añadió que él compraba muchos de los estupefacientes (viajó a Ibiza con un camello y en la isla hizo uso de uno local) pero los invitados también llevaban y la colocaban en diversos platos para que cualquiera que lo desease pudiese consumir, incluida la víctima de la violación.
“Llegábamos a Ibiza y estábamos cuatro días sin dormir”, explicó Genovese, al tiempo que aseguraba que las relaciones sexuales con la joven que le acusó de violarla fueron “consentidas” y que los moratones que ella tenía en el cuerpo se debían a que la chica estaba tan «colocada» que su novia y él tuvieron que sujetarla porque forcejeaba, pero no para abusar de ella. Algo que acabó comprobándose que era falso y que esas lesiones fueron fruto de una violación.