Ni tanto, como en la burbuja inmobiliaria; ni tan poco, como en el momento actual. El Gobierno apuesta por un peso de la construcción en el conjunto de la economía, que, sin alcanzar el 12% del PIB que rebasó en 2006 -antes del estrepitoso pinchazo de la burbuja– tampoco siga postrado por debajo del 6%, como sucede en el momento actual en el que la insuficiencia de oferta de vivienda nueva -y, sobre todo, a precio asequible- está calentando la demanda -por parte de unos compradores temerosos de tan escasa oferta-, y, de paso, los precios de los inmuebles.

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