La segunda presidencia de Donald Trump está planteando un cambio profundo en Estados Unidos, en su propio sistema de gobierno y en el orden mundial. A diferencia de su primer mandato, el republicano ha llegado ahora al poder con un firme agarre en todos los niveles del gobierno, con el partido bajo su control y el apoyo de las élites y poderes económicos.
Es un régimen personalista que ya conocen ciudadanos de otros muchos países. Erica Frantz, politóloga de la Universidad Estatal de Michigan, es una de las principales estudiosas de Estados Unidos de estos regímenes, tanto en su forma democrática como autoritaria.
Coautora junto a Andrea Kendall-Taylor y Jospeh Wright del libro ‘Los orígenes de los hombres fuertes elegidos: cómo los partidos personalistas destruyen la democracia desde dentro‘, Frantz habló por teléfono con EL PERIÓDICO para ofrecer su análisis tras el primer mes de este segundo mandato de Trump.
¿Qué le ha sorprendido de este primer mes?
Por un lado todo lo que ha pasado es lo que esperarías cuando este tipo de liderazgo personalista apoyado por este tipo de partido débil personalista llega al poder, pero lo sorprendente es la velocidad a la que ha sucedido. En otros países donde hemos visto el mismo tipo de proceso ha sido mucho más lento y ese ritmo más pausado es en parte intencional para no provocar una reacción fuerte. Cuando las cosas pasan realmente lento es difícil para los oponentes movilizarse y protestar.
Lo que está sucediendo en EEUU es que todo ha pasado en un torbellino, en solo un mes desde la llegada de Trump al poder. Es interesante que no ha habido demasiada reacción concertada de la oposición por una variedad de razones, pero lo que capta la atención es el rápido ritmo del ataque a las limitaciones del Ejecutivo.
¿Cómo se puede leer en un marco global el papel que Elon Musk ha cobrado en el gobierno de Trump?
Es muy común para este tipo de líderes hambrientos poder dar mucha influencia y poder a gente sin demasiada experiencia política. Lo inusual es el grado de poder e influencia que tiene Musk. La razón por la que es inusual es que típicamente los líderes ven que la mayor amenaza a su poder viene de gente de su círculo más cercano, así que hacen mucho para asegurarse que las élites a su alrededor están de alguna forma divididas y no llegan desde la misma organización. Intentan asegurarse de que esas élites no se pueden hacer demasiado poderosas porque, si sucediera, eso representaría una amenaza para ellos. Lo curioso es el grado hasta el que Trump ha dado poder significativo a alguien que es el hombre más rico del mundo, porque podría volvérsele en contra, si Musk decidiera que tiene sus propias ambiciones para el cargo.
Otra de las cosas interesantes que está pasando es que muchas élites empresariales se han puesto cómodas con Trump e intentan entrar en su círculo más estrecho, y desde la perspectiva de alguien que estudia estos temas, eso es también un gran riesgo.
¿Cómo se compara lo que está sucediendo en EEUU con lo que ha pasado en países como Hungría, Venezuela o Benin?
Es interesante que mencione Benin porque no es un país del que la gente hable demasiado a menudo pero lo que ha pasado bajo Patrice Talon es revelador para la política estadounidense. Talon llegó al poder en unas elecciones libres y justas. Era uno de los hombres más ricos del África subsahariana y consolidó el control. Intentó purgar o disminuir la influencia de la burocracia, como ha hecho Trump, y también puso en el poder a otro hombre de negocios muy rico (Olivier Boko), que estaba informalmente al frente de las cosas. Boko, que era la mano derecha de Talon, dijo que potencialmente se presentaría a la presidencia, porque Talon tenía un límite a su mandato, y el año pasado se le arrestó por organizar un golpe de Estado. Todo esto pasó en un sitio que no suele estar en nuestro radar pero ilustra que a veces vemos estas extrañas conexiones y que es muy arriesgado para estas élites empresariales alinearse con estos líderes hambrientos de poder porque tienen la capacidad de encarcelarlos con cargos falsos si perciben que son demasiada amenaza.
Le ha sorprendido la velocidad de Trump pero ¿qué ve más preocupante de las acciones que ha tomado hasta ahora?
Todas las acciones que eliminan limitaciones al Ejecutivo son peligrosas. Es importante distinguir las políticas que no gustan a los demócratas de las acciones que son dañinas para la democracia. Una cosa es decir que estás en desacuerdo con los planes de Trump para las deportaciones de inmigrantes o los terroristas pero es una cosa totalmente diferente cuando hablamos de despedir a inspectores generales y, en general, de no seguir las reglas.
Este mismo lunes hubo otra orden ejecutiva que reduce los controles al presidente y todas estas cosas son banderas rojas, porque en una democracia sana quieres límites al Ejecutivo. Una y otra vez hemos visto que cuando no hay demasiadas limitaciones al Ejecutivo acaban trasteando con las elecciones para poder seguir más tiempo en el poder y entonces ya no tienes una democracia, que en su núcleo tiene elecciones libres y justas.
Tenemos muchos datos que muestran que cuando tienes estos líderes personalistas y partidos muy débiles personalistas que tienen una mayoría en el legislativo es más probable ver ataques a la burocracia, que es exactamente lo que estamos viendo en EEUU. Es más probable ver esfuerzos para reducir la capacidad del poder judicial para retar al líder y eso puede ser porque el líder ha llenado el (poder) judicial de leales o porque trata de eliminar su influencia. No es extraño ver estas cosas, simplemente no suelen suceder todas a la vez.
Una prueba importante fueron las confirmaciones en el Senado, en las que Trump nominó para su gabinete a individuos que no tienen experiencia para sus cargos. De forma ideal el Partido Republicano se habría resistido a estos individuos y sus confirmaciones. Un puñado de élites republicanas expresaron preocupación pero al final hicieron lo que Trump quería, y para mí era la última esperanza de que el Partido Republicano pudiera ser algo que se interpusiera en la completa toma de todo el sistema político por parte de Trump.
Se debate si Trump ya ha provocado o asoma a EEUU a una crisis constitucional. El primer día en el cargo ya ignoró una ley del Congreso y una decision del Tribunal Supremo respecto a TikTok. ¿Cree que va a retar al poder judicial, que no va a seguir las normas?
No parece que Trump quiera seguir las reglas. Ya ha roto precedentes en su comportamiento no siguiéndolas, ese ha sido precisamente el problema. Y los tribunales, en algunas instancias, están intentando reaccionar contra eso y retar parte de la ilegalidad de lo que está sucediendo. El problema es que el sistema legal aquí tiende a ser muy lento, así que si esperamos que los tribunales protejan la democracia, que es la última esperanza, para cuando haya sentencias o decisiones influyentes Trump ya habrá sido capaz de hacer lo que quiere.
El riesgo mayor es que sabemos que Trump fue capaz de llenar el Tribunal Supremo con leales y tenemos un Supremo realmente de derechas. Y si estas cosas acaban llegando allí y el Supremo le da la razón, se sentará realmente el precedente de que Trump puede hacer lo que quiera, y eso es muy preocupante.
Parece muy intencional de su parte hacer lo que quiere y ver cómo responde el sistema. O va a ser muy lento, en cuyo caso puede salirse con la suya en sus tácticas, o, aún más arriesgado, los tribunales pueden dictar a su favor, cuando muchos expertos constitucionales aseguran que la mayoría de sus acciones han sido inconstitucionales.
Trump ha perdonado a los condenados por el asalto al Capitolio, incluyendo miembros de milicias, y tiene ahora a un leal al frente del Departamento de Defensa. ¿Cómo cree que eso cambia las perspectiva de los estadounidenses que piensan cómo plantear alguna resistencia, protestar o intentar organizarse?
Cuando Trump fue elegido en 2016 hubo una especie de reacción exagerada entre la izquierda de que la democracia estaba muriendo en ese mandato y, según la mayoría de indicadores, la calidad de la democracia cayó pero no fue dramático y el país siguió siendo democrático, teníamos en su sitio nuestros controles y contrapesos.
Esa reacción exagerada ha llevado a que algunos republicanos hoy digan que todo estaba bien, que realmente Trump no quiere decir de verdad lo que dice. Los demócratas gastaron mucha energía protestando en el primer mandato, que acabó con la insurrección. Y hoy parece haber mucha fatiga entre la izquierda. Ahora no hemos visto muchas protestas y las que hemos visto no son nada comparadas con la magnitud de las del primer mandato.
Como suele suceder con este tipo de líderes, la oposición está dividida. Los demócratas no pueden alcanzar un consenso sobre cómo responder de forma efectiva. Y estos líderes lo hacen a propósito, porque una oposición dividida es precisamente su meta.
Hay mucho miedo sobre qué está por venir y qué se puede hacer. Además, y esto es muy preocupante, gente que antes no votó por Trump, que estaba en contra de él o estaba muy preocupada por el asalto al Capitolio, ha empezado a decir que no fue tan grave. Ha habido una reinterpretación de su historia. Y ha habido un giro real en términos de las formas en que la gente de EEUU digiere las noticias, y eso ha llevado a divisiones enormes, en las que no somos parte de los mismos ecosistemas mediáticos.
Trump está constantemente hablando con la prensa y presume de transparencia pero en realidad no sabemos muchas cosas.
Esto es una herramienta muy común de este tipo de líderes. Los medios tienen el potencial de ser la cuarta rama del Gobierno, son una institución muy poderosa, y estos líderes saben que necesitan lidiar con ellos. O intentan comprar a los medios, para que la mayoría estén bajo su ala o intentan marginarlos yendo a redes sociales o, en el caso de Trump, a su propia plataforma. Y pueden volverse muy selectivos sobre con qué medios hablan, algo que ya hemos visto que está pasando con Trump.
Es intencionado. Intentan generar una narrativa de que son transparentes pero están haciendo todo en sus propios términos y hay una absoluta resistencia a la verificación y comprobación de datos. Intentan crear confusión sobre qué es real o no. Basta ver a Trump diciendo que (Volodímir) Zelenski (el presidente de Ucrania) empezó la guerra (que inició Rusia con su invasion). Así de mala es la situación. Es una declaración falsa, e incluso así va a haber republicanos que la crean.
Trump ha estado funcionando el primer mes con la estrategia de inundar la zona. ¿Se puede esperar que continúe, cuándo podría anticiparse un cambio?
Creo que son los expertos legales los que tienen mejor sentido de lo que está por venir porque lo que se alza entre EEUU y el autoritarismo ahora mismo son realmente los tribunales, son la última esperanza.
Una cosa en la que hay que pensar con estos líderes muy personalistas que tienen tanta concentración de poder y están rodeados de gente incompetente pero leal es que tienen una tendencia a cometer errores. Es posible que alguna de las decisiones se vuelva en contra de Trump o Musk. Podría ser que la situación con los aranceles lleve a un daño económico dramático para EEUU; podría ser algo global, como que Europa realmente se una para hacer retroceder a Trump; o que China se enfade por cómo Trump está provocando las cosas con el Canal de Panamá. Está por ver qué suceda, pero siempre cabe la posibilidad de un error y de que el sector afectado sea lo suficientemente poderoso para presionar a Trump.