La Universidad de Santiago de Compostela acaba de licitar la primera fase de su proyecto de Ciudad de la Salud y que se corresponde con el nuevo edificio de la Facultad de Farmacia que con un presupuesto de 24 millones de euros, será la alternativa al cierre del antiguo edificio sito también en el campus Sur desde 1971 y que en 2016 fue clausurado por los problemas estructurales que presenta, además de la contaminación por hidrocarburos provocada por fugas en sus depósitos durante años.

Es decir, son nueve años en los que los alumnos y profesoras de Farmacia llevan «peregrinando» por distintas facultades de la USC donde apenas encuentran cobijo los centenares de matriculados en esta especialidad y que lleva a clases donde se llegan a dar cita «hasta 200 alumnos», según cuenta el portavoz de la Rede Galega de Estudantes e Persoal Invertigador Predoutoral de Farmacia, León Felipe Ureña

Que, aunque saluda el paso dado por la Universidad compostelana con la licitación de la primera fase que supondrá la construcción un nuevo edificio para albergar las aulas, despachos, biblioteca y laboratorios para prácticas, insiste en que aún nada se sabe de la segunda y tercera fase que tienen que ver con las instalaciones destinadas a los laboratorios de investigación, ubicados provisionalmente desde hace un tiempo en los bajos del antiguo edificio.  

COPE Santiago

Antiguo edificio de Farmacia en el campus sur de la USC

Por lo que este estudiante e investigador insta a los responsables de la USC y a las Administraciones involucradas en este proyecto a actuar «con celeridad» para tener cuanto antes las instalaciones comprometidas y necesarias para impartir un Grado de Farmacia que se referencia para el noroeste peninsular, ya que recibe alumnos no sólo de Galicia, sino también de las Autonomías vecinas de Asturias y Castilla y León.

PRIMERA PIEDRA ANTES DE FINALES DE 2024 Y 18 MESES DE OBRAS

Una situación de la que son plenamente conscientes en el gobierno de la USC, como reconoce su gerente, Xabier Ferreira que recuerda el enorme esfuerzo que ha supuesto poder licitar esta primera fase «tras muchos atrancos administrativos y financieros», y que sale ahora a oferta de la constructoras, marcando para finales de este año «si todo va bien» la colocación de la primera piedra del nuevo edificio cuyas obras se estima durarán año y medio.

Lo que marca un horizonte de mediados de 2027 para que puedan estar las obras terminadas y para que, en caso de que no haya retrasos tanto en la sobras como en el equipamiento del edificio, pueda recibir ya a los alumnos matriculados en Farmacia en le curso 2027-2028.

Eso en cuanto al edificio que se acaba de licitar porque el gerente universitario aclara que en el caso de los laboratorios de investigación, el proyecto no es sólo del Grado de Farmacia, sino que se trata de un proyecto común recogido en la Ciudad de la Salud para todas las especialidades, por lo que, aunque asegura que «el actual gobierno de la USC deja todo encauzado», no le corresponde al equipo del actual rector Antonio López sacarlo adelante.   

Y es que, según Ferreira, desde que se decidió la construcción de un nuevo edificio para Farmacia han sido numerosos los problemas administrativos y financieros que han ido retrasando su aprobación. Lo que, a su vez, ha provocado que la licitación se haya producido un año más tarde de los previsto.

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UN NUEVO EDIFICIO DE INNOVADOR DISEÑO

El nuevo edificio de la Facultad de Farmacia de la USC contará con biblioteca y sala de estudio con 410 plazas, 21 aulas para docencia teórica, 17 laboratorios de prácticas, además de aulas de informática, zona de cultivos y sala de congeladores y una zona de convivencia para el estudiantado y espacios administrativos y de gobierno.

Y que, como asegura la USC en un comunicado, tendrá un diseño innovador tanto en la arquitectura como en materia de instalaciones y con funcionalidad de los espacios pensada tanto para las necesidades de docencia de la Facultad como para ser adaptados la posibles necesidades futuras.

Edificio que, en el mejor de los casos, no estará terminado hasta dentro de más de dos años por lo que se mantendrá al menos durante todo este tiempo la precariedad de docentes y estudiantes que se arrastra desde 2016. 

Aunque, como se suele decir y sin que sirva de consuelo, ya les queda menos.

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