El Real Madrid está a siete partidos de levantar su decimosexta Copa de Europa. Es un dato, más allá de una sensación. Durante la liguilla los blancos cayeron derrotados ante Liverpool, Lille y Milan, en casa, y el madridismo se desenamoró de Ancelotti. Fueron a Atalanta a jugarse la vida, donde sobrevivieron aferrados a la épica (2-3), y en Manchester estaban (2-1) abajo en el minuto 83. Pero Carletto, al que alguno en las oficinas del Bernabéu está cansado de ver, sabe algo que no sabe el resto. El italiano volvió a obrar el milagro en su pizarra sintonizando a Bellingham, Vinicius y Rodrygo con Mbappé, al tiempo que retorcía la plantilla en busca de centrales y laterales derechos. Advirtió el técnico cuando más llovía: “Si llegamos vivos a Navidad en las competiciones, tendremos opciones”. ¿Quién discute ahora que el Real Madrid es el rival a batir en la Champions? La vuelta ante el City no tuvo historia porque Mbappé certificó el fin de ciclo del Manchester de Guardiola con tres goles. Recordaba Pep con nostalgia el martes en la sala de prensa del Bernabéu, lugar emblemático para él: “Fuimos una máquina durante ocho años”. Tan cierto como que ahora son un rival vulgar y deprimente. Pecado impropio de un equipo de Guardiola.
Gol de Mbappé a los cuatro minutos
Mucho se debatió sobre la forma en que debía encarar el Real Madrid un encuentro que exigía más oficio que épica. Ancelotti colocó a los suyos en bloque medio-bajo y entregó la pelota a los de Etihad esperando que se disparasen solos en el pie. Y acertó. Porque si hace años la pelota era un arma de destrucción masiva en pies del City, hoy es un artefacto extremadamente volátil. Apenas habían pasado cuatro minutos cuando Asencio sacó un pelotazo de 60 metros que confirmó el carácter circense de la defensa de los de Guardiola. Rubén Dias midió mal y se tragó la pelota, que botó a su espalda y permitió a Mbappé rematar de primeras de vaselina, justo antes de que se cruzase un Stones que además se lesionó. El gol puso el epitafio a la eliminatoria.
Había apostado Pep por un once singular. Si en la ida no contó con ningún refuerzo de enero, en el Bernabéu colocó en el once a Nico, Marmoush y Khusanov, en el lateral (donde nunca había jugado). En el banquillo esperaban un tocado Haaland, De Bruyne, Grealish y Doku. El ataque inglés lo formaban el egipcio y Savinho. Ni excelencia, ni gol… ni purpurina. Cada diagonal madridista provocaba un drama en la defensa visitante. Cada balón dividido, un incendio.
Los Mosqueteros blancos se asociaban aprovechando la inconsistencia ‘mancunian’, y Courtois veía plácidamente el choque sin recibir un malintencionado centro o un disparo venenoso. Los pelotazos sin sentido a Marmoush retrataron el pobre repertorio de un equipo sin fútbol en los pies ni confianza en la cabeza. Guardiola aguantaba estoicamente de pie en la banda viendo cómo su equipo se derretía ante un Madrid que no pasó de la tercera marcha. Pasada la media una jugada tejida entre Vinicius, Rodrygo y Kylián provocó el segundo tanto del francés. Sobraba una hora de encuentro ante un ejército de zombies al que se le han atragantado los petrodólares.
El Madrid no quiso hacer sangre
La segunda parte no tuvo historia. El Real Madrid jugó con el piloto automático puesto y dio la sensación de que Ancelotti quiso ser respetuoso y no hacer sangre a un equipo que en cierto modo ha colaborado en estos años a aumentar la grandeza blanca con duelos que han quedado en la historia de la Champions. Los blancos fiaron su ataque a algunos chispazos gracias a los cuales aún se cobraron un gol más. A la hora de partido Mbappé redondeó su noche más lucida con un latigazo que superó a un Ederson desconcertante. La figura resignada de Pep con los brazos cruzados retrataba el fin de una era y el epílogo de un City que se antoja complicado que vuelva a vivir una etapa como la que ha disfrutado con el catalán en el banquillo. El gol de Nico en el descuento no sirvió ni para maquillar un resultado que debió ser mucho más contundente.
El Real Madrid espera ahora el cruce con el Atlético de Simeone o el Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, el hombre elegido por Florentino para suceder a Ancelotti en el banquillo. El asunto es que el presidente pensaba hacerlo este verano y el italiano no está por la labor de irse sin cumplir el año de más que tiene en su contrato. Y con este Madrid navegando por la Champions con la velocidad de crucero a ver quién es capaz de finiquitar a Carletto camino de su cuarta Copa de Europa con los blancos. Un tropiezo de Carletto antes de semifinales abriría las puertas al tolosarra, pero si el Madrid llega al penúltimo escalón, Xabi tendrá que esperar al verano de 2026. Quien tiene mucho que pensar es Guardiola, con contrato hasta 2027 en un City que en algún momento fue majestuoso y hoy va a la deriva.
Ficha técnica:
3 – Real Madrid: Courtois; Fede Valverde (Alaba, m.90), Rüdiger, Raúl Asencio, Mendy; Tchouaméni (Modric, m.82), Ceballos (Camavinga, m.78), Bellingham; Rodrygo, Vinícius (Endrick, m.90) y Mbappé (Brahim, m.77).
1 – Manchester City: Ederson; Khusanov, Stones (Aké, m.8), Rubén Dias, Gvardiol; Nico González, Gündogan (Kovacic, m.77), Bernardo Silva; Foden (McAtee, m.77), Savinho y Omar Marmoush.
Goles: 1-0, m.4: Mbappé. 2-0, m.33: Mbappé. 3-0, m.61: Mbappé. 3-1, m.91: Nico González.
Árbitro: István Kovács (RUM). Amonestó a Bellingham (38) por el Real Madrid; y a Gündogan (27), Nico (47) por el City.
Incidencias: Encuentro correspondiente a la vuelta del ‘play off’ de acceso a los octavos de final de la Liga de Campeones, disputado en el estadio Santiago Bernabéu ante 74.100 espectadores, cerca de 2.000 seguidores del City.