El SIBO, o lo que es lo mismo el sobrecrecimiento bacteriano intestinal, está de moda. Las redes sociales han ayudado a que este trastorno digestivo se conozca más. Esta enfermedad se conoce y estudia desde la mitad del siglo pasado, por lo que «no es algo nuevo», explica Mireia Velasco, naturópata, psiconeuroinmunóloga (PNIE) y dietista integrativa que acaba de publicar su primer libro Acaba con el SIBO (Roca Editorial).
Sin embargo, «el maravilloso mundo de la microbiota sigue siendo algo bastante reciente en comparación con otros estudios, y por eso el SIBO está siendo ahora investigado más profundamente», nos cuenta a este diario. Pero, ¿por qué ahora se diagnostican más casos ahora si no es un trastorno reciente?
Una de las razones es porque las pruebas diagnósticas ahora son más accesibles. También influye el estilo de vida actual. «Es cierto que ahora es más sencillo hacerse pruebas en casa, pero esto puede generar autodiagnósticos erróneos que, a su vez, provocan falsos positivos o negativos y un tratamiento incorrecto del SIBO», señala.
Mireia Velasco, dietista integrativa especialista en SIBO / Cedida
Los síntomas que podrían hacer pensar que una persona tiene SIBO
La sintomatología puedenser muy variada y en muchas ocasiones se confunde con otros problemas intestinales. Lo primero, recalca Velasco, es «descartar otros trastornos de mayor gravedad».Los síntomas generales del SIBO suelen ser:
- hinchazón excesiva, esa sensación de «barriga de embarazada» que muchas personas sienten
- diarrea
- estreñimiento
Estos últimos son «característico del síndrome de intestino irritable, ya que el sobrecrecimiento bacteriano dificulta la absorción de nutrientes y, por tanto, puede generar fatiga y falta de energía».
Y es que, el SIBO puede impactar «seriamente en la calidad de vida de quienes lo padecen», hasta el punto de que muchos pacientes «llegan a alimentarse con lo más básico, como zanahorias, arroz y pollo, lo que lleva a deficiencias nutricionales graves».
Es importante abordar esta enfermedad de una forma en la que no se adapte de «manera demasiado restrictiva», ya que se puede terminar alimentando de manera muy limitada durante años. Esto genera en los pacientes «miedo y ansiedad» sobre la relación con la comida, que se convierte en otro problema añadido.
¿Por qué es fundamental no solo centrarse en eliminar el sobrecrecimiento bacteriano?
Para Velasco es crucial «no solo centrarse en ‘matar al bicho’ con antibióticos, porque debajo de esa superficie, en el iceberg, están las causas subyacentes del SIBO que debemos atacar».
Es importante no solo eliminar el sobrecrecimiento bacteriano, sino también considerar otros factores como» el estrés, la gestión emocional y los hábitos de vida», que también juega un papel fundamental.

¿Se está produciendo un sobrediagnóstico del SIBO? / Adobe Stock
El tratamiento, por tanto, debe ser integral, y «es necesario equilibrar la microbiota intestinal, restaurar las funciones gastrointestinales y luego seguir con un mantenimiento para asegurar la adherencia a largo plazo».
«El SIBO no es el problema, sino la consecuencia»
Hay diferentes tipos de SIBO (hidrógeno, metano o IMO, sulfuro de hidrógeno y fúngico o SIFO). En muchos casos, «los diagnósticos no consideran estos otros tipos, ya que suelen centrarse en el hidrógeno y el metano. Sin embargo, la sintomatología varía según el tipo. El SIBO con metano tiende a asociarse con estreñimiento, mientras que el hidrógeno puede generar diarreas más líquidas. El SIBO fúngico, por ejemplo, se ve exacerbado por alimentos azucarados, harinas refinadas y productos altamente procesados». La dietista integrativa recuerda que el SIBO no es el problema, sino la consecuencia.
La dieta baja en FODMAP no lo es todo
No solo hay que «quedarse con la dieta baja en FODMAP, ya que esta no cura el SIBO, solo alivia temporalmente los síntomas», hace hincapié la especialista.
La dieta baja en FODMAP «no es adecuada para todos los tipos de SIBO, como el fúngico o el que involucra sulfuro de hidrógeno. Lo ideal es que si el gastroenterólogo no deriva al paciente a un nutricionista especializado, lo haga para recibir orientación adecuada sobre qué alimentos incluir y cómo manejar la reintroducción de los mismos después del tratamiento inicial».
Por eso, a largo plazo, se recomienda llevar una alimentación antiinflamatoria, con un buen descanso, y manejar el estrés de manera efectiva. El ejercicio moderado también puede ser útil.
Los alimentos que no deben faltar una dieta antiinflamatoria
Los vegetales, especialmente aquellos ricos en fibra prebiótica, deben estar incluidos en una dieta antiinflamatoria. Esta fibra es el alimento para las bacterias intestinales, y al eliminarla de la dieta durante mucho tiempo, se perjudica la microbiota. Por lo tanto, hay que reintroducir gradualmente alimentos ricos en fibra, como cereales integrales, legumbres y una variedad de verduras. Además, es crucial mantener un buen equilibrio de ácidos grasos Omega-3, que se encuentra en pescados azules, lino y nueces, destaca Mireia Velasco.

Hinchazón abdominal, gases o diarrea son algunos síntomas del SIBO. / Freepik
¿Cómo mantener los resultados a largo plazo?
En Acaba con el SIBO, Velasco ofrece «herramientas para abordar su diagnóstico y tratamiento, así como menús y recomendaciones basadas en tratamientos naturales». Se trata de un libro práctico y «fácil de entender», son soluciones para «gestionar su salud de manera efectiva».
Para evitar que el miedo se enquiste en los pacientes con sobrecrecimiento bacteriano, se debe consultar con un profesional especializado en SIBO, puesto que «este mundo es bastante complejo».
- «Es importante no centrarse exclusivamente en el intestino, sino considerar todos los factores que afectan la salud, como el estrés y otros órganos que también deben funcionar correctamente. Mantener una dieta variada y no restringir los alimentos a largo plazo es clave para evitar recaída».