En un momento crítico para la criosfera global, el glaciar de Monte Perdido, ubicado en el parque nacional de Ordesa (Huesca), ha sido oficialmente incorporado a la Global Glacier Casualty List, un registro internacional que documenta glaciares desaparecidos en los últimos años, irreversiblemente dañados o en proceso de desaparición debido al cambio climático.
Este anuncio coincide con la declaración de este 2025 como el Año Internacional de la Conservación de los Glaciares por parte de las Naciones Unidas, una iniciativa «para frenar la pérdida de estos gigantes de hielo, elementos icónicos de la alta montaña y zonas polares» que se consideran vitales para garantizar «la biodiversidad y el equilibrio hídrico del planeta».
Los investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología, que colaboran con la institución norteamericana que ha dado la voz de alarma, lamentan esta «fase crítica» en la que ha entrado la masa de hielo aragonesa, una realidad que comparten con otros glaciares de la comunidad como el del Aneto o el Vignemale, según recuerda el especialista en hidrología de montaña, Nacho López Moreno.
El glaciar de Monte Perdido, uno de los emblemas del Pirineo altoaragonés y referencia desde el siglo XIX para montañeros y viajeros, según ha quedado atestiguado en sus libros, pinturas y fotografías, ha sufrido una drástica reducción en su volumen en las últimas décadas. Su inclusión en la lista de víctimas climáticas, gestionada por la Universidad de Rice, confirma lo que los científicos del grupo de investigación CryoPyr (IPE-CSIC) vienen advirtiendo desde hace décadas.
Los últimos informes han certificado que su reducción y fraccionamiento se ha acelerado drásticamente en los últimos 25 años, con tasas de adelgazamiento promedio que han excedido los tres metros anuales en años como 2022 y 2023.
López Moreno considera que con la tendencia climática actual este símbolo pirenaico en peligro «podría desaparecer por completo antes de 2035» y su recuperación parece imposible. «Aunque cambien las condiciones climáticas, con años más frescos y húmedos, y una buena innivación, la vuelta atrás es muy complicada», asume. Por ese motivo esperan que la inclusión en una lista de estas características, con otras 18 masas de hielo en riesgo por todo el planeta, puede servir como concienciación para tratar de conservar otros elementos delicados como los mantos de nieve, las salud de los ríos o los bosques.
Los trabajos de investigación y monitorización del glaciar de Monte Perdido del IPE-CSIC se realizan de forma continua desde el año 2011 gracias a la financiación recibida por la Unión Europea, la Agencia Estatal de Investigación, el Gobierno de Aragón y la Fundación BBVA, además del propio parque natural.