Miles de palestinos en campos de refugiados de Judea y Samaria han dejado sus viviendas debido a la demolición de casas y la destrucción de infraestructura esencial por parte de una ofensiva israelí antiterrorista que lleva semanas, según reportan las autoridades palestinas.

La operación comenzó el 21 de enero en el campamento de refugiados de Jenin, en el norte de Judea y Samaria. Allí, las fuerzas israelíes desplegaron tropas y excavadoras que arrasaron casas y crearon caminos, lo que provocó el desplazamiento de casi todos los residentes.

El Ejército israelí justifica las demoliciones alegando que muchas viviendas y carreteras en esos campos están llenas de artefactos explosivos improvisados, colocados por grupos terroristas para dificultar las operaciones israelíes.

Mohammed al-Sabbagh, jefe del comité de servicios de Jenin, expresó: “No sabemos qué está pasando en el campamento, pero hay demoliciones constantes y se están cavando caminos”.

Israel sostiene que la operación tiene como objetivo neutralizar a los grupos terroristas respaldados por Irán en la región, pero la ofensiva se ha extendido a otros campos, como el de Tulkarem y el cercano campo de Nur Shams, los cuales también han sido gravemente afectados.

Estos campos fueron establecidos para los descendientes de refugiados palestinos que huyeron o fueron expulsados en 1948 durante la Guerra de Independencia de Israel y han sido centros de actividad de grupos terroristas armados. Aunque Israel ha realizado incursiones en ellos en múltiples ocasiones, la magnitud de la operación actual es considerablemente mayor.

Según las autoridades palestinas, unas 17.000 personas han dejado el campamento de Jenin, dejándolo casi vacío. En Nur Shams, unas 6.000 personas han huido, aproximadamente dos tercios del total, y otras 10.000 han abandonado el campo de Tulkarem.

Nihad al-Shawish, responsable del comité de servicios de Nur Shams, comentó: “Los que quedan están atrapados. La Defensa Civil, la Media Luna Roja y las fuerzas de seguridad palestinas les trajeron algo de comida ayer, pero el ejército sigue arrasando y destruyendo el campo”.

Los ataques israelíes han dejado decenas de casas destruidas, carreteras devastadas y han interrumpido los servicios de agua y electricidad. Sin embargo, las fuerzas israelíes han negado que estén obligando a los residentes a abandonar sus hogares.

El teniente coronel de las FDI, Nadav Shoshani, declaró a los medios: “La gente obviamente tiene la posibilidad de moverse o ir a donde quiera, si así lo desea. Pero si no lo desea, se le permite quedarse”.

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