El 0-1 de la ida valió su peso en oro. El botín de Mónaco sirvió al Benfica para pasar la eliminatoria y meterse en los octavos de final, donde se erige en uno de los potenciales rivales del Barça, con el que se ya se midió en la liguilla en un apoteósico partido (4-5). Vivió un vaivén emocional parecido el once portugués, que se vio superado por el Mónaco en el juego. Tal vez aquella experiencia frente a los azulgranas les sirviera para tener el aplomo necesario y aguantar el 3-3 que le clasificaba en el largo tiempo añadido concedido en estadio la Luz.
El Mónaco salió decidido a dar el vuelco a la eliminatoria, y en diez minutos ya había disparado al poste, el VAR había descartado un posible penalti en el área lisboeta y Anatoliy Trubin había detenido dos disparos. Sin embargo, en la primera salida del Benfica, Kerem Akturkoglu marcaba a puerta vacía tras un robo y un pase del griego Vangeli Pavlidis (m. 22).
El Mónaco no se desanimó, y volvió a rematar por segunda vez al palo antes de que Takumi Minamimo empatara. Ben Seghir había fallado una ocasión clamorosa antes del descanso, pero acertó poco después (m. 51) con el tanto que igualaba la eliminatoria. Al Benfica le costó gestionar la situación, pero se animó con un penalti transformado por Pavlidis, en su séptimo gol en diez partidos. Tres contra el Barça, al que se puede reencontrar.
Entró el duelo en un frenesí trepidante con el 2-3 de George Ilenikhena (m- 81) y la réplica casi inmediata de Orkun Köklu a centro de Álvaro Carreras. El VAR canceló un segundo penalti para los lisboetas que habría ahorrado las angustias del tiempo añadido.
El Bayern evita la prórroga
Mal lo pasó el Benfica y muy mal lo pasó el Bayern, que se había traído un triunfo de Glasgow que estuvo anulado hasta el tiempo añadido. El Celtic rozó la gesta de eliminar al gigante alemán mediante el gol que había anotado Nicolas-Gerrit Kühn (m. 63). El Bayern encaró la desventaja sin Harry Kane, que había sido sustitudo al descanso.
Sin su hombre gol, sin la referencia en el área, el equipo de Vicnent Kompany carecía de referencias en el área. Centros y pases sin un destinatario fijo hasta que Alphonso Davies soltó un zapatazo en carrera ante el que nada pudo hacer Kasper Schmeichel. El gol evitó la prórroga. Tan tardío fue que el Celtic apenas pudo construir una jugada.
Santiago Giménez marca el 1-0 al Feyenoord en San Siro. / DPA vía Europa Press
El Feyenoord sorprende al Milan
El Milan pagó su exceso de confianza. Un minuto tardó el Milan en igualar la eliminatoria ante el Feyenoord, que había vencido por la mínima en Rotterdam (1-0). A través de Santiago Giménez, exjugador del cuadro neerlandés, lo logró. Hizo historia en el fútbol europeo el futbolista mexicano, que había marcado en la última jornada de la liguilla en favor del Feyenoord ante el Lille (29 de enero) y le batía 20 días más tarde.
El Milan se lo tomó con calma y apenas remató tres veces más en el primer tiempo. Un punto de soberbia personalizado en Lucas Hernández, que vio una amarilla al filo del descanso por un alevoso agarrón (m. 44) y otra después del descanso (m. 51) por simular un penalti.
La torpeza del defensa condenó a su equipo. El Milan fue cediendo terreno ante un Feyenoord que estaba obligado a marcar y acertó en uno de sus pocos remates, con un cabezazo del argentino Julián Carranza (m. 73). Al Milan le quedaban pocas fuerzas y menos ideas, más allá de dar el balón a Rafael Leão. Dos partidos ha durado la aventura europea de Giménez, Kyle Walker y João Félix.
El Brujas revienta al Atalanta
La mayor sorpresa de la jornada se vio muy cerca de Milán. A 60 kilometros. En Bérgamo, el famoso Atalanta caía estrepitosamente frente al Brujas pese a los pronósticos que daban por favorito al cuadro italiano para levantar el 2-1 de la ida. Pero Chemsdine Talbi empezó a sembrar el miedo en el minuto tres, tras un pase de Ferran Jutglà, y a los 27 ya extendió el pavor con su segundo gol. Jutglà dejaba la noche por imposible con el 0-3 en el tiempo añadido de la primera mitad.
Una brizna de esperanza se abría para los negriazules italianos (el Brujas viste igual), cuando justo después del descanso recortaba distancias Ademola Lookman. El nigeriano era suplente porque reaparecía de una lesión. Podía haber llevado el duelo a la emoción más absoluta si hubiera transformado un penalti que habría supuesto el 2-3 a falta de media hora para el final. Se lo paró Simon Mignolet.