El astrónomo Josep Maria Trigo lleva toda una vida estudiando las posibilidades de que un gran asteroide impacte contra la Tierra, como ocurrió en la época de los dinosaurios y, a su vez, abogando por una divulgación clara, rigurosa y lejos de cualquier tipo de alarmismo sobre esta cuestión. Ahora que tanto se está hablando de la posibilidad de que un asteroide conocido como 2024 YR4 impacte contra la Tierra en 2032, el científico pide hablar de esta cuestión con cautela y sin caer en el sensacionalismo. «La buena noticia es que estamos en plena era de la defensa planetaria«, afirma el investigador principal del Grupo de Asteroides, Cometas y Meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC). 

Acabamos de descubrir un asteroide que podría impactar contra la Tierra en 2032. ¿Cuál fue su primera reacción al ver los datos sobre este cuerpo celeste?

Que no debería ser motivo de preocupación. Al contrario. El hecho de poder detectar un asteroide de esas dimensiones con un margen de dos aproximaciones y más de siete años de margen debería darnos tranquilidad. La buena noticia es que estamos ya en plena era de la defensa planetaria.

¿Qué sabemos sobre este asteroide?

Es un asteroide rocoso próximo a la Tierra con un diámetro entre 50 y 90 metros y que procede de la fragmentación de un asteroide mayor. Por tanto, procede de ese gran almacén de pequeños cuerpos que es el cinturón principal de asteroides. Allí siguen órbitas estables durante millones de años hasta que algunos de ellos caen en las llamadas resonancias planetarias que, por la acción gravitatoria de los planetas, los impulsan a la región próxima a la Tierra.

¿Qué probabilidades de impacto tiene contra la Tierra y, sobre todo, por qué esta cifra ha ido cambiando en los últimos días?

Ahora mismo la probabilidad de impacto es de un 2,1%, según el programa de monitorización SENTRY del Jet Propulsion Laboratory y la NASA. Es normal que ahora, conforme estamos entendiendo mejor su órbita, las probabilidades de impacto están aumentando ligeramente dado que, gracias a las nuevas observaciones, estamos restringiendo el área de incerteza en torno a la Tierra en su paso próximo de 2032. Eso sí, no será hasta 2028 cuando realmente sabremos por dónde pasará.

«Hasta 2028 no sabremos realmente por dónde pasará»

¿Por qué sigue habiendo tanta incertidumbre sobre su trayectoria?

Porque solo hemos calculado un pequeño arco de su órbita, así que todavía no podemos predecir de forma exacta por dónde pasará. Si lo comparamos con seguir una maratón de 7 años, parece obvio que, siguiendo al corredor durante algo más de un mes, no podamos predecir cómo acabará…

«Si lo comparamos con seguir una maratón de 7 años, parece obvio que siguiendo al corredor durante algo más de un mes no podamos predecir cómo acabará…»

¿Ha pasado alguna otra vez que un asteroide haya tenido una probabilidad de impacto similar a este?

Sí, y me alegra que me lo pregunte porque será posiblemente un ejemplo de lo que ocurrirá. Hace años, cuando se hizo seguimiento del asteroide (99942) Apophis también se alcanzó una probabilidad de impacto del 3%, la más alta jamás registrada para un asteroide de tamaño significativo. Sin embargo, un análisis detallado de las imágenes de archivo de ese asteroide, obtenidas antes del 2004, confirmaron que no había riesgo de colisión.

Es la primera vez que se activan los protocolos de los cuerpos de defensa planetaria de Naciones Unidas. ¿Es esto indicativo de que la situación es más preocupante que otras veces o es mero protocolo?

Forma parte del protocolo establecido. Cuando se descubre un nuevo asteroide se suele estudiar su órbita para ver si realizará encuentros próximos con los planetas, especialmente con la Tierra. Si resulta que en esos cálculos surgen una probabilidad de impacto superior al 1% se activa ese protocolo.

En caso de que el asteroide colisione con la Tierra, ¿hasta qué punto la atmósfera podría amortiguar su impacto?

Un asteroide de esas dimensiones seguramente produciría un estallido atmosférico o ‘airburst’. Estaríamos en un escenario similar al ocurrido por la disrupción de un asteroide el 30 de junio de 1908 sobre Tunguska, Siberia. La onda de choque arrasó cerca de 2.200 km2 de una zona remota de la taiga siberiana pero nos podemos imaginar la catástrofe que eso produciría sobre una región poblada.

«Un asteroide de esas dimensiones seguramente produciría un estallido atmosférico o airburst»

En caso de que impactara contra la superficie, ¿en qué zonas se podría producir el impacto? ¿Hay alguna zona poblada potencialmente en peligro o lo más probable es que caiga sobre el océano?

Pienso que no es tiempo todavía de hablar de ese escenario de impacto porque estoy convencido de que es muy improbable. En cualquier caso, con la enorme incerteza actual, hay una franja de impacto que se extiende por Bogotá (Colombia), Lagos y Mumbai.

¿Por el tamaño del asteroide en sí qué daños podrían producirse? Entiendo que estamos muy lejos del asteroide que acabó con los dinosaurios…

Lo más probable es la disrupción del asteroide, sin producir cráter de impacto. Entonces tendríamos una onda de choque destruyendo miles de kilómetros cuadrados y la incineración posterior de la zona si la bola de fuego tocase el suelo.

«Lo más probable es la disrupción del asteroide, sin producir cráter de impacto»

¿Qué tipo de datos se están recopilando ahora para estudiar este asteroide? Se dice que en unos meses le perderemos la pista y no volveremos a verlo hasta 2028. ¿Qué se hará en ese tiempo?

Estamos tomando imágenes para medir su posición. La NASA ya ha anunciado que empleará el Telescopio Espacial James Webb para seguirlo. Eso nos permite mejorar progresivamente el estudio de su órbita. Entre tanto, vamos a seguir investigando y modelando técnicas paliativas. No olvidemos que tenemos en curso hacia el asteroide binario Didymos a la sonda Hera de la Agencia Europea del Espacio (ESA). /esEs muy importante porque la mayoría de asteroides son pilas de escombros: miríadas de rocas apiladas tras colosales impactos.

En caso de que suponga una amenaza real, ¿qué planes hay para evitar su impacto?

Debemos seguir observándolo todo el tiempo que sea posible y en su retorno de 2028, una vez mejorada su órbita y disponiendo de datos más precisos sobre su encuentro con la Tierra en 2032, habrá que tomar una decisión. Si la probabilidad disminuye cabrá dejarlo pasar y, en caso contrario, plantear algún método paliativo, como enviar una misión para desviarlo, cosa que ya se testeó con el proyecto DART. Una evacuación de determinadas zonas tampoco sería descartable.

«Si se confirman las probabilidades de impacto habrá que plantear algún método paliativo como enviar una misión para desviarlo o hasta evacuar algunas zonas»

Lleva usted años estudiando el peligro que suponen los asteroides para nuestra especie y, a la vez, denunciando el sensacionalismo con el que se habla del tema. ¿Alguna reflexión a raíz de las noticias de los últimos días?

Pues solo decir que /esno es tiempo para alarmismos, sino para seguir dando apoyo a la ciencia para que podamos seguir investigando en temas como este. Se trata de temas que a priori no parecen importantes, hasta que un encuentro así demuestra nuestra vulnerabilidad de nuestro planeta y nuestra especie y, al mismo tiempo, de lo que somos capaces a nivel científico-tecnológico.

«Se trata de temas que a priori no parecen importantes, hasta que un encuentro así demuestra nuestra vulnerabilidad de nuestro planeta y nuestra especie»

Última pregunta. Cuando, efectivamente, llegue un asteroide realmente preocupante… ¿cómo lo sabremos? ¿Cuáles serán las señales de alarma?

El protocolo será el mismo y, por tanto, la población sería debidamente informada. Desgraciadamente, nuestras acciones sobre el planeta Tierra nos dirige a un escenario en que deberemos acostumbrarnos a las catástrofes naturales. Hace un año recordemos que un huracán hizo evacuar toda la península de Florida. Ojalá podamos predecir con años de margen el impacto con un asteroide para poder adoptar el mejor protocolo y evitar víctimas.

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