Los ministros de Finanzas de la zona euro han acercado posturas durante una reunión en Bruselas este lunes, ante la propuesta de la Comisión Europea de explorar toda la flexibilidad que ofrecen las reglas fiscales, incluida activar la cláusula de escape para suspenderlas, ante la necesidad de aumentar el gasto en defensa, aunque sin consenso todavía.
La sensación es de urgencia. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha cambiado radicalmente la arquitectura de seguridad en Europa. En cuestión de días, el presidente de los Estados Unidos ha retomado los contactos con Vladimir Putin, dejando a un lado a Europa, en busca de la paz en Ucrania. Una paz de la que depende la seguridad del continente, que ya no es una prioridad para Washington.
Bruselas propone activar la cláusula de escape, “no tanto por consideraciones fiscales o macroeconómicas sino de seguridad”, ha dicho el comisario de Economía, Valdis Dombrovskis, durante la rueda de prensa posterior al Eurogrupo. La urgente necesidad de aumentar la inversión en defensa, ha dicho Dombrovskis, es resultado de una política estadounidense más impredecible. “Está claro que como Unión Europea tenemos que tomar el control de nuestra seguridad y esto requiere respuestas políticas”, ha añadido.
Un equilibrio imposible para algunos
El presidente del Eurogrupo, Pascal Donohoe ha matizado en rueda de prensa que aunque todos los ministros están de acuerdo en la necesidad de aumentar el gasto, también defienden la importancia de cumplir con las reglas fiscales para preservar su credibilidad. Por eso, la discusión avanza, sobre todo, hacia buscar más flexibilidad.
“Hay un reconocimiento de que el panorama de seguridad ha cambiado claramente y de una mayor necesidad de incrementar el gasto en defensa para garantizar que cuidamos nuestra propia seguridad”, ha dicho Donohoe. En cómo hacerlo, sin embargo, la discusión apenas acaba de empezar. El consenso avanza, no tanto hacia relajar las normas, sino a hacer uso de la flexibilidad existente.
Y para ello, las nuevas normas fiscales prevén dos modelos. El primero pasa por activar la cláusula general de la que pueden beneficiarse todos los países. La segunda, que solo soliciten la salvaguarda aquellos países que lo necesiten por sus circunstancias. Aunque no hay decisión todavía, Dombrovskis se inclina por la segunda.
En lo que trabaja la Comisión, ha dicho el presidente del Eurogrupo, es en buscar la manera de hacer uso de esa flexibilidad sin dejar de cumplir las normas. Todo un reto para algunos países, como Bélgica o Italia, que se encuentran en el punto de mira de Bruselas por tener el déficit disparado, y en el de Washington, con un gasto en defensa que apenas llega al 1,30 y el 1,49% del PIB, lejos del 2% que marca la OTAN.
Los halcones
El debate apenas ha comenzado. El asunto ha estado sobre la mesa este lunes, lo estará previsiblemente cuando los ministros de Finanzas de los Veintisiete se reúna este martes, y continuará en las próximas semanas. Y ya han surgido las diferencias.
Para el ministro alemán de Finanzas, Jorg Kukies, la estabilidad fiscal es tan importante como la seguridad, y no ve la necesidad de activar la cláusula de escape. «Somos escépticos en cuanto a que la cláusula de salvaguardia sea una norma viable, porque requiere una gran desaceleración económica que no contemplamos”, ha dicho. También el holandés Eelco Heinen ha mostrado sus reticencias. Aunque ha evitado pronunciarse sobre la propuesta porque aún no se conocen los detalles, ha advertido que en este tipo de situaciones presupuestarias, “hay que tomar decisiones difíciles”.
La solución europea
En marzo de 2020, ante la exposición de contagios de COVID-19 en Europa, la Comisión Europea decidió activar la cláusula de escape general del Pacto de Crecimiento y Estabilidad, es decir, las normas fiscales y presupuestarias de la UE. Bruselas apretó el botón rojo para que los gobiernos pudieran aumentar el gasto público para hacer frente a la catástrofe. La invasión rusa de Ucrania y la explosión del precio de la energía hizo que se mantuviera activa durante casi cuatro años.
Con la entrada en vigor de las nuevas normas fiscales el pasado año, también volvió la rigidez fiscal. La laxitud para hacer frente a las crisis ha hecho que no pocos países de la Eurozona hayan disparado su deuda y su déficit. En un contexto de mayor estabilidad económica, Bruselas volvió a imponer la disciplina fiscal.
Sin embargo, esa estabilidad ha durado apenas unos meses. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y con ella, el estallido de una guerra comercial y el aumento de la presión sobre los países europeos para que aumenten el gasto en defensa, han hecho que la Comisión haya vuelto a poner sobre la mesa esta posibilidad.
La cláusula de escape permitiría ampliar la capacidad fiscal para que los gobiernos puedan invertir más en defensa por encima de los límites que imponen las reglas fiscales. Sin embargo, algunos países, como España o Bélgica, abogan también por soluciones europeas, “como por ejemplo un instrumento financiero europeo común o más inversiones en la industria europea de defensa”, ha dicho el vicepresidente y ministro de Presupuesto belga Vincent van Peteghem.
El ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, ha vuelto a defender la postura de España y otros dieciocho países que pedían que el Banco Europeo de Inversiones relajara sus normas para financiar más proyectos en el ámbito de la defensa. También, que «hay espacio para que la UE aumente su endeudamiento” y ha apuntado a la posibilidad de utilizar el Mecanismo Europeo de Estabilidad (el MEDE) como garantía.
Esta opción, sin embargo, está muy lejos de lograr consenso. Cuerpo ha alegado que con un endeudamiento de apenas el 2,5% del PIB, “aún queda espacio para financiar proyectos importantes”. Su homólogo holandés discrepa. Kukies no cree que «más préstamos comunes o más deuda sean el camino a seguir para Europa” y ha dicho que tan importante es la seguridad, como una economía y una moneda fuertes.