Media docena de líderes de la UE -entre ellos Pedro Sánchez- el primer ministro del Reino Unido, así como los responsables de la Comisión y el Consejo europeos y de la OTAN se reúnen este lunes de emergencia en París convocados por el presidente francés para abordar la política de seguridad europea como respuesta a los planes de EEUU para Ucrania y la inaudita ofensiva contra Europa declarada por la Administración Trump en la Conferencia de Seguridad de Múnich celebrada este fin de semana. Washington confirmó su intención de dejar de lado a los europeos en un eventual proceso de paz que ponga fin a la invasión rusa de Ucrania; el enviado de Trump para la guerra de Ucrania, el general Keith Kellogg, instó por apartar a Europa de las negociaciones a las que pretende dar pistoletazo de salida el propio presidente estadounidense, Donald Trump, en una cita personal con su homólogo ruso, Vladímir Putin, en Arabia Saudí.
Al respecto, Trump dijo este domingo que cree que podría reunirse «muy pronto» con Putin, para discutir el fin de la guerra en Ucrania. En declaraciones a la prensa en West Palm Beach (Florida), el presidente estadounidense afirmó que su Gobierno está trabajando «muy duro» para lograr la «paz» entre Rusia y Ucrania, y aseguró que tanto Putin como el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, serán parte de las negociaciones para poner fin al conflicto.
La idea de Washington ha disparado las alarmas entre los europeos, pero también inquieta al propio presidente ucraniano. De hecho, Zelenski defendió en la Conferencia la creación de unas Fuerza Armadas europeas para defender al continente de Rusia y obligar a Estados Unidos a contar con Europa a la hora de tomar sus decisiones. Pero la idea de un ejército propio topa con el rechazo de Polonia, país que ejerce la presidencia de turno del Consejo Europeo. «No puede haber un ejército unificado europeo. Hay que ir con mucho cuidado con ese término. Puede dar lugar a interpretaciones equívocas”, afirmó desde Múnich el ministro de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski. Los recelos polacos se atribuyen, entre otras razones, a que Varsovia teme que la creación de un ejército propio invite aún más a EEUU a desentenderse de Europa.
La iniciativa de la cita de este lunes parte del presidente Emmanuel Macron, reconocido impulsor de todo lo que signifique avanzar hacia una política de defensa propia. Según su ministro de Exteriores, Jean Noël Barrot, será un encuentro “informal”, algo que, afirma, se produce de forma regular a escala comunitaria. Pero tan rutinaria no parece que vaya a ser. En principio está previsto que acudan los jefes de Gobierno de España, Alemania, Italia, Polonia, Países Bajos y Dinamarca, que representará a todos los países nórdicos y bálticos. También participará el primer ministro británico, pese a que el país dejó de ser miembro de la UE hace cinco años; pero el laborista Keir Starmer está en pleno proceso de acercamiento a Bruselas y se ha alejado de su aliado histórico, Estados Unidos, sobre todo desde que Trump accedió a la Casa Blanca.
Asimismo, acudirán el presidente del Consejo Europeo, António Costa; la de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Este último fue la única voz discordante entre los socios a este lado del Atlántico durante la Conferencia de Múnich, al aconsejar a los países de la UE a la vez miembros de la Alianza que dejen de quejarse de las posiciones de Rusia y Estados Unidos sobre la resolución del conflicto en Ucrania. «Yo diría a los amigos europeos: cuando participen en el debate, presenten propuestas e ideas concretas, aumenten el gasto en defensa, en lugar de quejarse de su posible ausencia de la mesa de negociaciones», espetó el ex primer ministro neerlandés.
Pinza Washington-Moscú
Un consejero del Elíseo destacó que, debido a la «aceleración» del conflicto en Ucrania y las posiciones de EEUU, los europeos deben hacer «más, mejor y más coherentemente» por su seguridad colectiva. El objetivo de la reunión es «determinar qué pueden hacer los europeos», a la luz del acercamiento de EEUU a Rusia, que podrían acelerar el fin de la guerra, aunque aún se debe llegar a un acuerdo sobre las condiciones. También subrayó que Europa debe utilizar las «herramientas» disponibles para contribuir a una paz robusta en Ucrania, beneficiosa para todo el continente.
En todo caso, parece obvio que Europa no puede seguir soñando con que, tal vez, la administración Trump no le será tan hostil como temía. Un mes después del regreso a la Casa Blanca del presidente republicano, Washington no ha mandado más que señales negativas al bloque comunitario, además de arengas más propias de un rival que de un aliado. En cuestión de tres días se han derrumbado incluso las esperanzas de un trato al menos cordial. Primero fue el ‘ajuste de cuentas’ lanzado el viernes desde la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) por el vicepresidente J. D. Vance, acusando a Europa de socavar la democracia. Y le siguió el sábado la advertencia del enviado de Trump para Ucrania de que no habrá un lugar para Europa en las negociaciones directas entre Kiev y Moscú que impulsa Washington.