El 18 de abril del año pasado, Aitana Mas pisó por última vez las Cortes Valencianas para participar en un pleno. Ya había comenzado su tratamiento contra el cáncer y recibió la ovación y el cariño de los diputados de los cuatro partidos con representación en el Parlamento autonómico. Desde entonces, la enfermedad la ha mantenido diez meses de baja. Será el próximo jueves, 20 de febrero, cuando vuelva al pleno de las Cortes. Lo hará, 308 días después, para participar en la sesión de control al jefe del Consell, Carlos Mazón.
«Vuelvo poco a poco. No estoy para desaparecer de mi casa y hacer noche fuera. Tengo que ver cómo me sienta el viaje y el ambiente que me encuentre allí», confiesa Aitana Mas a las puertas de su regreso. La crevillentina se siente nerviosa y con ganas de «dar un abrazo» a gente que hace tiempo que no ve. Con todo, su tratamiento contra el cáncer se prolongará hasta mayo. «Tengo que equilibrar la parte política con la recuperación. Me queda el tratamiento y la rehabilitación. Las citas médicas no han acabado y sigo sin tener una vida normal», apostilla al respecto.
La intención de la exvicepresidenta de la Generalitat es reincorporarse a la primera línea política de forma progresiva, con el objetivo de estar a pleno rendimiento en septiembre. Aunque para ello es consciente de que la evolución del cáncer de mama será determinante. «Al pasar por la enfermedad, certifico que todo en la vida es política. Para curarte de un cáncer necesitas decisiones políticas previas a tu favor. Y hay más factores asociados: la situación económica, la estabilidad, las cargas familiares, la conciliación…», apunta la diputada.
Salud mental
La crevillentina también pone el acento en su salud mental. «Tengo que ir día a día, sin hacer muchos más planes. Luego vendrán la reconstrucción y otras fases médicas. Son más ligeras y mi vida ya no está en juego, pero también son pesadas. Y el ambiente crispado actual de la política me hace ser más cauta. No quiero volver de las Cortes peor de como haya salido de mi casa», manifiesta antes de compartir dos reflexiones que pueden parecer contradictorias, pero que, una detrás de la otra, cobran pleno sentido. «Cuando estaba con la quimio dudé mucho en si volver a ejercer la política», apunta antes de añadir: «Sentirme vulnerable ha hecho que me acerque más a la política, ser consciente de la necesidad de buenas prácticas».
En los diez meses en los que Aitana Mas ha estado de baja, hay un hecho que ha marcado la actualidad política de la Comunidad Valenciana muy por encima del resto de acontecimientos: la dana del pasado 29 de octubre en Valencia. «Ha habido errores por parte de los dos gobiernos, principalmente del más cercano y responsable», considera la diputada de Compromís, que hace un llamamiento a una reconstrucción inmediata y también a una valoración a medio y largo plazo: «Hay que mitigar los efectos del cambio climático, no es algo lejano ni nos lo tenemos que tomar a broma. Debemos sentarnos todos los partidos para construir una base común y no estar echándonos la culpa los unos a los otros».
Debate parlamentario
La enfermedad ha llevado a la crevillentina a seguir el debate parlamentario y el crudo enfrentamiento político desde la distancia. «Me gustaría que, igual que se han preocupado por mi salud, se preocupen los unos de los otros. No podemos seguir denostando el oficio de político, las faltas de respeto no ayudan a nadie», expresa a pocos días de que se produzca su vuelta a las Cortes tras diez meses de baja.
Más allá de la dana y sus efectos, Aitana Mas pone el acento en cuestiones como la sanidad y la educación públicas, y reivindica el legado del Botànic en estos terrenos. «La dana también es una cortina de humo para ocultar malas políticas. Tenemos que esforzarnos por las cosas que hacen vivir mejor a la ciudadanía», finaliza.