Jabalíes que entraron en un colegio, aunque no iban a clase; que pusieron en jaque a la Policía o que incluso se fueron a la playa o ‘de compras’ a un centro comercial. No son escenas ficticias, sino reales y recientes. Ojo con estos mamíferos potencialmente peligrosos y en explosión demográfica.
La presencia de estos animales en zonas urbanas se convirtió en anécdota durante el confinamiento por la pandemia del coronavirus, pero últimamente ya se trata de episodios frecuentes que empiezan a movilizar a ayuntamientos, como en la Costa del Sol.
Esta situación y sus consecuencias genera controversia. Colectivos animalistas han denunciado ataques a jabalíes en Almería de afectados por la situación e instan a la reflexión sobre la terminología utilizada, al entender que etiquetas como ‘invasión’ o ‘plaga’ solo «fomentan actitudes violentas» hacia ellos, y defienden métodos «éticos y efectivos» para su control poblacional.
Dos jabalíes en la ciudad de Vigo. / EFE / Sxenick
El catedrático de Zoología en la Universidad de Málaga, Raimundo Real, integrante de un programa europeo que intenta controlar la proliferación de jabalíes, ha admitido a EFE que lograr esto no es fácil y apuesta por campañas de control en general en todas partes, en particular en las ciudades.
Caza de conservación
También ha manifestado que la caza no debe verse como negativo si se hace bien y que «hay una caza de conservación, que tiene que permitir que esta especie se mantenga dentro de unos límites» porque, además del riesgo que entraña su presencia en zonas urbanas y ser foco de enfermedades, «hace mucho daño en los ecosistemas».
«Acapara alimentos, destruye otras especies, destruye los nidos de todas las aves que nidifiquen en el suelo, es realmente una especie que si se sale de unos límites demográficos, hace un daño muy grande por lo generalista que es», ha destacado.
Ha insistido en que las poblaciones de jabalíes deben controlarse y que eso «no es crueldad, es casi más crueldad dejarlo por la de animales que mata y de forma muy cruel».
«Genera problemas adicionales y no son pequeños; son focos de enfermedades graves que pueden pasarse al ser humano, las zoonóticas, y que además se pueden pasar a la cabaña ganadera de cerdo doméstico, con lo cual pueden crear problemas económicos y de alimentación muy graves, sobre todo en España», ha indicado.
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Una piara de cerdos asilvestrados pasea en busca de comida entre las urbanizaciones de la zona residencial de Riviera del Sol en Mijas (Málaga). / EFE / Esther Gómez
Ha resaltado que quizás «hay demasiadas zonas de bosque» y que no todos los ecosistemas naturales deben ser de ese tipo: «El bosque tiene que tener su sitio, pero tiene que haber praderas, matorral, diversidad de ecosistemas».
Más bosque en Europa
El catedrático ha advertido que aunque se habla de deforestación o pérdida de bosques en general, en España o en Europa no ha ocurrido así, sino que «los bosques lo que han hecho es aumentar» y que «eso trae cosas buenas, pero también malas».
En este sentido, se ha referido al aumento de los jabalíes y a los incendios que se han vuelto cada vez más fuertes, entre otras cosas porque la biomasa, la cantidad de árboles, se ha incrementado mucho.
«Los bosques se han acercado mucho más a las ciudades, las ciudades se han extendido hacia los bosques. La separación entre el hábitat natural del jabalí y el entorno urbano ha disminuido por los dos extremos«, ha asegurado, además de referirse al incremento de zonas verdes en las ciudades.
Urbes amigables para algunas especies
«Ha habido una modificación de los entornos urbanos que se han vuelto más amigables y amistosos para algunas especies«, ha aseverado, añadiendo que el jabalí encuentra que «la disponibilidad de alimentos es grande, sobre todo en depósitos de basura«.
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Jabalíes en Vigo. / FdV
También ha aludido a aspectos coyunturales como la intensa sequía de los últimos años y a que «en el bosque ha escaseado el alimento y el agua». Además, es una especie «que no tiene enemigos naturales, salvo el hombre con la caza», ha agregado.
«Es un animal peligroso, fuerte, grande, salvaje, que ataca», ha precisado, para añadir que la presencia de jabalíes en ciudades se generaliza y él se los ha encontrado en Marbella junto al mar: «He visto jabalíes en la playa y quitarle a un turista un bocadillo de la mano».