Democracias imprevistas

Democracias imprevistas

Supongo que, en lo fundamental, el quehacer filosófico no consiste sino en entender cuanto hace, piensa y acontece al ser humano, considerado este tanto en singular como en plural. Ese afán por descifrar suele dirigir incisivamente la mirada hacia el presente. El nuestro podría calificarse como presente absoluto dada la escasa importancia concedida tanto al pasado como al futuro. La desconsideración por lo que nuestras decisiones de hoy puedan suponer para las futuras generaciones y la falta de interés por lo que les aconteció a las anteriores serían muestra de ello. El protagonismo del aquí y del ahora lo fagocita todo. Hoy, nuestra realidad gira en torno a un número limitado -pero no menor- de conceptos cuyo peso específico condiciona la práctica totalidad del día a día. Por supuesto Democracia y Derecho serían dos de ellos. Me quedo de momento con el primero, Democracia, bien entendido que buena parte de las teorías clásicas sobre la democracia se están viendo sacudidas por hechos de diversa índole acaecidos en los últimos años. Tal vez para entender tanto esos hechos como qué cosa sea hoy la democracia en sí convenga tener en cuenta la conocida idea de Pascal según la cual resulta «imposible conocer las partes sin conocer el todo, así como conocer el todo sin conocer particularmente las partes». Se me ocurre que, como mínimo, habríamos de considerar tres factores (o partes) que han contribuido a modificar, o quizás fuera más exacto decir remodelar, la noción de democracia. Uno, la paulatina sustitución de los medios clásicos de información por las redes sociales. Lo cual provoca que, a menudo, informaciones no contrastadas e incluso falsas estén ocupando parte del espacio antes adscrito a la libertad de prensa, confiriéndose un eco desmedido a opiniones extremistas. Dos, el periodo de bonanza económica y fértil redistribución de la riqueza característico de una etapa sólida de la democracia, que sembró la expectativa de una mejora progresiva traducida en un crecimiento asegurado e ilimitado del nivel de calidad de vida de la ciudadanía. Sin embargo, las presentes condiciones laborales y las que anticipan los analistas distan mucho de tan halagüeñas previsiones. Tres, prácticamente todas esas democracias estables que se instituyeron sobre una base población mono-étnica y mono-cultural, ven hoy cómo los movimientos y flujos migratorios transforman esa situación por completo.

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