La grada de Gol Orriols guarda el tesoro más preciado del Ciutat de València en su interior. Pocos estadios en el mundo, obsesionados con sumergirse en esferas modernas, poseen un espacio donde la grandeza del Levante se ve representada en sus artilugios. Camisetas, banderines, botas, fotos…
El ‘Raconet’ de Raimon Ferrer, mantenedor del césped del templo, es un rincón donde las reliquias son abundantes, tanto relacionadas con el Levante como con el universo del fútbol. Todo empezó en la temporada 2003/2004, cuando el hábito de hacer paellas en su interior, para enriquecer un año que terminó siendo histórico, derivó en donaciones deportivas por parte de la plantilla granota por iniciativa propia.
Esa campaña fue el inicio de un espacio que, a día de hoy, es mítico e icónico en el Levante, pero también, supuso un antes y un después en la vida de su constructor. Descubrió a Manolo Preciado y, desde entonces, se convirtió en su amigo del alma. En el hermano que siempre deseó tener. Un entrenador histórico que no solo está presente en el corazón de Raimon y verá el duelo entre Levante y Sporting de Gijón desde el tercer anfiteatro, sino que preside ‘El Raconet’ en cada una de sus esquinas.
El museo de Raimon es sinónimo de levantinismo, pero en su dosis, Preciado se encuentra en todos los rincones. Cada una de sus paredes tiene, mínimo, una imagen de Manolo. Nada más entrar, en lo alto del muro frontal hay, de izquierda a derecha, cuatro imágenes del entrenador cántabro: una foto de la estatua que tiene en El Molinón, un retrato de su rostro, una foto de su etapa como jugador en el Racing de Santander y otra como técnico del club santanderino, pero en el banquillo visitante del Ciutat. No obstante, Manolo Preciado está omnipresente en ‘El Raconet’. Incluso, hay un ninot suyo indultado de las Fallas de 2017. El cariño y la amistad que entablaron Preciado y Raimon bien merecía presidir su museo.
«Es el amigo que siempre buscaba. Lo encontré y después se fue. Con Manolo viví ratos muy agradables e íntimos. Caló mucho en mi persona. Está en cada pared, es quien protege este ‘Raconet’. Es la manera de identificarme con él», dijo Raimon en SUPER de cara al duelo entre el Levante y el Sporting de Gijón: dos clubes en los que dejó huella y que, tal y como aseguró el encargado de conservar el tesoro más preciado del Ciutat de València, «la figura de Manolo siempre está presente cuando viene el Sporting de Gijón, como la de Manuel Campuzano».
Entrevista en el Raconet con el jardinero del Levante UD Raimon / SD
Raimon se encarga del estado del césped del campo del Levante desde 1988. Su inconmensurable trabajo hace que el terreno de juego esté impoluto siempre que el equipo de su vida entra en acción, pero, cuando Manolo Preciado asumió el desafío de devolver al club a la élite 40 años después, tuvo que hacer frente a las dudas del técnico sobre el césped. Unos interrogantes que provocaron una pequeña trifulca entre ambos, pero que dio comienzo a una amistad inquebrantable. «La relación entre ambos empezó en un partido en el que el campo no estaba en las mejores condiciones. Él hizo unos comentarios y fui a pedirle una explicación. Tuvimos una pequeña trifulca, pero fue el inicio de una amistad infinita». Tal fue la magnitud de la misma, que define la relación con Preciado como «más íntima y personal que futbolística», hasta el punto de ir a visitarle cuando finalizó su viaje de bodas. «Lo primero que hice cuando aterricé en València fue ir a Murcia a verle».
‘El Raconet’ es el lugar en el mundo de Raimon. Es donde conecta con su sentimiento levantinista y con su queridísimo amigo Manolo Preciado. Tan presente está en su museo personalizado, que tuvo la sensación de que se despidió de él desde el espacio donde presume de su figura. Su fallecimiento el 6 de junio de 2012 supuso uno de los momentos más duros de su vida, sobre todo, al llegar en un momento donde deseó con ansia que cerrase su fichaje por el Villarreal para tenerlo más cerca y seguir compartiendo momentos con más asiduidad.
El golpe fue durísimo, pero, al menos, lo sufrió desde ‘El Raconet’. «Estaba precisamente en ‘El Raconet’. Fue Aizpurúa quien vino y me lo dijo. Estábamos pendientes de que firmase por el Villarreal para tenerlo más cerca». Rumbo a los 13 años desde su muerte, y en la víspera de un partido marcado en rojo para Raimon, nunca olvidará a una leyenda de Levante y Sporting, pero sobre todo, a su querido amigo. De los mejores regalos que le ha dado la vida. «Era una gran persona, todo bondad. Te ayudaba en lo que podía. Te miraba a la cara y detectaba si estabas bien o estabas mal. Estaba muy pendiente de todo en el día a día. Nunca me olvidaré de él».