El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha afirmado este viernes que no descarta denunciar a Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) si el presidente Donald Trump cumple con sus amenazas arancelarias.

Lula ha vuelto a incidir en su idea de actuar recíprocamente ante cualquier imposición arancelaria que llegue de la administración de Donald Trump, sin descartar la respuesta de presentar una queja ante la OMC, si bien ha subrayado en la necesidad de entenderse con un socio con más de 200 años de relaciones diplomáticas y comerciales. El presidente estadounidense anunció un arancel añadido del 25% sobre el acero y el aluminio brasileño; Lula les dijo a periodistas que “es muy simple: si impone aranceles sobre productos brasileños, habrá reciprocidad”. Similar a la Unión Europea (UE), el presidente brasileño parece estar dispuesto a entrar en una guerra comercial con Estados Unidos.

«Tenemos una relación de mucha igualdad. Ellos importan por valor de 40.000 millones de dólares, nosotros de ellos 45.000 millones, es el único país del mundo que tiene superávit con relación a Brasil. Queremos paz, no guerra», ha remarcado. Lula ha insistido en que Brasil no desea tener un contencioso internacional con ningún país, pero actuará con respecto Estados Unidos en los mismos términos. «Si Trump tiene ese comportamiento hacia nosotros (…) habrá reciprocidad», ha remarcado en una entrevista este viernes para Radio Clube do Pará.

También ha confirmado que todavía no ha conversado con el presidente Trump, aunque ha restado importancia al asunto afirmando que la relación entre ambos países es una cuestión de «Estados», no de personas en concreto. «Él se encarga de Estados Unidos, yo me encargo de Brasil», ha zanjado.

Por ello, Lula ha defendido la «tranquilidad» como motor de progreso universal y que Donald Trump «no puede hacer lo que quiere porque si sus acciones afectan a otros países, van a reaccionar». A pesar de ello, las reacciones y las amenazas de Brasil, la UE u otras organizaciones no han parado las políticas del presidente estadounidense.

Una guerra comercial con Brasil

La política arancelaria más agresiva de Trump está dirigida a los países vecinos de Estados Unidos. No obstante, tanto el presidente canadiense como la mexicana han acordado un suspenso temporal de las medidas a través de negociaciones. En el caso de Brasil, los aranceles no se aplicarán universalmente, pero tendrá un efecto significativo en su economía además de la estadounidense.

El profesor de relaciones internacionales de la universidad de Rio de Janeiro (UFRJ), Fernando Bancoli, ha señalado en una entrevista con Brasil de Fato que parece que “Trump está haciendo pruebas, intentando entender más o menos hasta qué punto se puede mover”. Otros expertos señalan que la presión estadounidense puede crear un hueco para actores internacionales, como China. El país asiático ha estado fortaleciendo sus relaciones económicas con países suramericanos los últimos años, de acuerdo con Al Jazeera, por lo que es probable que una guerra arancelaría con Brasil le beneficiará.

En la entrevista de Brancoli, también explicó las afirmaciones erráticas de Trump y la posible lógica detrás de los aranceles. Trump, al ser ante todo un empresario, ha descrito en sus libros su metodología para negociar en sus empresas. Empieza pidiendo algo extravagante y fuera de la normalidad para que, posteriormente, las siguientes exigencias parezcan más asequibles. “Siguiendo esta lógica, podemos imaginarnos que las afirmaciones aparentemente absurdas de Trump, como la invasión del canal de Panamá o la compra de Groenlandia perteneciente a Dinamarca, son más sobre crear unas bases para un debate y negociación en lugar de los planes en sí”, explicó el experto.

Aun así, las relaciones internacionales y los Estados no son empresas y sus dirigentes no son empresarios. Por ello, esta metodología podría fallar a largo plazo. Sin embargo, se podría decir que ha funcionado en las relaciones con México y Canadá. A cambio de la suspensión temporal de aranceles, ambos países han acordado aumentar su control y supervisión de las fronteras con Estados Unidos para limitar el acceso de inmigrantes y para frenar la entrada de fentanilo.  Además, Trump afirmó en sus redes sociales que, a lo largo del mes, mantendrá relación con la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, para “intentar llegar a un acuerdo entre los dos países”. Se verá si Lula entra en un acuerdo similar con Trump en las próximas semanas.

No descarta ser candidato en 2026

Por otro lado, Lula ha asegurado que no descarte presentarse a la reelección en 2026, si bien ha matizado que aún es «pronto» para tomar una decisión, que dependerá, ha explicado, no sólo de su estado de salud, sino también de la decisión que tomen los partidos que le apoyan.

«Es pronto para hablar de las elecciones de 2026. Si seré candidato o no depende del debate de muchos partidos políticos, de la sociedad brasileña», ha dicho Lula. «Tengo 79 años, soy consciente de eso, no puedo mentir a nadie, mucho menos a mí. Si estoy al cien por cien de salud, con la energía que tengo (…) si creo que sea acertado creer que puede ser candidato, puedo serlo, pero no es mi prioridad ahora», ha dicho el presidente brasileño.

A diferencia de otros años, las próximas presidenciales en Brasil no tienen aún candidatos claros de cierta enjundia política. A la ambigüedad de Lula sobre su posible participación en 2026 se suma la inhabilitación del expresidente Jair Bolsonaro debido a sus problemas con la Justicia, que podrían aumentar la semana que viene ante una previsible denuncia por intento de golpe de Estado en 2022.

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