Elisabet Agea y Silvia Diez, ingenieras que abren mentes

Hagan la prueba: pregunten a sus hijos, sus sobrinos o sus nietos, a ellos y a ellas, si han oído hablar de Henry Ford, Rudolf Diesel y Emerson Fittipaldi. Seguro que muchos relacionarán el apellido Ford con la producción de coches en cadena, algunos serán capaces de deducir que Diesel fue el inventor del motor que lleva su nombre y la mayoría habrá escuchado la expresión “conduce como un fitipaldi” en referencia a la temeridad del famoso piloto brasileño. Ahora hagan la misma pregunta con otros tres nombres: Mary Anderson, Dorothy Lewitt y June McCarroll. Casi ninguno –por no decir ninguno– habrá oído mencionar estos nombres, pese a que sus contribuciones al mundo del motor –el limpiaparabrisas, el retrovisor y las líneas divisorias de los carriles, respectivamente– son iguales o más importantes que las de sus colegas hombres.

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