Una niña de dos años y su madre de 37 han fallecido este sábado a causa de las heridas que sufrieron en el atropello masivo que se produjo el jueves en Múnich (Alemania). De los 39 heridos que se habían registrado, madre e hija eran las únicas que se hallaban en estado crítico a raíz del atropello, que dejó además ocho lesionados graves y diez de gravedad mediana.

Las autoridades investigan lo sucedido como un posible atentado islamista, según informó la cadena regional Bayerischer Rundfunk, que citó a la Oficina Regional de Investigaciones Criminales (LK).

Poco antes de conocerse la noticia, el canciller alemán, Olaf Scholz, había acudido a depositar flores al lugar de los hechos, donde realizó un llamamiento a la unidad del país, e instó a que los autores de este tipo de actos sean castigado con «toda la dureza de la ley».

«Es motivo de aflicción y es algo que nos alecciona a hacer todo lo que está en nuestra mano para evitar esta clase de sucesos», declaró el canciller con respecto al atropello masivo, el segundo de este tipo en dos meses después del de Magdeburgo (este), que causó seis muertos y varios cientos de heridos el pasado 20 de diciembre.

La Fiscalía General del Estado asumió este viernes la investigación de los hechos, después de que la policía hallase indicios que la hacían sospechar de una posible motivación islamista.

El autor, un ciudadano afgano de 24 años, que fue detenido en el momentos, reconoció en el interrogatorio que había embestido de forma deliberada contra la manifestación de empleados públicos convocada por el sindicato Verdi y adujo para ello una «explicación religiosa», según dijeron los investigadores el viernes en una rueda de prensa en Múnich.

De acuerdo con el tabloide Bild, durante el interrogatorio el sospechoso afirmó que Dios le había ordenado arrollar a la gente «para enviarlos a todos al paraíso».

En contra de lo que había trascendido inicialmente, el detenido se hallaba legalmente en Alemania -aunque su solicitud de asilo había sido rechazada en 2016- y no contaba con antecedentes penales, pero según algunos medios padecía alucinaciones y se había comportado de forma llamativa en los últimos tiempos.

El mes pasado, otro ciudadano afgano fue detenido como sospechoso de un ataque con cuchillo en Aschaffenburg -igual que Múnich, en la región meridional de Baviera- en el que fueron asesinados un niño de dos años y un hombre de 41 que acudió a ayudarle, lo que conmocionó al país y dio un vuelco a la campaña de cara a las elecciones del 23 de febrero.

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