La nueva película de Bong Joon-ho, ‘Mickey 17’ no se presentará en el Festival de Cannes pese a que la ficción inmediatamente anterior del coreano, ‘Parásitos’ (2019), ganó allí la Palma de Oro –y pese a que el certamen francés suele ser muy fiel a sus ganadores–, sino que lo ha hecho este sábado en el de Berlín, fuera de concurso; además, se estrenará en cines el 7 de marzo y no a finales de año como sin duda lo harán buena parte de los títulos que competirán en la gala de los Oscar de 2026. ‘Parásitos’, recordemos también, arrambló con todas las estatuillas importantes en la de 2020.
En cualquier caso, la película de Bong a la que ‘Mickey 17’ más se parece es ‘Okja’ (2017): como aquella sátira sobre la industria cárnica, después de todo, se sirve de un planteamiento propio de la ciencia-ficción, mucho humor tanto del blanco como del negro y un plantel que incluye criaturas grotescas y seres humanos ridículos pero muy oscuros para hablar de asuntos que complican nuestro presente.
La protagoniza un tipo que acepta participar con un cometido muy peculiar en una misión espacial destinada a colonizar otro planeta; en concreto, se encarga de participar en experimentos que entrañan riesgo de muerte, y cada vez que pierde la vida, un nuevo clon de él mismo es escupido por una gigantesca impresora 3-D para que vuelva a jugarse el cuello. A partir de esa premisa, que le permite acumular escenas en las que el actor Robert Pattinson aparece por duplicado –y exhibe actitudes para el ‘slapstick’ hasta ahora desconocidas en él–, ‘Mickey 17’ encadena gags y alusiones jocosas sobre el tipo de tecnologías deshumanizadoras que promueven magnates como Elon Musk y sobre las actitudes imperialistas, xenófobas y ultracapitalistas que encarnan políticos como el que acaba de volver a entrar en la Casa Blanca.
“Me inspiré en políticos reales del pasado, y Mussolini fue uno de ellos; en todo caso prefiero que cada espectador haga sus propias conexiones”, matizaba Bong al respecto este sábado, tal vez consciente de que no le conviene meterse en líos; en cualquier caso, el tirano a quien Mark Ruffalo encarna en la película es un trasunto inconfundible de Donald Trump, por su forma de hablar, su cara de asco y esa actitud risible tras la que oculta una crueldad y una falta de empatía alarmantes.
Obra menor
También como ‘Okja’, aunque no tanto como ‘Okja’, ‘Mickey 17’ puede considerarse una obra menor en la filmografía de Bong. Es una película a la que sobran una parte considerable de sus 137 minutos de metraje, y la arritmia que ese exceso provoca no es lo único que sabotea su eficacia cómica; la obviedad de sus paralelismos políticos, asimismo, hace que resulte demasiado realista como para ser tan graciosa como pretende. Como en el caso de casi todas las ficciones de su director, su gran baza es su irresistible humanismo, y su confianza en que acabaremos con los tiranos antes de que ellos lo hagan con nosotros.
La sombra de Trump también planea sobre la segunda película –la primera fue ‘Memory’ (2023)– que la actriz Jessica Chastain ha rodado a las órdenes del mexicano Michel Franco, presentada hoy en el certamen berlinés como candidata al Oso de Oro. ‘Dreams’ retrata la relación de sexo y amor –o algo vagamente parecido al amor– que mantienen un joven bailarín mexicano y una rica filántropa estadounidense, y que se ve dañada irreparablemente cuando él decide cruzar ilegalmente la frontera entre ambos países.
Es una película empeñada en avanzar de forma circular para proponer las mismas reflexiones una y otra vez, y que acaba adéntrandose –sin duda involuntariamente– en el terreno del absurdo para subrayar una evidencia: que los poderosos siempre ganan, y el resto siempre perdemos.