Su primera novela, ‘La señora March’, fue todo un fenómeno; una de esas raras supernovas que de vez en cuando irrumpen en la galaxia literaria. Le llovieron comparaciones con Patricia Highstmith, los editores de medio mundo se rifaron el manuscrito, y la actriz Elizabeth Moss compró los derechos para llevarla al cine. Ahora, cuatro años después de triunfar con aquel desquiciado thriller psicológico, Virginia Feito (Madrid, 1988) regresa con ‘Victorian Psycho’ (Lumen en castellano; La Campana en catalán), vísceras e higadillos en tiempos de Dickens y una psicópata inquietante, la institutriz Winifred Notty, al volante. Escrita originalmente en inglés, igual que ‘La señora March’, ‘Victoria Psycho’ cobró vida cinematográfica antes incluso de llegar a las librerías y el director Zachary Wigon ya prepara su adaptación con Margaret Qualley en el papel protagonista. “Estoy tan agradecida de que me hayan dejado entrar en el club que, aunque no lo sepan, pueden hacer lo que quieran con el libro”, bromea la novelista, una de las estrellas de la 20ª edición de BCNegra, minutos antes de participar en un club de lectura en la Biblioteca de Montbau.
Dice que las novelas que más le han marcado han sido también las que más le han traumatizado. ¿Era eso lo que buscaba con ‘Victorian Psycho’?
Creo que quería generar una experiencia de la que el lector se acordara. No sé si buscaba específicamente traumatizar, porque yo también busco un equilibrio. Lo que seguro que no quería era quedarme corta, pero no sería este el libro que más me ha traumatizado. Los he leído mucho peores.
¿Cómo cuáles?
Hay varias. ‘American Psycho’, de Bret Easton Ellis; ‘Mi nombre era Eileen’, de Ottessa Moshfegh; Zombi’, de Joyce Carol Oates; ‘El quinto hijo’, de Doris Lessing; ‘Tampa’, de Alissa Nutting… Muchos de mujeres. Casi todos.
Virginia Feito posa en la biblioteca de Montbau antes de un club de lectura. / Manu Mitru
¿Y qué le hace volver una y otra vez ahí? ¿Qué es lo que busca?
No diría que soy una persona resiliente o fuerte de ninguna manera, pero necesito enfrentarme a la oscuridad. No sé muy bien por qué. No sé si es por supervivencia, para aprender a hacerlo, o simplemente porque es lo que más me fascina. Y me parece muy potente que un libro, solo con palabras, te genere un trauma e imágenes que te persiguen para siempre. Debería ser ilegal de lo fácil que es, porque no hay presupuestos, no hay un equipo detrás. Es un truco de magia aparentemente muy simple.
¿Cómo se encara una segunda novela como ‘Victorian Psycho’ después de todo el revuelo que se organizó alrededor de ‘La señorita March’?
En mi caso, mal. Al principio, dos semanas después de volver de Estados Unidos, donde había habido una puja por ‘La señora March’ y se vendieron los derechos, volví a España muy subida. Escribí un primer borrador de ‘Victorian Psycho’ que yo creía que era una obra maestra, lo envié y me lo devolvieron sugiriéndome amablemente que habláramos, porque no estaba funcionando. A mí ahí se me hunde el mundo, pienso que es el fin de mi carrera y que no voy a volver a publicar un libro en la vida.
Se ha infantilizado un poco la figura del psicópata y se van generando contenidos donde es bastante aceptable, incluso se puede hasta enamorar
¿Qué cambió para que funcionara?
Se le dio una estructura lógica, capítulos… Era básicamente un vómito que no tenía sentido por ningún lado. Estaba demasiado obsesionada con lo de generar una experiencia.
¿Se lleva bien la época victoriana con la violencia extrema?
Es que era una época muy grotesca, había muerte en todos los rincones. También tiene una parte nostálgica muy contradictoria, con las chimeneas, la luz de velas, los inviernos con braseros… Era como muy acogedora y, al mismo tiempo, terrorífica y muy oscura. Había muchísima muerte, muchísimos bebés muertos. Hubo como una epidemia de infanticidio en Londres y hasta en el gobierno tuvieron que comentar lo preocupados que estaban encontrándose bebés muertos en todos lados: en vagones de tren, en el río, en las calles, en cajas… En todos lados. Era como una parodia de sí misma esta época. Me fascina, sí, pero no iría jamás a visitarla.
![Virginia Feito.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/23a29044-d488-4b3e-b1cd-2b293b8893d1_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Virginia Feito. / Manu Mitru
Hablando de muertes y de bebés, ¿se marca alguna línea roja a la hora de escribir?
Intento que no, sobre todo en una novela que se llama ‘Victorian Psycho’ y que está narrada en primera persona por una psicópata. Temía quedarme corta, sinceramente, porque creo que ahora se ha romantizado un poco esta figura; se ha infantilizado un poco la figura del psicópata y se van generando contenidos donde es bastante aceptable, incluso se puede hasta enamorar. Es como el psicópata que podemos cambiar entre todos. Quería evitar eso.
Más allá del título, a Winifred la conecta con ‘American Psycho’ esa idea de que realmente no sabemos si lo que pasa ocurre de verdad o sucede sólo en su cabeza
Es algo que ya saqué en ‘La señora March’. Me intriga mucho, esa confusión, esa ambivalencia, Es una psicópata, así que si alguien nos va a mentir y nos va a manipular es ella.
¿Tienen algo en común la señora March y Winifred?
Están en lados opuestos del espectro. A la señora March le importa todo muchísimo y a Winifred no le importa absolutamente nada. Las dos se reprimen de una manera u otra, pero yo creo que Winifred es bastante más deleznable. Lo que pasa es que es muy graciosa, y la señora March no tiene ningún sentido del humor.
Es todo maravilloso y estoy muy agradecida, pero no me fío de Hollywood; no me lo acabo de creer y veo a diario proyectos maravillosos que se caen
“El mal sólo puede entenderlo el mal”, escribe.
Por eso nos encantan tanto todos los ‘true crimes’ que nos presentan un caso maravilloso, súper interesante e intrigante, pero que nunca vamos a saber quién lo hizo ¿Por qué me trago siete horas de documental si nunca lo vamos a saber?
Al final, una conclusión macabra: “las niñas de todo el país sabrán que ellas también pueden aspirar a matar: no sólo lo hacen los hombres”, dice Winifred.
Eso era también un guiño al hecho de que la protagonista sea una mujer y ver hasta qué punto está dispuesto el lector a justificar sus acciones como si fuera una venganza feminista. Es satisfactorio luchar contra el patriarcado, sí, pero llega un momento en que es otra cosa. Me hacía gracia la idea de que el lector aplaudiera confuso pensando: “espera, ¿estoy de acuerdo con esto? ¿debería estar aplaudiendo esto?”.
![Virginia Feito es una de las estrellas de BCNegra 2025.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/fb245786-9f49-40c7-a43f-bfd839f8ec8c_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Virginia Feito es una de las estrellas de BCNegra 2025. / Manu Mitru
¿Cómo van las adaptaciones al cine?
Las dos están un poco más adelantadas. ‘Victorian Psycho’ que puede que se empiece a rodar bastante pronto, y con ‘La señora March’ estamos todavía con el guion. Es todo maravilloso y estoy muy agradecida, pero no me fío de Hollywood; no me lo acabo de creer y veo a diario proyectos maravillosos que se caen. André Aciman me dijo que ‘Call Me By Your Name’ tardó diez años, así que cojo asiento. Llevo cinco con ‘La señora March’ en producción, así que nunca se sabe.
En cualquier caso, leyendo el libro uno no se imagina a Winifred interpretada por Margaret Qualley.
¡Es que es Hollywood! Y muchas otras que ni te imaginas que cambiarán. Tampoco hace falta calcarlo. Creo que eso sería un error. Al final, para traducirlo a otro idioma siempre tienes que estar abierto. No debería ser igual que el libro. Mira Stephen King cuanto se quejó de ‘El resplandor’, para mí la mejor película de la historia del cine de terror.
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