El error del Gobierno de coalición, opacando una nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) con una guerra interna por el mínimo exento de tributar al IRPF, ha desencadenado una toma de posiciones complicada de imaginar. El Partido Popular (PP) y la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), abierta y reiteradamente contrarios a subir el sueldo de los que menos cobran, han aprovechado el paso en falso de PSOE y Sumar para trasladar un discurso en el que se posicionan falsamente del lado del trabajador con el clásico “el dinero en el bolsillo del ciudadano”.

Las dos fuerzas del Ejecutivo podrían haber solventado el debate antes o después del día de la aprobación del incremento en el Consejo de Ministros; pero primero Hacienda, con la remisión de unas fuentes en los momentos previos a la comparecencia, y después la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, protagonizando uno de los momentos más tensos de la coalición en la rueda de prensa, han puesto en bandeja a Alberto Núñez FeijóoAntonio Garamendi las críticas. Tras las que realmente se esconde una negativa a subir el SMI.

El SMI se ha subido hasta en seis ocasiones desde la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa y Díaz al Ministerio de Trabajo. La cuantía ha pasado de los 736 euros mensuales que dejo Mariano Rajoy (10.302 al año) a los 1.134 euros (16.576 euros) actuales, lo que representa un incremento del 61%. El mínimo exento de IRPF se ha elevado a la par hasta el último aumento (15.876 euros) y aún así el Partido Popular y la CEOE han estado en contra en todas las ocasiones anteriores, con la salvedad del paso de los 900 a los 950 euros (2020).

La primera, hasta los 900 euros, fue pactada por Sánchez y Pablo Iglesias de cara a los primeros Presupuestos Generales del Estado (PGE) de la coalición y la segunda contó con el apoyo de los empresarios. Desde entonces, la patronal se ha descolgado de todos los acuerdos referidos a la materia, independientemente del IRPF y de otras variables. El PP, por su parte, se ha parapetado detrás de la posición de la CEOE para justificar su negativa a la subida del SMI, argumentando que no podían apoyar un ascenso que no contenta a los empleadores.

PP y CEOE contra el SMI

Mientras pronuncian estos argumentos vacíos, los think tanks de ambas formaciones, los gurús económicos asociados y los medios de comunicación afines a la ideología neoliberal promulgada por PP y CEOE emiten mensajes de alarma y destrucción. “Destruirá millones de empleo” o “acabará con el mercado laboral español” son algunas de las premoniciones catastrofistas que se han realizado desde los sectores conservadores y afines a empresarios y populares. Producirá “desestabilización” a las pequeñas y medianas empresas, aseguraba el máximo responsable de economía del PP, Juan Bravo, el 12 de enero de 2024.

“Hemos manifestado en numerosas ocasiones nuestra posición, incluso el propio presidente Feijóo. Favorables a la subida del SMI, pero en el seno del diálogo social, con sindicatos y patronal, que es fundamental y básico. Tienen que contar con empleador y empleado y cualquier otra cosa es un disparate, al menos nosotros no lo compartimos”, trasladaba el portavoz del PP, Borja Sémper, el 8 de enero de 2024, en medio del debate de la subida del pasado curso, del que una vez más se descolgó la patronal. Lo que se traduce en que el PP se posicionaba en contra.

Garamendi, tras el que se esconde el PP, también se había posicionado en contra de la subida del 4,4% del SMI. Es una propuesta de alguien que “nunca ha pagado una nómina”, la consideraba el líder patronal, que pedía que se subiese menos y se levantase la mano con el sector de la Agricultura, donde precisamente se juntan tres de cada diez perceptores del SMI. Además, reafirmaba su propuesta de pagar al trabajador lo que le cuesta íntegramente a la empresa y que sea el Estado el que le retenga directamente, práctica que rechaza extender a la plusvalía que la empresa quita al trabajador.

No obstante, pese a mostrarse contrario a esta subida del SMI y las tres anteriores, tras el lío montado dentro del Gobierno asegura que la CEOE “quiere que la gente viva mejor”. “Yo prefiero que la gente tenga el dinero en el bolsillo”, garantiza el empresario vasco. Pero la pregunta es cómo llenar ese bolsillo. Para la CEOE se debe quitar de los recursos públicos, que se recaudan a través de impuestos y mantienen la educación, la sanidad, la dependencia y otros muchos servicios que no podría permitirse pagar la mayoría de la población, y no del aumento de sueldos con cargo a empresas con beneficios.

El PP sigue una lógica similar de bajada de impuestos a diestro y siniestro. Bajadas que luego se traducen en escasos euros para las rentas más bajas, que ya afrontan una carga reducida, y regalos millonarios para grandes fortunas, macroempresas o fondos de inversión. Política que desmantelan lo públicos en nombre de la libertad frente al Estado, como ha sucedido en regiones como Madrid, a la que han seguido otras autonomías del PP. Populismo fiscal y cantos de sirena para engañar al trabajador.

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