Los geckos exhiben una impresionante variedad de colores y patrones en su piel. Algunas especies tienen la capacidad de cambiar de color para mimetizarse con su entorno, una táctica que les ayuda a evadir depredadores y sorprender a sus presas. Otras especies presentan patrones llamativos que pueden servir para comunicarse o advertir sobre su toxicidad.
Se reconocen por el olor
Estudios han demostrado que los geckos son capaces de reconocer su propio olor, así como el de otros individuos de su especie. Utilizan su lengua para detectar sustancias químicas presentes en el ambiente, lo que les permite identificar territorios y posibles parejas. Esta habilidad indica un nivel de comunicación social más complejo de lo que se pensaba anteriormente en estos reptiles.
Ejemplar de gecko. / Pixabay
Una dieta muy variada
Aunque la mayoría de los geckos son insectívoros, alimentándose de grillos, cucarachas y polillas, algunas especies tienen dietas más variadas. Por ejemplo, el gecko crestado disfruta de frutas tropicales, mientras que otras especies pueden consumir néctar e incluso pequeños vertebrados. Esta diversidad alimentaria refleja su capacidad de adaptación a diferentes hábitats y disponibilidades de alimento.
Soportan temperaturas extremas
Algunos geckos han desarrollado la capacidad de sobrevivir en climas desérticos o incluso fríos. Por ejemplo, el gecko de Madagascar puede soportar temperaturas bajo cero entrando en un estado de letargo.
Una vida muy larga: 20 años
Con el cuidado adecuado, los geckos en cautiverio pueden vivir entre 10 y 20 años, dependiendo de la especie. Algunas especies, como el gecko leopardo, pueden alcanzar hasta 20 años de vida. Esta longevidad, combinada con su comportamiento dócil y apariencia llamativa, los convierte en mascotas populares en todo el mundo.
Gecko verde. / Pixabay
Muy populares como mascotas
A pesar de su adaptabilidad, algunas especies de geckos enfrentan amenazas debido a la pérdida de hábitat y la recolección para el comercio de mascotas exóticas. Y es que gracias a su tamaño manejable, comportamiento dócil y apariencia llamativa, muchas especies de geckos, como el gecko leopardo y el gecko crestado, son mascotas populares.
Pese a todas estas asombrosas características y a su sobresaliente adaptación a casi cualquier ecosistema, los geckos corren peligro. Entre las principales amenazas figuran: la pérdida de hábitat (avance de la urbanización, deforestación y conversión de tierras para la agricultura), el comercio ilegal, las alteraciones ambientales, la introducción de especies invasoras, el uso de pesticidas y la contaminación.