Un informe revela que millones de israelíes sufren estrés postraumático, pero menos del 1% ha recibido tratamiento. La crisis sanitaria persiste sin soluciones efectivas.

El impacto psicológico tras la masacre del 7 de octubre

El contralor estatal Matanyahu Engelman informó que la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre y la guerra posterior han afectado gravemente la salud mental de la población adulta en Israel. Según el informe, aproximadamente tres millones de personas han experimentado síntomas de ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Engelman advirtió que el sistema de salud mental colapsó en los primeros días de la guerra, una crisis que ya existía antes del ataque. A pesar de que un 38% de la población ha reportado síntomas moderados a graves, solo el 0,6% ha recibido tratamiento a través de las organizaciones de gestión de salud (HMO) y los centros de resiliencia.

En una carta enviada al primer ministro en noviembre de 2023, Engelman alertó sobre estas deficiencias, pero aseguró que aún no han sido corregidas en su totalidad.

Fallas en el sistema de salud mental y falta de respuesta

El informe estima que alrededor de 580.000 israelíes padecen síntomas graves de TEPT debido a los acontecimientos del 7 de octubre y sus consecuencias. La auditoría fue realizada en abril de 2024, seis meses después del ataque en el que miles de terroristas de Hamás mataron a 1.200 personas y secuestraron a 251 rehenes.

Engelman presentó sus primeras conclusiones el 13 de noviembre de 2023, tras visitar zonas de conflicto en el sur y el norte de Israel. También acusó al ministro de Salud, Uriel Buso, y al director general del Ministerio, Moshe Bar Siman-Tov, de no haber actualizado la preparación del sistema de salud mental a pesar de la evaluación publicada en 2001 por la Autoridad Nacional de Gestión de Emergencias.

Datos clave sobre la crisis de salud mental en Israel

  • 3 millones de adultos han experimentado ansiedad, depresión o TEPT.
  • Solo el 0,6% de la población ha recibido tratamiento.
  • Alrededor de 900.000 personas podrían buscar ayuda en el futuro.
  • El 17% de los encuestados teme por la confidencialidad del tratamiento.
  • Un 16% presenta síntomas graves, pero aún no ha buscado atención.
  • Los tiempos de espera para recibir atención pueden alcanzar los seis meses.

Atención insuficiente y barreras para acceder a tratamiento

De una muestra de 1.010 adultos, una tercera parte reportó síntomas moderados o graves de TEPT o depresión, y una quinta parte presentó ansiedad. La encuesta también sugiere que 900.000 personas podrían buscar atención en el futuro, pero el acceso sigue siendo limitado.

A pesar de la creciente necesidad, los fondos de salud y centros de resiliencia han brindado atención a menos del 1% de la población. Entre los obstáculos reportados, el 17% mencionó preocupaciones sobre la privacidad, el 5% no encontró un terapeuta adecuado, y muchos evitaron buscar ayuda debido a los largos tiempos de espera.

“Es inaceptable que las personas tengan que esperar hasta seis meses para recibir atención psiquiátrica”, afirmó Engelman, quien advirtió que la falta de tratamiento puede derivar en enfermedades crónicas y deterioro funcional.

Respuestas del gobierno y cuestionamientos al informe

El ministro Uriel Buso argumentó que la crisis del 7 de octubre fue un evento sin precedentes y que miles de israelíes han recibido atención a través del sistema de salud. Aseguró que la salud mental ha sido una prioridad desde el inicio de la guerra y cuestionó la validez de la encuesta.

El profesor Jonathan Huppert, del Centro de Recuperación del Trauma de la Universidad Hebrea de Jerusalén, señaló que el informe se basa en una encuesta de autoinforme realizada en abril de 2024, en plena guerra, y que los datos podrían no reflejar con precisión la cantidad real de personas que necesitan tratamiento.

Buso afirmó que el ministerio busca duplicar la disponibilidad de servicios de salud mental. Sin embargo, reconoció que no todos los afectados necesitarán tratamiento y que muchos podrían recuperarse sin intervención profesional una vez que la crisis disminuya. A pesar de ello, Huppert subrayó que la magnitud del trauma impide avanzar hacia una recuperación completa.

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