Del Etihad, campo del Manchester City, a Picadilly, centro de la ciudad, se puede ir andando. Es un paseo de menos de media hora en el que se puede atajar por la senda del tram (tranvía) por las que más de un seguidor del Manchester City caminaba tras la remontada del Real Madrid. Tan esperada, por la dinámica del club de Guardiola, como simbólica, porque supuso el primer asalto del club blanco al campo donde sufrió su mayor derrota reciente en Champions. No hace demasiado, cualquier cytizen habría vuelto a casa por el medio de las vías sin miedo a nada. Hoy, el simple hecho de poner bota en el hierro le hace pensar que acabará amputado. La mayoría no tiene miedo, porque incluso el peor momento de la mejor secuencia histórica supera lo vivido anteriormente. El que realmente vive descontextualizado es Pep, incapaz y totalmente abatido.

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