El abandono de la política por parte del exvicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, ha vuelto a dejar al descubierto las costuras de la formación de Santiago Abascal, y reabierto la guerra -si es que alguna vez se cerró- en la derecha y la extrema derecha mediática.

De esta manera, rostros representativos de esta parte del tablero como Javier Negre, Bertrand Ndongo o la cuenta HerQles, todos ellos seguiditas del actual Vox y especialmente duro con Federico Jiménez Losantos. Basta con echar un vistazo a sus rede sociales para comprobar que están más activos de lo normal en redes sociales, especialmente X, antiguo Twitter, con mensajes en favor de los de Abascal y en contra de uno de los máximos detractores de la gestión del líder del partido a tenor de la situación que atraviesa la formación con sede en Bambú.

Losantos, sin cuartel contra Abascal

Entretanto, el director de esRadio sigue a lo suyo, golpeando a Vox a golpe de editorial. La pasada noche, sin ir más lejos, escribía un nuevo editorial en El Mundo cargando contra Vox después de la cumbre fascista que reunió el pasado sábado en Madrid a los principales líderes de la ultraderecha europea.

Ecos de un pasado, Losantos asegura que Abascal “ha roto con aquel Vox -al que su medio aplaudió- que, sin ceder a la venganza, se negó a romper con aquel PP, que era peor que éste”. “Pero hace unos meses, rompió con el PP sin venir a cuento y, a la vez, y por sorpresa, rompió con Meloni, defensora de Ucrania, y se pasó a Orban, defensor de Putin. Y echó de este Vox a los fundadores de aquel Vox, alternativa real al PP que Rajoy enterró en 2017”.

“Dice Abascal que Vox conserva los mismos principios. Será en el sentido de entremeses, como mesoneros de los Patriotas de Varsovia. Del programa liberal de Rubén Manso, Vox ha pasado al sindicalismo azul mahón que dice que ‘las empresas son de los trabajadores’: adiós propiedad privada. Y del anticomunismo y Jaruzelski ha pasado, banco mediante, a Orban (…) Y nadie chista. Defienden las fronteras y traicionan al pueblo que muere por defender las suya. Son Patriotas por Europa… del Este. La de la “soberanía limitada” del Pacto de Varsovia, que masacró alzamientos de Alemania, Hungría, Checoeslovaquia y Polonia”, escribe el informador de esRadio en el mencionado medio de comunicación que, tras una retahíla de nombres concluye: “Vox ha oficiado su propio funeral”.

Guerra en la ultraderecha mediática

En el otro frente, el de los Javier Negre y compañía, no escatiman en los últimos días a Losantos. Ejemplo de ello son las varias ocasiones en las que el propio Negre ha arremetido contra Libertad Digital. “Aquí viendo para qué sirve: les acreditan los progres porque saben que, a pesar de tener a tiro de micro a Sánchez, no preguntan nada. Menos mal que existe EDATV”, decía en un tuit coincidiendo con la gala de los Goya.

Y en lo que respecta a Vox, retuiteaba: “Los mismos que decían que Juan García Gallardo era un xenófobo, un machista, un franquista y un impresentable, ahora dicen que es una terrible pérdida para Vox, partido del que “se van los mejores”. Pues una cosa u otra, amiguitos. Las dos a la vez, no”.

HerQules, por su parte, ha ido con todo contra Losantos hablando de las subvenciones públicas recibidos por la emisora: “Solo en sus dos primeros años de vida la radio de Federico Jiménez Losantos recibió 1,8 millones de euros en subvenciones públicas otorgadas por el gobierno del PP en la Comunidad de Madrid. Más recientemente, entre 2020 y 2023, Libertad Digital y esRdio recibieron un total de 1,7 millones de euros en publicidad institucional de la Comunidad de Madrid”, era uno de los apuntes que daba el perfil en X dentro de un extenso texto con multitud de cifras en este sentido.

El lío se ha vuelto a desatar en Vox con la dimisión de García-Gallardo, quien siguiendo los pasos de otros como Iván Espinosa de los Monteros se distanciaba del partido. Si bien eludía que la suya y otras dimisiones tuvieran nada que ver, sí reprochaba también contra el modus operandi de la dirección del partido, a la que condenaba el “chantaje” y las “zancadillas” llevadas a cabo, todo a la vez que hablaba de “guerra sucia”.

La exigencia del secretario general de Ignacio Garriga para que firmara la expulsión de dos miembros del Castilla y León por diferencias era la “guinda del pastel”, según García Gallardo, que situaba la polémica en el protocolo antiaborto que finalmente no entró en vigor tras frenarlo el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco.

Con todo, no renunció a criticar abiertamente y sin paliativos a la dirección de Vox. “Entiendo que el secretario general esté acostumbrado a tratar de esa manera a otras personas, pero es porque no me conoce a mí y yo nunca actúo con chantaje”, fue una de las frases lapidarias y que dan buena cuenta de cómo se ha gestado el divorcio.

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