La paz en el Medio Oriente ha sido esquiva. Ha sido una cuestión difícil y desafiante debido a la intransigencia árabe y al pensamiento ilusorio. El Plan de Partición de 1947 fue aceptado por Israel, pero rechazado por el mundo árabe, lo que condujo a que cinco países árabes atacaran a Israel. Las guerras de 1956, 1967 y 1973 contra Israel estuvieron inspiradas en el nacionalismo árabe, liderado en gran medida por el presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, y su colaborador cercano, el vicepresidente y sucesor Anwar Sadat. Sadat firmó la paz con Israel en 1979 cuando comprendió que Israel no sería derrotado en el campo de batalla y que miles de millones de dólares llegarían desde Estados Unidos para estabilizar su economía. Sadat fue asesinado por la Hermandad Musulmana, el mismo grupo del que surgió Hamás. Del mismo modo que la Hermandad Musulmana nunca aceptaría el acuerdo de Sadat con Israel, Hamás nunca aceptará la paz con Israel. Su carta fundacional exige la destrucción de Israel. Ese es su único objetivo y enfoque. El 7 de octubre dejó claro que Hamás no solo debía ser derrotado, sino eliminado de Gaza de una vez por todas. El plan del presidente Trump para Gaza tiene precisamente ese propósito. Lamentablemente, la mayoría de los habitantes de Gaza apoya a Hamás. Su reubicación les permitirá centrarse en sus vidas y las de sus familias en lugar de idear formas de atacar a Israel, cometer atrocidades y tomar… Leer más
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