«Es una pérdida muy sensible para Ribadesella. Un palo», cuentan los vecinos de Ana María Morán López. Muchos en el concejo ya echan de menos a la mujer de «la eterna sonrisa», a quien la muerte le sorprendió el pasado sábado, a los 101 años, en su domicilio, en la calle Comercio, a la altura de la Clínica Sella, en el mismo edificio, «el de Segundo González». Gijonesa del barrio de Cimadevilla, derrochó vitalidad casi «hasta el último día», echando una mano a las amigas, ayudando en el estanco y acudiendo puntual a su cita semanal en la peluquería. Tampoco falló en su sportinguismo, heredado de su padre, Edmundo Morán, exentrenador, exjugador y exdirectivo del Sporting. Una afición, la rojiblanca, compartida con los miembros de la peña sportinguista Pleamar de Ribadesella. Con ellos también vivió «uno de los días más felices» de su vida. Fue en El Molinón.
Así se lo confesó Ana a Roberto Valle, presidente de la peña Pleamar, colectivo que la acompañó en su visita al municipal gijonés en mayo 2022, ante el Girona, tras casi treinta años sin ir al campo. Ella, que llegó a ser la abonada número 25 del Sporting, tía política también del entrenador de baloncesto Pepu Hernández, visitó con emoción «una placa que hay en los bajos del campo con el nombre de su padre. Decía que no se quería morir sin ir a verla. Fue todo en un viaje sorpresa. Le dijimos que íbamos a pasar el día en Gijón, pero no que iríamos al partido. Se llevó una alegría. Fue entonces cuando nos dijo que había sido uno de los días más felices de su vida». El Sporting la invitó a vivir el partido desde el palco presidencial, donde también estuvo acompañada por Emilio Llerandi, vicepresidente de la Federación de Peñas, y un icono de aquel equipo con el que tanto disfrutó durante los mejores años de los rojiblancos: Joaquín Alonso. La foto junto a él en el palco es ahora un emotivo recuerdo para quienes conocieron a Ana, una mujer fuerte, ejemplo para sus vecinos en Ribadesella, donde este domingo recibió el último adiós en la iglesia parroquial de Santa María Magdalena.