Las votaciones que llaman la atención, las que salen en los telediarios con una pantalla que refleja un hemiciclo lleno de puntos verdes o rojos, según lo que haya votado cada diputado, son aquellas en las que se aprueban o se tumban leyes. Sin embargo, hay cientos de votaciones más que son las que determinan el sentido de una norma. Son miles las enmiendas que se debaten en las comisiones para modificar este o aquel aspecto de una ley. Y si usted quiere saber qué votó tal o cual partido a estas modificaciones, no puede. No hay registro alguno.
Pongamos un ejemplo práctico con la ley estrella de la legislatura, la amnistía. Si recuerda, hubo una gran polémica sobre si la medida de gracia debía cubrir las causas por terrorismo. Al final, quedaron fuera. Todo esto se votó en la Comisión de Justicia, a través de una enmienda transaccional. «Efectuada la votación, dio el siguiente resultado: votos a favor, 20; en contra, 17. Por tanto, queda aprobada», esta es la única información que hay en el Diario de Sesiones.
Pero, ¿de qué partidos son esos 20 votos favorables? ¿Y los 17 ‘noes’? No se sabe. Los diputados votan a mano alzada, los miembros de la Mesa echan cuentan y registran el total. Nada más. Con suerte, si sigues la retransmisión de la comisión puedes ver qué parlamentario levanta la mano en cada momento. El Congreso quiere poner solución a esta falta de transparencia y estudiará cómo poder ofrecer los resultados nominales de todas estas votaciones que se realizan en comisiones.
Así lo recoge la propuesta de contenidos redactada por la Secretaría General del Congreso para el I Plan de Parlamento Abierto. El objetivo será «aumentar significativamente la transparencia legislativa y mejorar el acceso a la información». En este sentido, la Cámara Baja llevará adelante un estudio para identificar la mejor tecnología que permita ofrecer los resultados de las votaciones desglosados por diputado, de tal forma que se pueda identificar claramente quién vota qué.
Transaccionales y lobbies
Y no solo eso. Volvamos por un momento al ejemplo de la amnistía y esa enmienda transaccional que se aprobó para dejar fuera las causas por terrorismo. Si usted busca esa enmienda en la veintena de documentos que el Congreso tiene sobre la tramitación de la medida de gracia no la encontrará nunca. Básicamente, porque no está. Las enmiendas transaccionales, las cuales se suelen pactar en mitad del debate en comisión, no se publican. La Cámara Baja también quiere remediar esto y ha incluido en este plan la publicación de todos estos textos.
Además, entre los compromisos está regular y publicar la huella legislativa de todas las iniciativas legislativas. ¿Qué es esto? Pues un dosier en el que se refleje la posible influencia de lobbies, instituciones u organizaciones en la tramitación de una ley. Así, los grupos deberán informar de los contactos que mantiene con estos grupos de interés y la información que reciben de estos. A esto se añadirán los «cambios y las modificaciones que la iniciativa haya experimentado en cada etapa del procedimiento».
Las propuestas de los grupos
A este texto inicial, con la que la mayoría de los grupos está de acuerdo, PP, PSOE y Sumar han presentado varias propuestas adicionales. Los populares, por ejemplo, plantean establecer la obligación de que el ministro de la Presidencia comparezca ante la Cámara Baja para informar sobre el Plan Anual Normativo del Gobierno. Los socialistas, por su parte, quieren implementar un régimen sancionador para aquellos diputados que no cumplan con sus obligaciones, como informar de las reuniones con lobbies.
Y Sumar propone flexibilizar la tramitación de las iniciativas legislativas populares, para favorecer la participación ciudadana, e introducir un sistema de «rendición de cuentas sobre el cumplimiento de las proposiciones no de ley». Este tipo de iniciativas sirven para instar al Ejecutivo a actuar de una determinada manera, pero carecen de valor jurídico. Con la modificación de los de Yolanda Díaz se podría comprobar si el Gobierno cumple con los deseos de la Cámara Baja.