Si finalmente hay conflicto arancelario con Estados Unidos, si es que lo hay, uno de los sectores económicos que más directamente notaría el impacto sería el agroalimentario, el motor exportador de España en estos momentos. Aceite de oliva, vinos, carne de porcino (lo que incluye el cotizadísimo jamón ibérico) y cítricos son algunos delos productores que ya se han puesto a trabajar para, como vienen avisando desde hace unos días los políticos, estar preparados ante el posible anuncio de la Casa Blanca. En algún caso, como el del sector aceitero, no se ha ideado un único ‘plan b’. Hay hasta cuatro alternativas planteadas, explica Rafael Picó, director general de Asoliva, la asociación que agrupa a los exportadores de aceite de oliva. «Desde que el ahora presidente Donald Trump se encontraba en campaña electoral, y en cuanto ganó las elecciones, hemos estado haciendo prospecciones y valorando qué rumbo deberíamos tomar«, confiesa Picó.
Esta misma semana, en la inauguración del salón Barcelona Wine Week, el ministro de Agricultura, Luis Planas, trasladaba la misma recomendación a los vinicultores. «Si las amenazas de Trump llegaran a llevarse a término, México y los países del Mercosur son la gran oportunidad«, apuntó Planas, «no solo para la producción de vinos, sino para todo el sector agroalimentario», indicó.
El titular de Agricultura instó a las empresas del sector a empezar a mirar hacia esos mercados, pero, según explican fuentes de la Interprofesional Vino de España, el consejo del ministro no les ha pillado con los brazos cruzados. Desde hace ya un tiempo, «cada vez son más las bodegas españolas que tienden a la diversificación, con mercados que están mostrando fuertes crecimientos como es el caso de México, Polonia o Japón», indican a preguntas de este diario.
Con todo, la organización reconoce que Estados Unidos es todavía un mercado importante para los vinos españoles. Es el primer destino mundial para los espumosos, con 21 millones de litros exportados en el último año (+7,7%), por valor de 73,6 millones de euros (+9,6%), «supone en torno al 15% del total de las exportaciones españolas de vinos espumosos». Es también el segundo destino en relación al valor de los vinos envasados, con 243,1 millones de euros exportados el año pasado (el último dato disponible es de noviembre).
El caso del aceite de oliva
«Aunque en estos momentos no existen razones objetivas para que las relaciones comerciales de Estados Unidos con España cambien», como dijo el ministro, el impacto directo de una posible imposición de aranceles a la Unión Europea por parte de la Administración Trump sería más limitado para España que para otros socios comunitarios como Italia, Alemania o Francia. Y pese a que la balanza comercial española con el país norteamericano es deficitaria, es decir se importa más de lo que se exporta, productos como el aceite de oliva sí tienen una alta dependencia de ese destino, uno de sus principales compradores. «El año pasado enviamos para allá 180.000 toneladas de producto… No existe ningún otro mercado en el mundo con el poder adquisitivo que tiene el mercado americano que sea capaz de absorber ese volumen», admite Picó.
Mientras tanto, sectores como el porcino están, cada vez más, abriéndose camino hacia China (con misiones comerciales que ha encabezado el mismo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez), aunque su apuesta pasa por estrechar las relaciones comerciales con los 130 países con los que ya trabajan sus empresas. «Esa estrategia se ha mostrado siempre muy exitosa a la hora de trasladar volúmenes a otras zonas en caso de ser necesario, como sucedió por ejemplo cuando se produjo el veto ruso a los alimentos europeos», puntualiza un portavoz de la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca (Interporc). Aun así, el negocio del porcino hacia Estados Unidos es importante. Entre enero y noviembre pasados, se enviaron a ese país 13.248,80 toneladas de productos, «valoradas en torno a 100 millones euros, de los que casi el 50% corresponden a paletas y jamones curados», indica el mismo interlocutor.
«Al aceite de oliva la alternativa china no le vale, porque es un país muy sensible a las oscilaciones de precios. Eso se ha visto recientemente, ya que en cuanto se ha encarecido el producto, como ha ocurrido en estos dos últimos años de malas cosechas, se ha reducido la exportación prácticamente en un 50%», reflexiona el presidente de Asoliva.
La principal preocupación de los exportadores de aceite de oliva viene del sur. «Si al final se aplican aranceles a la Unión Europea, es más que probable que los distribuidores americanos se vayan a buscar aceites de Marruecos, de Túnez, de Turquía, de Argentina o incluso de Siria, que ahora quiere abrir sus fronteras», cuenta el director general de Asoliva. «Si se aplican de manera general, sobre el producto, no hay problema, porque nuestro aceite es muy competitivo y les supera a todos ellos en calidad», agrega.
El tercer sector agroalimentario español en volumen de exportaciones es el de cítricos (naranjas, mandarinas, limones y pomelos), pero en este caso la amenaza estadounidense no causa perturbación. «Estados Unidos llegó a ser nuestro primer destino exportador fuera de la Unión Europea hasta que en 2019, durante el primer mandato de Trump, se nos subieron ya los aranceles para dar prioridad a la producción local, fundamentalmente de California, Florida y Texas», explican desde la Asociación Comité de Gestión de Cítricos, que agrupa a los exportadores de estos productos. Desde entonces, las empresas han optado también por la diversificación y sus principales clientes son ahora «los países comunitarios, sobre todo, y en segundo término, el Reino Unido».
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