Las elecciones generales de Kosovo han perfilado un horizonte de turbulencias en la política kosovar. La abstención aumentó casi ocho puntos, y el principal favorito, la coalición liderada por el partido nacionalista Vetëvendosje, perdió unos ocho. Con ello, de confirmarse el escenario, Albin Kurti habría repetido la victoria de los anteriores comicios de 2021, pero su éxito habría resultado amargo: sin una clara mayoría, el hasta ahora mandatario no tendría asegurado mantenerse en el poder.
Los resultados oficiales provisionales, con el más del 70% escrutado y ofrecidos en una jornada en la que la página en línea de la Comisión Electoral sufrió múltiples colapsos y hubo dificultades en el conteo, confirmaron la victoria con retroceso de Kurti, quien obtuvo alrededor del 42% de los votos, lejos del 50,3% logrado en las elecciones generales de hace cuatro años. Por el contrario, sus tres principales rivales habrían logrado, juntos, superar a la coalición del primer ministro, según los datos divulgados.
Se trata de Bedri Hamza, el alcalde de Mitrovica Sur y líder del Partido Democrático de Kosovo (PDK, el partido de Hashim Thaçi), y Lumir Abdixhiku, jefe de la Liga Democrática de Kosovo (LDK), quienes se habrían colocado en segundo y tercer lugar. Se les añade también AAK-NISMA, otro partido surgido de la UCK (como el PDK) y liderado por Ramush Haradinaj, que habría alcanzado el tercer puesto.
Pactar
Con ello, el próximo paso de Kurti será —con toda probabilidad— iniciar un laborioso toma y daca para formar alianzas que hagan posible formar Gobierno con partidos más pequeños y las minorías, que tienen 20 escaños reservados en el Parlamento (10 para los serbokosovares y otros 10 para otros grupos). En las elecciones, 1,9 millones de kosovares fueron llamados a ejercer su derecho para elegir entre las 28 listas electorales que se presentaban a la cita; la participación fue del 40%, según cifras también parciales difundidas al cierre de la votación.
Una victoria insuficiente de Kurti era un escenario que los analistas habían previsto. Una de las causas remite a que el político se ha ganado diversos enemigos en su primer mandato, dentro como fuera de Kosovo, debido a su intransigencia y su determinación, a menudo con acciones abruptas, para eliminar toda presencia del Estado serbio en Kosovo. Lo que ha ciclícamente aumentado la tensión con Belgrado y con la minoría serbia.
Críticas desde EEUU
Durante la campaña electoral, otra piedra en el zapato de Kurti fueron las críticas de Richard Grenell, el enviado especial de Donald Trump para misiones especiales. Días atrás, Grenell descalificó al mandatario kosovar, que considera a sí mismo un izquierdista, como un aliado que no ha sido «confiable, ni durante el primer mandato del nuevo presidente estadounidense ni durante el del anterior, Joe Biden».
Y más aún. Grenell también habría sugerido que sin cambios en el Gobierno kosovar, EEUU dejaría de apoyar al país, según una conversación de la que informó Haradinaj. El trasfondo de ello es, por supuesto, que Pristina y Belgrado se encuentran en la actualidad completamente estancados en su negociación para poner fin al conflicto que mantienen desde que Kosovo decidió separarse de Serbia.