El encuentro de Patriots en Madrid -el grupo de Vox en el Parlamento Europeo- no solo sirvió para concentrar a varios de los dirigentes de la extrema derecha europea para defender su propio proyecto -lejos del consenso de populares y socialdemócratas en la Comisión- sino para enviar un mensaje de apoyo absoluto a Donald Trump y la nueva era que empieza con su Administración. Para Santiago Abascal esa exhibición de sus alianzas es clave, porque el dirigente ultra en España ha encontrado en sus interlocutores internacionales un trampolín para su partido.

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