«Para mí es un orgullo. Es el reconocimiento al trabajo de un año repleto de esfuerzo, de muchos resultados. Estos no han sido solo míos, sino de todo el equipo», reflexiona de inicio Bea Ortiz. A sus veintinueve años, con mucho waterpolo por delante, es consciente de que será muy complicado superar el listón que ha dejado el 2024. Feliz, satisfecha por el año vivido e ilusionada por lo que está por llegar, atiende a MD.
Campeona olímpica, medallista de bronce mundial, medallista de plata europea, campeona de Europa con su Astralpool Sabadell, mejor jugadora del mundo por World Aquatics, mejor jugadora de Europa por European Aquatics y Total Water Polo Player de 2024. Es el palmarés amansado por la jugadora rubinense en los apenas doce meses transcurridos en el último año. Un sueño para la carrera deportiva de cualquier jugador del mundo, pero una realidad para una Bea que ha vivido su año de consolidación como una de las estrellas más brillantes del planeta waterpolo.
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El oro olímpico reluce entre toda esa larga lista de éxitos como una de las sólidas bases sobre la que se han asentado los premios individuales. «Para mí es un orgullo. Son el reconocimiento al trabajo de un año repleto de esfuerzo, de muchos resultados. Estos no han sido solo míos, sino de todo el equipo», agradece Bea. Hay mucho trabajo a la sombra de los premios. «Es que ha sido un año duro, pero a la vez muy bonito. Que te reconozcan de esta manera es un orgullo y reconforta mucho», insiste.
Porque los premios individuales han premiado su capacidad de liderazgo, su versatilidad, su buena labor en defensa y en ataque. Pero, sobre todo, algo más. «Se valora el trabajo, las horas que la gente no sabe que pasamos entrenando. Sacrificamos muchas cosas, estamos muchas horas y muchos días trabajando durante el año para conseguir nuestros sueños», explica Bea. «La gente creo que no es consciente de ello y estos reconocimientos hacen que todo valga la pena», afirma.
«Se valora el trabajo, las horas que la gente no sabe que pasamos entrenando. Sacrificamos muchas cosas, estamos muchas horas y muchos días trabajando durante el año para conseguir nuestros sueños»
Bea Ortiz es consciente de que nada podría pasar sin algo fundamental en el waterpolo: el equipo. Todas sus compañeras han tenido un papel clave en los éxitos del pasado año. «Éramos muchas las candidatas a ganar el premio y todas los merecíamos. Muchas por llegar al lugar al que han llegado; nosotras por conseguir todo lo que hemos logrado. Solo puedo dar gracias a la gente que ha votado y se ha decidido por mí», agradece.
Un año para toda la vida
Aunque el mayor reconocimiento es quizá la satisfacción eterna que el 2024 provocará en el waterpolo español, con el éxito de París al mando. «Pero al final no creo que el oro olímpico sea cuestión del 2024, sino que viene de muchos años atrás», reflexiona Bea. «Llevamos un camino muy bueno, de muchas cosas vividas, pero también de muchos altibajos, porque ha habido momentos duros vividos. Todas hemos conseguido ganar la medalla que nos faltaba, la que tanto hemos soñado», celebra.

El oro de París con la selección, la cumbre para Bea Ortiz
Pero no es capaz de escoger un momento concreto del proceso. «Me quedo con todos los momentos. No solo los buenos, sino también los malos, porque todos al final te enseñan una cosa u otra«, explica Bea. Como muestra, la dura derrota de la final del Europeo de Eindhoven o la medalla de bronce del Mundial de Doha.
«Aprendimos que cada medalla que se gane hay que dejarla atrás, porque ganar el año anterior no quiere decir que vayas a seguir ganando. Todo requiere un trabajo, un esfuerzo, un sacrificio», cuenta. «Es lo que hacemos día a día para poder conseguirlo, independientemente de los resultados. Hay que seguir trabajando duro día a día para poder lograr lo que de verdad sueñas», afirma Bea.
El ‘día a día’ es muy repetido por la jugadora rubinense porque es clave para alcanzar los éxitos. «La presión se gestiona partido a partido. Nunca pensamos más allá», cuenta. París fue la más clara muestra de ello. «El planteamiento nos permitió disfrutar de todas las etapas de los Juegos. La llegada a la Villa, la inauguración, el poder ver a los demás deportistas… Cuando nos focalizamos en la competición, nos ayudó el paso a paso, el trabajar una cosa detrás de la otra para acumular todo ese trabajo de cara al final», explica.
Ciclo nuevo y cambios destacados en el club y en la selección
Vuelve una época para empezar a gestionar la presión, aunque en esta ocasión a nivel de clubes. Tras otro inicio de año pletórico en la piscina con la conquista de la fase inicial de la Copa del Mundo con la selección, la resolución de la Champions, la Liga y la Copa de la Reina con el Astralpool Sabadell es ahora la prioridad de Bea Ortiz.
«Aprendimos que cada medalla que se gane hay que dejarla atrás, porque ganar el año anterior no quiere decir que vayas a seguir ganando. Todo requiere un trabajo, un esfuerzo, un sacrificio»
Su peso en el equipo, ya de por sí muy grande, va a tener que ser mayor aún en esas competiciones porque el equipo vallesano las va a afrontar sin dos de sus pilares, una Judith Forca y una Maica García que han anunciado sus respectivos embarazos. «Para nosotras son noticias muy bonitas. Es un paso para el deporte y para la mujer», celebra Bea.
El paso en el agua van a tener que darlo ella y sus compañeras. «Tenemos que aportar un paso más y somos conscientes de que vamos a tener más minutaje dentro del agua», explica. «Pero con el equipo que tenemos creo que somos capaces de lograr cualquier cosa», avisa. Por ello, el objetivo no cambia. «Queremos ganar todo lo que se nos ponga por delante. Vamos a ir a por ello. Seguimos estando igual que antes, con noticias más positivas. Ellas nos van a acompañar dentro y fuera del agua durante todo el camino», dice sobre Judith y Maica.

Bea Ortiz, ya de por sí una de sus grandes referentes, con más galones que nunca en el Sabadell en esta parte final de la temporada
Pero también va a haber cambios en 2025 fuera de la piscina. En este caso, en la selección, en la que Jordi Valls ya tomó en enero el testigo de Miki Oca en la Copa del Mundo. Además, Laura Ester no sigue en el equipo nacional. «Hay un cambio en el equipo y una variación en el staff, así que es un año para adaptarse a los nuevos retos. Lo afrontamos con la ilusión de conocer situaciones nuevas y a gente nueva», explica Bea.
«Nosotras jugamos por y para nosotras. Lo que tenemos que hacer es seguir trabajando igual, sea quien sea el entrenador de la selección»
No considera que los cambios en el banquillo, a la espera de la decisión final de la RFEN sobre el puesto (el organismo federativo comunicó que sería tras la Copa del Mundo, con calma, cuando se analizaría la situación), vayan a afectar al rendimiento del equipo. «Nosotras jugamos por y para nosotras. Obviamente, nos acompaña un staff de nivel que hace un magnífico trabajo, de agradecer, muy positivo», cuenta la rubinense. «Pero nosotras lo que tenemos que hacer es seguir trabajando igual, sea quien sea el entrenador. Si lo logramos, estaremos contentas con el camino», avisa.
Un camino que afronta con máxima ambición a pesar de haber tocado el cielo en 2024. «Es cierto que la motivación se puede llegar a perder. Pero si eso pasa, o si a mí me pasa, la vida me estará diciendo que es momento de retirarme», reflexiona Bea. No es el caso por ahora: tras un año soñado, Bea Ortiz afronta el 2025 con el deseo de seguir a todos los niveles en la cima del waterpolo.