“A mí, lo único que me mosquea de todo esto, de todo este montaje, de la relación entre ‘Pecco’ (Bagnaia) y Marc (Márquez), es tanto buenismo como veo, la verdad”.
Guido Meda es la cabeza visible, el jefe, el presentador, el locutor, el narrador, de los grandes premios de MotoGP para Italia, a través de Sky Sport. Es, sin duda, la voz más autorizada del motociclismo italiano y ese era su juicio, hace un mes, en la presentación del equipo Ducati, en Madonna di Campiglio. Y, sí, en efecto, aquellos tres días fueron demasiado puros, blancos y no solo por la nieve.
La firma de Borgo Panigale ha conseguido crear lo que Michel Pirro, el piloto probador de la marca italiana, definió como el ‘dream team’ de MotoGP. Bagnaia suma tres títulos mundiales, 39 victorias y 74 podios en 212 grandes premios y Márquez, ocho cetros, la friolera de 88 triunfos y la locura de 150 ‘cajones’ en 267 grandes premios. Es imposible pedir más. Es pura ambición, lo nunca visto. Siempre se ha dicho, en el mundo del motor, ahora llamado motorsport, que tu compañero de equipo es tu primer rival, tu peor enemigo. Es la cúpula del trueno: dos entran, uno sale.
Demasiado favoritos
Los dos pilotos, los dos campeones, los dos candidatos llevan días, semanas, lanzándose piropos el uno al otro. Nadie duda de que van a trabajar para que la nueva ‘Desmosedici’ sea invencible, pero es que esa moto lleva siendo invencible desde hace un montón de años. Ducati va a repetir título, sea con el piloto que sea. Aún está en otra galaxia técnica, mejore Yamaha, se mantenga KTM, aunque Aprilia tenga al campeón y parezca que esta llegando Honda.
«No puedes comportarte siempre como un caballero, porque estos tipos te están pateando el culo. Deja de ser un señor o estos tíos te destrozarán»
Meda sabe lo que dice. Allí, en Madonna, se escuchó decir a Márquez que “yo acabo de llegar al equipo oficial, ‘Pecco’ lleva aquí toda la vida y, por tanto, como debe ser, su palabra debe ser la primera”. Cierto, pero en los test de Malasia de esta semana, todo el mundo, empezando por Bagnaia y terminando por el ingeniero Gigi Dall’Igna, se paraban a hablar con el ocho veces campeón del mundo en cuanto se bajaba de la moto. Nadie, nadie, tiene el tacto, la sabiduría, las artes de evolucionar y mejorar una moto como MM93.
Ducati ya se dio cuenta, pocas horas después de hacer la presentación en Madonna, a quién había fichado. La audiencia mundial de esa presentación fue de casi 2.5 millones de personas; la del año pasado, con Bagnaia y Enea Bastianini como protagonistas, apenas alcanzó las 440.000 visualizaciones. El gancho lo tiene Marc, los ojos están sobre el campeonísimo de Cervera (Lleida) y todo el mundo sabe que Márquez no hace prisioneros. Si está en Ducati, que lo suyo le ha costado, es para ganar el noveno título y dar caza a Valentino Rossi.
La bronca de Tardozzi
Es posible que los meses antes de que arranque el campeonato, la primera semana de marzo, en Buriram (Tailandia), todo sean flores y, sí, también trabajo en equipo “sobre todo para escoger el motor a utilizar en ésta y la próxima temporada”, coinciden los dos. Pero, una vez empiecen las carreras (de verdad), cada uno peleará por lo suyo. Y lo suyo es ser campeón, no hacer campeona a Ducati. Eso es demasiado fácil, lo puede conseguir cualquiera.
‘Pecco’ Bagnaia sonrie ante un comentario de Marc Márquez, en el test de Malasia de esta semana. / Alejandro Ceresuela
Márquez es la otra cara de la moneda. Márquez juega duro, muy duro, mientras que a Bagnaia le encanta decir que él es un señor. Le gusta tanto, tanto, que, el año pasado, ya se llevó la mayor bronca de su vida cuando Davide Tardozzi, Team Manager de Ducati, le llamó la atención, tras perder la carrera al ‘sprint’ de Buriram (Tailandia) ante Jorge Martín por no haber sido agresivo en la salida y dejar que ‘Martinator’ metiese la moto en la primera curva, con enorme determinación, le superase y ganase la carrera.
“Hoy Martín ha tenido el coraje para noquearte. Hizo lo que tenía que hacer. Lo tenía decidido. Eso es lo que tú tienes que hacer mañana, saliendo desde la ‘pole’. No puedes comportarte siempre como un caballero, porque estos tipos te están pateando el culo. Deja de ser un caballero o estos tíos te destrozarán”, le dijo Tardozzi. Bagnaia le hizo caso y, al día siguiente, ganó el GP.
Que Marc sea el malo
Quién sabe si recordando esa bronca, Bagnaia comentó en Madonna que iba a seguir siendo un señor. “Dejaré que Marc sea el ‘malo’”, dijo sin pestañear el bicampeón de MotoGP. “Yo soy un caballero, no pienso cambiar”. Al concluir los ensayos de Malasia de esta semana, Bagnaia reconoció que trabajar con Marc “es fantástico”. Pero, eso sí, Marc, el tercer día, hizo, en Sepang, un simulacro de carrera al ‘sprint’ con unos tiempos que le hubiesen convertido en ganador de la carrera del sábado del pasado año. Repito, Márquez está por lo que está.
«Yo no pienso cambiar. Soy y seguiré siendo un señor, un caballero. Es más, dejaré que este año Marc sea el malo»
A Márquez le preocupa cero estar en un equipo y correr para una marca italiana, teniendo como compañero de escudería al mejor italiano. También le da igual que el maestro y mejor amigo de ‘Pecco’ sea Valentino Rossi, que ya ha empezado a calentarle la cabeza a Bagnaia sobre lo que el ‘Doctor’, dolido en el alma por la jubilación que provocó el catalán, califica de “malas artes de Márquez”. Marc sabe que solo se ama a los ganadores y, de momento, no hay mayor ni mejor ganador en la parrilla de MotoGP que él.
Márquez ha llegado a Ducati de la mano del ‘gurú’ Gigi Dall’Igna que ha sido campeón con Bagnaia, que ha hecho campeón a un piloto privado como Jorge Martín y quién sabe si, ahora, quiere coronarse siendo el hombre que le proporcione la moto ganadora a un resurgido, resucitado, relanzado Marc Márquez. Parece una trilogía demasiado tentadora como para no hacer lo imposible para que se produzca. Y Márquez tiene toda la pinta, visto lo que hizo el pasado año (tres victorias con la moto del 2023), de empezar a parecerse al invencible piloto de 2019, que, cuando no ganaba, acababa segundo.