Pájaros cantores en Arucas / José Carlos Guerra
Aunque no se trata de un rasgo exclusivo del español de Canarias, sino de una figura común a las lenguas romances, es notable la presencia en el habla canaria de metáforas zoológicas que parangonan y describen comportamientos humanos. Y entre estas expresiones se encuentran las que se refieren a los distintos modos o modales que se adoptan al comer comparándolos con actitudes animales al ingerir alimento. En este sentido alguien puede «jartarse (hartarse) como una panchona», frase que haciendo referencia a una presunta voracidad de este pescado (panchona es como se conoce en algunas islas a la salema chica) indica cuando alguien come hasta la saciedad, incluso hasta embostarse; o se puede «comer menos que un gato viejo», que describe la inapetencia de estos felinos cuando envejecen. Lo mismo que se puede «comer como un cochino», frase que compara el apetito desmesurado de este animal con la glotonería y malos modales en la mesa; como se puede «comer como un pajarito», para querer decir que se come muy poco, lo justo.
Varios son los aspectos que sobre los pájaros tocan la paremiología y la fraseología popular. Así, por ejemplo, entre aquellas expresiones que tienen generalmente un sentido despectivo, en cuanto censura comportamientos reprochables, se encuentra el dicho que asevera: «por la cagada se conoce al pájaro», expresión escatológica que lleva a nivel indiciario la apariencia de las heces del animal para deducir en sentido figurado los aspectos negativos de los que adolece un individuo que se hace notar por sus actos y actitudes. Afín a esta es la que dice: «(ya) se sabe de qué pata cojea el pájaro», que alude a una persona de la que son de sobra conocidos sus defectos. La palabra «pájaro» tiene aquí una connotación peyorativa, como sucede también en la expresión «ese es un pájaro pinto» que se emplea para referirse a un sujeto poco fiable, un cuico, un zorro. En definitiva, el término pájaro guarda, la mayor parte de las veces, en nuestro repertorio fraseológico popular, un carácter desdeñoso (v.gr., «pájaro copión no tiene gracia»), a diferencia de la voz «pajarito» que posee la propensión benévola que transmite el dulzor de las voces isleñas cuando emplean el diminutivo.
Dentro de esta categoría se encuentra la expresión «comer como un pajarito» [o también, «se murió como un pajarito» ] que, como hemos dicho, es sinónima de comer poco, de manera comedida, lo estrictamente necesario. ¿Pero por qué se piensa que un pajarito come poco? La primera respuesta que de manera intuitiva nos viene a la mente es que si un ave come mucho, es decir, más de la cantidad de alimento suficiente para satisfacer sus necesidades diarias podría ganar sobrepeso y tener dificultades para alzar el vuelo rápidamente, lo que lo haría vulnerable frente a sus predadores naturales. Más allá de estas consideraciones, parece un hecho incontestable que los pajaritos comen relativamente poco en comparación con aves y otros animales más grandes, pues la cantidad de alimento que se consume suele ser proporcional al peso y envergadura del animal. Es, pues, su aspecto grácil el que nos lleva a asociar estas pequeñas criaturas con comer «poquito» para describir a una persona de poco apetito y de aspecto magro, frágil y enguirrado.