El presidente de Vox, Santiago Abascal, clausuró la cumbre de Patriotas por Europa en Madrid este sábado pasadas la una y media de la tarde. Un cónclave entre sus dieciséis aliados prolongado desde el viernes, donde se establecieron los objetivos políticos de los próximos dos meses en una jornada de trabajo, y que ha concluido con un mitin desde el Hotel Marriott Auditorium. En esa puesta en escena, desde Víktor Orbán a Marine Le Pen, pasando por Matteo Salvini y Geerts Wilders, se ha puesto en cuestión el funcionamiento de la UE, la corriente woke, la «ideología de género», se ha pregonado contra el islam y se ha exaltado la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Restándose impacto a la posibilidad de imposiciones de aranceles a Europa. Pero sobre todo, ha habido un respaldo claro a Abascal de cara a las próximas elecciones y frente a un Pedro Sánchez al que algunos socios han tildado de «corrupto» y con el «tiempo agotado».
Con Orbán y Le Pen como teloneros, arremetiendo contra la burocracia europea y reivindicando la construcción de una «alternativa fuerte», «patriótica» y en contra de la inmigración ilegal, Abascal recogió el testigo ante alrededor de 2.000 asistentes en los que la mayoría eran militantes de Vox. «Son las voces de millones de europeos, el futuro lo vamos a construir juntos. Nos pertenece», dijo Abascal agradeciendo las intervenciones de todos sus socios, también al estonio Martin Helme, a André Ventura de Chega, a la griega Afrodita Latinopoulou o Herbert Kickl del FPÖ, entre otros.
Especial dedicatoria a Le Pen, a la que Abascal tachó de «ejemplo de resistencia». «Ejemplo de victoria» en el caso de Orbán, reiteró Abascal. «Sánchez no puede caminar libremente por el Mercado de San Miguel como hizo ayer Orbán, al que llama ogro desde el parlamento español», apreció el presidente de Vox, aludiendo a la visita del húngaro a tomar un vino previo a la cumbre. Abascal, sin embargo, ha evitado profundizar en materia nacional en su intervención dejando todo el espacio al marco internacional. Al que se ha agarrado desde su reelección hace un año para reflotar electoralmente —al menos en las encuestas— a su partido. Sí ha hecho una referencia anecdótica a Sánchez y Alberto Núñez Feijóo para reivindicar su alianza con Patriotas: «Sánchez con Maduro y Feijóo con Von der Leyen«, ha declarado en oposición a populares y socialistas.
Las palabras de Abascal fueron enfocadas a recalcar la unidad, pero también la decisión de Vox de dar el paso para integrarse en Patriotas por Europa, algo que recientemente se ha cuestionado entre procuradores de Castilla y León militantes del partido. Y cuya expulsión desencadenó el lunes la marcha de Juan García-Gallardo como «gota que colmó el vaso».
«No era sensato ni eficaz hacer la lucha por separado. Tenemos que tender la mano a nuestros aliados en Europa, aparcar nuestras diferencias y cooperar constantemente ante los enemigos comunes», dijo Abascal abriéndose como puente entre las fuerzas de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) pilotado por los polacos de Ley y Justicia y por la influencia de Giorgia Meloni. Abascal, pese a todo, llamó a extender ese afán a fuera de Europa. Cooperando entre todos «contra los foros supranacionales que atacan nuestra soberanía». Se refirió a Bruselas, pero también a la OMS o la Corte Penal Internacional, haciendo un guiño de defensa al primer ministro israelí y socio, Benjamín Netanyahu. De hecho, Trump ha impuesto sanciones contra el organismo por sus acciones contra el dirigente en Gaza.
A los socios de Patriotas «nos une la defensa de la libertad, el amor por las patrias, la defensa de la frontera y estamos vinculados por los diferentes ataques que nos hacen las distintas piezas del globalismo», adelantó Abascal, quien alertó de futuros ataques. «Lo van a intentar todo: ataques físicos, judicializaciones, ataques mediáticos incluso el asesinato», apreció el de Vox, en referencia al intento en campaña contra Trump. «Ladran, luego cabalgamos. Os puedo prometer que los ataques se van a recrudecer«, «más de lo que lo hacen ahora, más que en el pasado. Pero vamos a seguir firmes».
Ventura, Wilders y Salvini arremeten contra Sánchez
Los roles se intercambiaron en la cumbre, cuando llegó el turno del presidente de Chega, Ventura, que hizo más de portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados con un alegato claro contra Sánchez y Feijóo. «Sánchez está más cerca de la cárcel con todo su Gobierno [por las causas de supuesta corrupción que rondan a su entorno persona y al PSOE], y Abascal está más cerca de ser presidente», expresó el portugués arrancando con ello el grito y el aplauso del auditorio. Entonces, una espontánea le interpeló entre el público: «¿Y qué hacemos con Feijóo?». Ventura reaccionó: «Feijóo y Sánchez son lo mismo. El PP y el PSOE son lo mismo. La corrupción es la misma, la voluntad para traer inmigración es la misma. Cambiar a Sánchez por Feijóo es un error tremendo«, denunció Ventura, quien en Portugal está emprendiendo una cruzada similar contra populares —ahora en el poder— y socialistas.
Ventura viene de destituir recientemente en su partido a Nuno Pardal, un torero amigo personal que defendía la castración de pederastas y ha sido acusado de prostitución de menores.
Feijóo y Sánchez son lo mismo. La corrupción es la misma, la voluntad por traer inmigración es la misma. Cambiar a Sánchez por Feijóo es un error tremendo
A Ventura le siguió el checo Andrej Babiš, quien acotó la viabilidad de Sánchez en el Gobierno. «Su tiempo se acaba, a todos sus socios». «Seréis los primeros en recuperar la cristiandad y acabar con el islam», dijo el líder de ANO 2011, quien encabeza las encuestas de cara a las legislativas checas de este año. Salvini atacó a Sánchez mediante el tema migratorio, aún con la cuestión del buque Aquarius, rechazado en la costa italiana y acogido en España por Sánchez nada más llegar al poder muy presente. Lo trasladó, de hecho, haciendo un esfuerzo Salvini en pronunciarse en castellano: «Sánchez y Open Arms han perdido. Bye bye Pedro, viva la libertad», apreció el dirigente de la Liga, absuelto en juicio tras impedir, durante su etapa como ministro de Interior, en agosto de 2019, a la ONG desembarcar en Lampedusa a 147 inmigrantes. Estuvieron 19 días bloqueados, en situación crítica.
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